Llamada también domus itálica, como hoy la vemos en tantos ejemplos de Pompeya y Herculano, es fruto del desarrollo de la cabaña primitiva. Su centro es el atrio rectangular que tiene una abertura en el centro del tejado, el compluvium, el agujero que servía para dar a la casa, luz, aire y agua, el agua de la lluvia que discurría por las cuatro vertientes del techo inclinadas hacia dentro y se recogía en el impluvium, la taza rectangular rehundida en el centro de la solería del atrio. Al fondo del atrio, y como habitación principal de la casa, se encontraba el salón, el tablinum.
La arquitectura romana de los dos últimos siglos de la República se caracteriza por la mezcla de elementos etrusco-itálicos y greco-helenísticos y por una innovación revolucionaria en la técnica de construcción: el opus caementicium, el hormigón antiguo.