La expansión del Islam
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Datos principales
Rango
Al-Andalus omeya
Desarrollo
Los historiadores han elaborado, a partir de estas fuentes , una versión de los hechos admitida en su conjunto. Estos acontecimientos tienen lugar en un contexto histórico que es preciso recordar brevemente. A principios del siglo VIII la conquista musulmana se había extendido hasta el Atlántico y hasta la orilla marroquí del estrecho de Gibraltar. El inmenso imperio musulmán que se estaba edificando lo gobernaba desde Damasco el califato omeya, régimen dominado por los aristócratas árabes cuyos elementos dirigentes pertenecían al grupo qurayshí, que había dominado políticamente La Meca antes del Islam. Eclipsado durante un corto período de tiempo por los compañeros más próximos al Profeta , este grupo había recuperado el poder al socaire de la gran crisis de los años 656-661 y había instaurado un Estado centralizado que tenía bastante bien controladas las provincias al tener la facultad de nombrar y destituir gobernadores. En este marco, a la vez religioso y político, la etnia árabe jugó un papel dominante. Las guarniciones que controlaban militarmente el conjunto y que, en principio, estuvieron asalariadas, estaban constituidas principalmente por elementos tribales árabes instalados en las provincias conquistadas, sobre todo en los núcleos urbanos más importantes o en su alrededor. Uno de los mayores problemas de este grandioso edificio político era el de las relaciones del elemento árabe dominante con los pueblos conquistados.
Ciertos historiadores, como Shaban, consideran incluso que esta rivalidad entre facciones tribales de árabes del norte (qaysíes) y del sur (yemeníes), que existía desde mucho antes pero que provocaba conflictos cada vez más frecuentes e inquietantes para la solidez del régimen tras la muerte del califa Abd al-Malik en el 705, no sería de hecho más que la traducción en términos tradicionales de una oposición entre dos tendencias políticas: la que quería mantener un dominio árabe duro (los árabes del norte o qaysíes) y la de los yemeníes, que aceptaba una evolución hacia una mayor integración de los elementos musulmanes no árabes surgidos del movimiento de conversión al Islam de los pueblos conquistados.
Ciertos historiadores, como Shaban, consideran incluso que esta rivalidad entre facciones tribales de árabes del norte (qaysíes) y del sur (yemeníes), que existía desde mucho antes pero que provocaba conflictos cada vez más frecuentes e inquietantes para la solidez del régimen tras la muerte del califa Abd al-Malik en el 705, no sería de hecho más que la traducción en términos tradicionales de una oposición entre dos tendencias políticas: la que quería mantener un dominio árabe duro (los árabes del norte o qaysíes) y la de los yemeníes, que aceptaba una evolución hacia una mayor integración de los elementos musulmanes no árabes surgidos del movimiento de conversión al Islam de los pueblos conquistados.