El palacio de Versalles
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Datos principales
Rango
Barroco6
Desarrollo
La no terminación de las obras del Louvre se debió a que Luis XIV decidió trasladar su residencia a Versalles. Para apoyar tal decisión se pueden señalar varias razones que estarían en la mente del monarca. En primer lugar, desearía vivir fuera de París, temeroso de la posibilidad de una multitud embravecida por los motines como la recordaba desde su infancia en los días de la Fronda; junto a ello, el palacio del Louvre era incómodo y pequeño para una corte tan numerosa como la que deseaba tener con él. Además pretendía que esa nobleza estuviera aislada del pueblo trabajador de París para no exasperarle ante la holganza y constante vida de diversión a la que el propio rey la entregaba a fin de tenerla entretenida y sometida, evitando así la posibilidad de que también ella se levantara como ocurrió durante la Fronda de los Príncipes; es lo que Mourois expresó de forma elocuente diciendo que Luis XIV cambió a la nobleza las armas por la etiqueta.Por ello Versalles se presentaba como el lugar ideal, pues, situado a 21 km al suroeste de París, quedaba lo suficientemente cerca como para hacer pensar que el rey residía en la capital y al mismo tiempo, estaba alejado ante posibles desmanes.Pero aquel palacio no tuvo su origen en la persona de Luis XIV, sino que fue su padre Luis XIII quien le había dado nacimiento al encargar a Philibert le Roy la construcción de un palacete para que le sirviera de refugio de caza en una zona cinegéticamente muy rica donde podía desarrollar ésta que era su gran afición.
Pero aquel edificio en nada presagiaba lo que llegaría a ser, pues era una sencilla edificación dispuesta sobre una planta en U, con los pabellones de las esquinas resaltados, y con el lado oriental cerrado por una sencilla arquería, rodeaba el conjunto un foso y había un incipiente jardín.Esta construcción resultaba incómoda; pues la distribución interior era en enfilade, en la que se disponía una sucesión de habitaciones a lo largo de las alas, lo que propiciaba las fuertes corrientes de aire que hacía que los acompañantes del rey acudieran al lugar a regañadientes y por obligación. Sin embargo, a pesar de los inconvenientes, Luis XIV se encariñó con el lugar, decidiendo transformarlo a lo largo de tres etapas ligadas a hechos históricos y a personajes femeninos trascendentales en su vida.El primero de estos períodos se situaría entre los años 1661 y 1668 y estuvo determinado por ese encariñamiento del rey. Esta atracción estuvo relacionada por los amores con la primera amante oficial, Louise de la Vallière, con la que acudía al palacete de Versalles convertido entonces en refugio de sus amores. Había ocurrido que Luis XIV y su cuñada Enriqueta de Inglaterra se habían sentido atraídos mutuamente; para evitar el escándalo y el problema diplomático que podía surgir con la Corona inglesa, ambos enamorados trataron de disimular, aparentando que a quien pretendía el rey era a Louise de la Vallière, dama de compañía de Enriqueta de Inglaterra.
Pero lo que fue una ficción acabó convirtiéndose en realidad, y Luis XIV se enamoró de ella, sintiendo desde entonces una predilección especial por aquel lugar al que ambos se dirigían en sus paseos a caballo.Decidió, pues, convertir el palacete en un lugar de recreo para lo que encargó a Louis Le Vau una serie de reformas de pequeña entidad que acondicionaran el edificio para hacerlo más cómodo. Se debía conservar toda la obra anterior, haciéndose añadidos decorativos en el patio, y solamente como obra constructiva nueva se edificaron dos alas prolongando las del patio, destinadas una a cocinas y otra a cuadras. Pero éstas se hicieron independientes de la construcción anterior, ya que quedaron separadas por el foso que no se rellenó, cerrándose el nuevo antepatio con una verja azul y dos pequeños cuerpos de guardia.Pero, al hacer este añadido, quedó un alto escalón entre el nuevo patio y el terreno situado ante él. La solución para el acceso al palacio se logró mediante una plataforma circular e inclinada en la que se dispusieron tres caminos de entrada, uno directamente por el diámetro, para coches y peatones, y otros dos bordeando el círculo, exclusivamente para peatones. A los lados de esta plataforma se levantaron seis pequeños pabellones de planta cuadrada construidos con piedra y ladrillo destinados a servir de alojamiento a invitados y artistas.Tras esta etapa, Luis XIV decidió convertir el palacio en residencia de la Corte, con lo que se entra en la segunda etapa de la construcción de Versalles que se extiende entre los años 1668 y 1678.
