Apoteosis de S. Hermenegildo

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Herrera el Viejo fue compañero de Juan de Roelas y padre del también pintor Herrera el Mozo. Constituye uno de los ejes principales de los inicios del Barroco en Sevilla. Su estilo, al igual que el de Roelas, debe todavía mucho al pasado Manierismo. Pero como podemos apreciar en este óleo, su estilo anticipa ya los rasgos barrocos. El sentido naturalista y corpóreo de sus personajes no escapa a los deseos de la Iglesia por enseñar con el arte los dogmas de su doctrina. El artista recurre a la tradicional división del espacio pictórico en una mitad terrenal y otra celestial, en el centro de ambas se encuentra la figura del santo, que está siendo elevado en cuerpo y alma al cielo. Esta imagen sirve como estímulo para el fiel, pues muestra a un ser humano intercesor entre la terrenalidad cotidiana y el mundo de Dios. Esta ligazón entre ambos mundos es muy evidente; si comparamos este lienzo con otro del mismo tema que pintó su hijo, la Apoteosis de San Hermenegildo del Museo del Prado, se hace más evidente este sentido terrenal del padre frente a la espiritualidad desenfrenada del hijo. Corresponden a momentos distintos de un mismo sentimiento durante el Barroco español.

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