Arqueta de las Bienaventuranzas
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Esta caja de forma prismática y tapadera piramidal es conocida con este nombre porque las siete placas de marfil que forran su estructura de madera representan este tema, interpretado en un estilo artístico propio del primer románico. Cada una de las bienaventuranzas aparece escrita en los arcos que enmarcan la escena repetida de un ángel que bendice a un personaje, probable alegoría de cada una de ellas. Estas piezas de marfil se fabricaron en el taller real de León en la primera mitad del siglo XI. Las placas de época taifa que recubren la parte posterior fueron añadidas a principios del siglo XIX.La arqueta fue donada por los reyes Fernando I y Sancha (1032-1065) a la colegiata de San Isidoro de León , donde seguramente fue empleada para guardar reliquias y depositada en la capilla, con cuyas pinturas presenta semejanzas de estilo. Permaneció allí desde la fecha de su donación (1063) hasta su ingreso en el Museo Arqueológico Nacional, en 1871, junto con otras piezas del tesoro. Durante la invasión francesa sufrió el robo de la placa que falta y quizás de otras de diferente tema que completa completarían el conjunto. Posteriormente, la arqueta fue recompuesta con el añadido de los marfiles andalusíes, que debieron pertenecer a otras piezas de la propia colegiata, quizás en mal estado.