La ocasión para tal determinación se le presentó con la celebración de las fiestas por la firma del Tratado de Aquisgrán (1668) que sellaba la paz tras la Guerra de la Devolución (1667-1668), y por el que Francia se anexionaba importantes plazas del Flandes español.Fue también durante el transcurso de estas fiestas el momento en que se hizo oficial el cambio de favorita por parte de Luis XIV. Louise de la Vallière, ya no entretenía al rey, y para intentarlo nuevamente recurrió a una amiga, Françoise Athénais Rochechouart, esposa del marqués de Montespán, mujer prepotente, sumamente ambiciosa y que, aprovechando la ocasión, pasó al primer plano en los favores del rey a quien dominó durante los años de este segundo período, haciéndose por otra parte odiosa a los ojos de toda la Corte, debido a su carácter.Consciente el rey, especialmente a causa de la fiesta, de la incapacidad del palacio para alojar a los miembros de la Corte y de servir de residencia permanente para su persona, tomó la determinación de ampliarlo pese a la oposición de Colbert, que opinaba que el rey debía vivir en la capital del reino. Se optó entonces entre dos soluciones; por un lado, estaba la que pretendía Colbert, tendente a conservar lo existente y envolver estas partes con la obra nueva, lo que sería menos costoso y tal vez menos bello, por lo que el rey podría revocar su decisión de vivir en Versalles; por otro lado, Luis XIV era partidario de derribar lo antiguo y hacer un nuevo palacio, aunque su opinión fue cambiante.
Finalmente, se escogió la solución de la envoltura encomendándose los trabajos a Louis Le Vau.Pero cuando ya se llevaba hecha parte de la obra, Luis XIV cambia de idea y estima que se ha de hacer una nueva construcción; se da paso a ésta y de nuevo vuelve a detenerse porque el rey decide ahora volver a la envoltura. Reanudada entonces la envoltura, se llevaron los trabajos tan rápidamente que se finalizaron en seis meses, lo que tal vez evitó un nuevo cambio de opinión. Así, el antiguo palacio quedó como núcleo del nuevo edificio, conservándose casi como una reliquia. Por otra parte, aunque no llegaran a realizarse, hoy día resultan muy interesantes las soluciones que a las distintas intenciones proponía Le Vau y que estaban en la línea de sus actuaciones en otros palacios.Pero, en 1670, al poco de comenzada la obra definitiva, falleció Le Vau, por lo que se hizo cargo de los trabajos su primer ayudante François d'Orbay, quien, como ha estudiado Albert Laprade, aunque siguió los planos de su predecesor, introdujo novedades, especialmente en la parte ornamental, que terminaron por enriquecer la obra y en definitiva dieron unidad al conjunto.La fachada al Parque quedó resuelta con una gran originalidad. Distribuida en veinticinco crujías, presentaba un aspecto italianizante que ya en el cuerpo bajo venía determinado por el empleo de sillares en almohadillado. Sumamente curioso resultó el primer piso, pues las once crujías centrales quedaron retranqueadas formando una terraza destinada a contemplar los jardines y observar las puestas de sol, aunque en realidad era el sustituto de los salones ovalados de los anteriores palacios de Le Vau con lo cual se daba un paso trascendental en la evolución de la fusión del edificio en los jardines, pues aquí el salón se ha disuelto en la naturaleza quedando al aire libre.
