La escultura
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Datos principales
Rango
Chavín
Desarrollo
Pero es la escultura o mejor el grabado de estilo Chavín , en asociación con la arquitectura, el mejor exponente de este arte particular. Una serie de esculturas monumentales encontradas en el propio yacimiento de Chavín, junto con otro buen número de piedras talladas, han permitido no sólo definir el estilo con claridad sino establecer una cierta evolución dentro del mismo e investigar sobre las complejidades de su estructuración. Los exponentes más antiguos, fase AB, serían el famoso Lanzón o Gran Imagen, y una representación con la misma iconografía, una losa tallada, encontrada en el exterior. El Lanzón, la única escultura in situ, se encuentra en el cruce de dos galerías en el interior del Templo Viejo. Tallada en bajorrelieve, es un ser antropomorfo, con cabello y párpados en forma de serpientes y una gran boca con las comisuras vueltas hacia arriba con colmillos que emergen de la mandíbula inferior. La imagen hallada en el exterior se representa frontalmente y lleva en las manos una concha y una Spondylus. Estas esculturas se han identificado con la representación de una divinidad, el dios sonriente, cuya imagen principal estaría en el interior del templo y la exterior, más sencilla, para poder ser contemplada y venerada por un mayor número de fieles. La fase C estaría ejemplificada por el Obelisco Tello, monolito de forma rectangular, completamente cubierto de motivos grabados. El tema principal es un caimán, que se representa en dos caras de la piedra, pero complementada su forma con cabezas de felinos, serpientes, colmillos, figuras antropomorfas, vegetales, aves, peces y otra vez la concha Spondylus; todos los motivos se entrelazan además estrechamente unos con otros cubriendo totalmente la superficie del monolito.
Es probable que este obelisco fuese también un objeto de culto y su figura básica, el caimán, aparece también en otras esculturas, como un friso de granito encontrado al pie de una escalinata monumental en el mismo Chavín y en una estela, la llamada estela de Yauya. La Portada blanca y negra correspondería a la fase D del estilo. Asociada al Nuevo Templo, construida una mitad de granito blanco y la otra de caliza negra, está formada por dos columnas cilíndricas y monolíticas y un friso sobre ellas que se encontró caído y perdido en parte. En cada una de las columnas aparece grabada una figura antropomorfa con cabeza, alas y garras de ave rapaz. La representación de la columna norte se identifica con un halcón y la del sur con un águila. Ambas se encuentran de pie y llevan en las manos una especie de macana sujeta en posición horizontal. Se les considera como seres sobrenaturales menores, guardianes de la entrada del templo, mensajeros y servidores de los dioses. El friso, llamado de las falcónidas o de los cóndores, tiene grabadas ocho aves de perfil, siete de las cuales miran a la izquierda y una a la derecha. Se piensa que la mitad perdida de la cornisa debía tener otras ocho aves, colocadas de manera simétrica, una mirando a la izquierda y ocho a la derecha. Son representaciones de falcónidas, con boca y colmillos de felino y parte de las plumas convertidas en serpientes. Hay algunas diferencias entre ellas, siendo algo diferentes las que miran hacia la derecha, la del extremo opuesto y las otras.
Es probable que esa portada sirviera de acceso a la imagen venerada en el Nuevo Templo, imagen no encontrada pero que podría relacionarse iconográficamente con la llamada Estela Raimondi , el mejor exponente de la fase EF del estilo. La losa, grabada en una de sus caras, mide 198 cm de altura, 74 de anchura y 17 de espesor. La figura representada es la de un ser antropomorfo, de pie, visto de frente, con los brazos abiertos sosteniendo una especie de vara en cada mano. Tiene las comisuras de la boca vueltas hacia abajo y colmillos superiores e inferiores. Dos tercios de la piedra se ocupan con una elaborada complicación del cabello. Se identifica la figura con una divinidad llamada dios de las varas que se supone fue adorada en el Templo Nuevo, haciéndose más importante en un momento dado su culto que el de la Gran Imagen o dios sonriente. Y esta estela debió ser la representación exterior, dedicada a un culto generalizado, de una imagen conservada en el interior del templo que se ha perdido.
Es probable que este obelisco fuese también un objeto de culto y su figura básica, el caimán, aparece también en otras esculturas, como un friso de granito encontrado al pie de una escalinata monumental en el mismo Chavín y en una estela, la llamada estela de Yauya. La Portada blanca y negra correspondería a la fase D del estilo. Asociada al Nuevo Templo, construida una mitad de granito blanco y la otra de caliza negra, está formada por dos columnas cilíndricas y monolíticas y un friso sobre ellas que se encontró caído y perdido en parte. En cada una de las columnas aparece grabada una figura antropomorfa con cabeza, alas y garras de ave rapaz. La representación de la columna norte se identifica con un halcón y la del sur con un águila. Ambas se encuentran de pie y llevan en las manos una especie de macana sujeta en posición horizontal. Se les considera como seres sobrenaturales menores, guardianes de la entrada del templo, mensajeros y servidores de los dioses. El friso, llamado de las falcónidas o de los cóndores, tiene grabadas ocho aves de perfil, siete de las cuales miran a la izquierda y una a la derecha. Se piensa que la mitad perdida de la cornisa debía tener otras ocho aves, colocadas de manera simétrica, una mirando a la izquierda y ocho a la derecha. Son representaciones de falcónidas, con boca y colmillos de felino y parte de las plumas convertidas en serpientes. Hay algunas diferencias entre ellas, siendo algo diferentes las que miran hacia la derecha, la del extremo opuesto y las otras.
Es probable que esa portada sirviera de acceso a la imagen venerada en el Nuevo Templo, imagen no encontrada pero que podría relacionarse iconográficamente con la llamada Estela Raimondi , el mejor exponente de la fase EF del estilo. La losa, grabada en una de sus caras, mide 198 cm de altura, 74 de anchura y 17 de espesor. La figura representada es la de un ser antropomorfo, de pie, visto de frente, con los brazos abiertos sosteniendo una especie de vara en cada mano. Tiene las comisuras de la boca vueltas hacia abajo y colmillos superiores e inferiores. Dos tercios de la piedra se ocupan con una elaborada complicación del cabello. Se identifica la figura con una divinidad llamada dios de las varas que se supone fue adorada en el Templo Nuevo, haciéndose más importante en un momento dado su culto que el de la Gran Imagen o dios sonriente. Y esta estela debió ser la representación exterior, dedicada a un culto generalizado, de una imagen conservada en el interior del templo que se ha perdido.