Hospicio de Madrid
Localización
Desarrollo
El Real Hospicio del Ave María y Santo Rey Don Fernando fue fundado en 1673, conservándose de esta época sólo la capilla. Durante el reinado de Felipe V se construyó un nuevo edificio, siendo el autor, entre 1721-26, el arquitecto Pedro de Ribera. Se trataba de un edificio de planta irregular, organizado alrededor de grandes patios, siendo el principal rectangular y los demás asimétricos. Declarado monumento histórico artístico en 1919, el edificio sufrió importantes remodelaciones cuando se convirtió en sede del Museo Municipal de Madrid , en el año 1929, conservando su espectacular fachada, donde Pedro de Ribera se muestra con la misma elocuencia que en el programa iconográfico de la Plaza Mayor de Salamanca . La fachada principal, pulida con la delicadeza de un material noble, se despliega en un formidable giro ascendente, desarrollando las formas o comprimiendo el gesto de las figuras sin faltar a la claridad absoluta, tanto en el conjunto como en el detalle. Logra la más completa articulación de los planos, lo cual asegura su armonía y la visión plástica integral que la caracteriza. Pero también se aprecia en su programa iconográfico escultórico, ejecutado por J. V. Ron, la heroización monárquica como protectora y benefactora de los hombres. Los encuadres de follaje, el cortinaje que le imprime el carácter de espectáculo a la representación, el poderoso encadenamiento figurativo, ondulante y lleno de vitalidad, descubriendo al espectador el poder de las formas gigantes, es un simbolismo explícito de imágenes dominadas por la vida.
El riguroso marco escultural representa la aspiración de la monarquía como guía protectora y renovadora. Se mantiene la disposición de la fachada, libre del monumento en el aspecto físico, pero no de su función. Nos muestra con acento visible, casi furioso por la inquietud del genio del artista, el valor de las formas visuales como expresión de lo que representan. Ribera se inclina por la escenografía teatral donde triunfan tantas veces sus dotes de maestro de la perspectiva, y también por su gusto por una arquitectura visualizada desde un entorno al que potencia el edificio y decora, dando paso a sus dotes de gran urbanista. Pero en su organización compleja confiere un valor al mensaje alegórico, de raíz laica más que religiosa. Convierte su obra en telón donde se proclama el proteccionismo monárquico por la obra benéfica. Es un mensaje tras el cual se puede adivinar la función del edificio. La decoración barroca transmite el mensaje político de la monarquía.
El riguroso marco escultural representa la aspiración de la monarquía como guía protectora y renovadora. Se mantiene la disposición de la fachada, libre del monumento en el aspecto físico, pero no de su función. Nos muestra con acento visible, casi furioso por la inquietud del genio del artista, el valor de las formas visuales como expresión de lo que representan. Ribera se inclina por la escenografía teatral donde triunfan tantas veces sus dotes de maestro de la perspectiva, y también por su gusto por una arquitectura visualizada desde un entorno al que potencia el edificio y decora, dando paso a sus dotes de gran urbanista. Pero en su organización compleja confiere un valor al mensaje alegórico, de raíz laica más que religiosa. Convierte su obra en telón donde se proclama el proteccionismo monárquico por la obra benéfica. Es un mensaje tras el cual se puede adivinar la función del edificio. La decoración barroca transmite el mensaje político de la monarquía.