Por encima, y conservando el retranqueo de la terraza, se dispuso un ático con balaustrada rematada con trofeos y jarrones que ocultaban unos tejados bajos, lo que acrecentaba la semejanza con modelos italianos.En aquel Versalles se celebró en 1679 la firma de otra paz, la de Nimega, que ponía fin a la Guerra de Holanda (1678-1679), con la que Francia obtenía el Franco Condado y algunas plazas en los Países Bajos. Y nuevamente es la celebración de un tratado de paz el que señala un cambio para el palacio de Versalles, pues es en este momento cuando Luis XIV decide que pase a ser la sede del Gobierno, con lo que allí se concentraría toda la vida política y representativa de la nación, firmándose finalmente el decreto del traslado de la Corte y el Gobierno el día 6 de mayo de 1682.Además, por estas fechas se producía un nuevo cambio en la vida sentimental del rey, pues la marquesa de Montespán fue cayendo paulatinamente en desgracia, ya que, a la par que se apagaron sus encantos físicos, arreciaron las amonestaciones de Bossuet al rey por su vida licenciosa. Pero la caída terminó por consolidarse cuando, para evitar lo que ya parecía irremediable, la Montespán entró en contacto con cierta mujer llamada Voisin que le proporcionó filtros amorosos para administrar al rey y volverlo favorable; sin embargo, al poco, ésta fue acusada de envenenadora y la marquesa se vio salpicada por el asunto, con lo que definitivamente se apagó su estrella después de haber dominado la voluntad de toda Francia y de haber dado ocho hijos al rey.
Pero aquel edificio en nada presagiaba lo que llegaría a ser, pues era una sencilla edificación dispuesta sobre una planta en U, con los pabellones de las esquinas resaltados, y con el lado oriental cerrado por una sencilla arquería, rodeaba el conjunto un foso y había un incipiente jardín.Esta construcción resultaba incómoda; pues la distribución interior era en enfilade, en la que se disponía una sucesión de habitaciones a lo largo de las alas, lo que propiciaba las fuertes corrientes de aire que hacía que los acompañantes del rey acudieran al lugar a regañadientes y por obligación. Sin embargo, a pesar de los inconvenientes, Luis XIV se encariñó con el lugar, decidiendo transformarlo a lo largo de tres etapas ligadas a hechos históricos y a personajes femeninos trascendentales en su vida.El primero de estos períodos se situaría entre los años 1661 y 1668 y estuvo determinado por ese encariñamiento del rey. Esta atracción estuvo relacionada por los amores con la primera amante oficial, Louise de la Vallière, con la que acudía al palacete de Versalles convertido entonces en refugio de sus amores. Había ocurrido que Luis XIV y su cuñada Enriqueta de Inglaterra se habían sentido atraídos mutuamente; para evitar el escándalo y el problema diplomático que podía surgir con la Corona inglesa, ambos enamorados trataron de disimular, aparentando que a quien pretendía el rey era a Louise de la Vallière, dama de compañía de Enriqueta de Inglaterra.
Pero lo que fue una ficción acabó convirtiéndose en realidad, y Luis XIV se enamoró de ella, sintiendo desde entonces una predilección especial por aquel lugar al que ambos se dirigían en sus paseos a caballo.Decidió, pues, convertir el palacete en un lugar de recreo para lo que encargó a Louis Le Vau una serie de reformas de pequeña entidad que acondicionaran el edificio para hacerlo más cómodo. Se debía conservar toda la obra anterior, haciéndose añadidos decorativos en el patio, y solamente como obra constructiva nueva se edificaron dos alas prolongando las del patio, destinadas una a cocinas y otra a cuadras. Pero éstas se hicieron independientes de la construcción anterior, ya que quedaron separadas por el foso que no se rellenó, cerrándose el nuevo antepatio con una verja azul y dos pequeños cuerpos de guardia.Pero, al hacer este añadido, quedó un alto escalón entre el nuevo patio y el terreno situado ante él. La solución para el acceso al palacio se logró mediante una plataforma circular e inclinada en la que se dispusieron tres caminos de entrada, uno directamente por el diámetro, para coches y peatones, y otros dos bordeando el círculo, exclusivamente para peatones. A los lados de esta plataforma se levantaron seis pequeños pabellones de planta cuadrada construidos con piedra y ladrillo destinados a servir de alojamiento a invitados y artistas.Tras esta etapa, Luis XIV decidió convertir el palacio en residencia de la Corte, con lo que se entra en la segunda etapa de la construcción de Versalles que se extiende entre los años 1668 y 1678.
La ocasión para tal determinación se le presentó con la celebración de las fiestas por la firma del Tratado de Aquisgrán (1668) que sellaba la paz tras la Guerra de la Devolución (1667-1668), y por el que Francia se anexionaba importantes plazas del Flandes español.Fue también durante el transcurso de estas fiestas el momento en que se hizo oficial el cambio de favorita por parte de Luis XIV. Louise de la Vallière, ya no entretenía al rey, y para intentarlo nuevamente recurrió a una amiga, Françoise Athénais Rochechouart, esposa del marqués de Montespán, mujer prepotente, sumamente ambiciosa y que, aprovechando la ocasión, pasó al primer plano en los favores del rey a quien dominó durante los años de este segundo período, haciéndose por otra parte odiosa a los ojos de toda la Corte, debido a su carácter.Consciente el rey, especialmente a causa de la fiesta, de la incapacidad del palacio para alojar a los miembros de la Corte y de servir de residencia permanente para su persona, tomó la determinación de ampliarlo pese a la oposición de Colbert, que opinaba que el rey debía vivir en la capital del reino. Se optó entonces entre dos soluciones; por un lado, estaba la que pretendía Colbert, tendente a conservar lo existente y envolver estas partes con la obra nueva, lo que sería menos costoso y tal vez menos bello, por lo que el rey podría revocar su decisión de vivir en Versalles; por otro lado, Luis XIV era partidario de derribar lo antiguo y hacer un nuevo palacio, aunque su opinión fue cambiante.
Finalmente, se escogió la solución de la envoltura encomendándose los trabajos a Louis Le Vau.Pero cuando ya se llevaba hecha parte de la obra, Luis XIV cambia de idea y estima que se ha de hacer una nueva construcción; se da paso a ésta y de nuevo vuelve a detenerse porque el rey decide ahora volver a la envoltura. Reanudada entonces la envoltura, se llevaron los trabajos tan rápidamente que se finalizaron en seis meses, lo que tal vez evitó un nuevo cambio de opinión. Así, el antiguo palacio quedó como núcleo del nuevo edificio, conservándose casi como una reliquia. Por otra parte, aunque no llegaran a realizarse, hoy día resultan muy interesantes las soluciones que a las distintas intenciones proponía Le Vau y que estaban en la línea de sus actuaciones en otros palacios.Pero, en 1670, al poco de comenzada la obra definitiva, falleció Le Vau, por lo que se hizo cargo de los trabajos su primer ayudante François d'Orbay, quien, como ha estudiado Albert Laprade, aunque siguió los planos de su predecesor, introdujo novedades, especialmente en la parte ornamental, que terminaron por enriquecer la obra y en definitiva dieron unidad al conjunto.La fachada al Parque quedó resuelta con una gran originalidad. Distribuida en veinticinco crujías, presentaba un aspecto italianizante que ya en el cuerpo bajo venía determinado por el empleo de sillares en almohadillado. Sumamente curioso resultó el primer piso, pues las once crujías centrales quedaron retranqueadas formando una terraza destinada a contemplar los jardines y observar las puestas de sol, aunque en realidad era el sustituto de los salones ovalados de los anteriores palacios de Le Vau con lo cual se daba un paso trascendental en la evolución de la fusión del edificio en los jardines, pues aquí el salón se ha disuelto en la naturaleza quedando al aire libre.
Por encima, y conservando el retranqueo de la terraza, se dispuso un ático con balaustrada rematada con trofeos y jarrones que ocultaban unos tejados bajos, lo que acrecentaba la semejanza con modelos italianos.En aquel Versalles se celebró en 1679 la firma de otra paz, la de Nimega, que ponía fin a la Guerra de Holanda (1678-1679), con la que Francia obtenía el Franco Condado y algunas plazas en los Países Bajos. Y nuevamente es la celebración de un tratado de paz el que señala un cambio para el palacio de Versalles, pues es en este momento cuando Luis XIV decide que pase a ser la sede del Gobierno, con lo que allí se concentraría toda la vida política y representativa de la nación, firmándose finalmente el decreto del traslado de la Corte y el Gobierno el día 6 de mayo de 1682.Además, por estas fechas se producía un nuevo cambio en la vida sentimental del rey, pues la marquesa de Montespán fue cayendo paulatinamente en desgracia, ya que, a la par que se apagaron sus encantos físicos, arreciaron las amonestaciones de Bossuet al rey por su vida licenciosa. Pero la caída terminó por consolidarse cuando, para evitar lo que ya parecía irremediable, la Montespán entró en contacto con cierta mujer llamada Voisin que le proporcionó filtros amorosos para administrar al rey y volverlo favorable; sin embargo, al poco, ésta fue acusada de envenenadora y la marquesa se vio salpicada por el asunto, con lo que definitivamente se apagó su estrella después de haber dominado la voluntad de toda Francia y de haber dado ocho hijos al rey.