Casa Milá
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Datos principales
Fecha
1906-10
Autor
Lugar
Localización
Barcelona
Localización
Desarrollo
Pere Milá i Camps, entusiasmado por el efecto de la Casa Batlló , encargó a Gaudí la construcción de un inmueble en el mismo Paseo de Gracia con la calle Provenza, en el punto donde se había situado hasta el 1897, el límite entre el municipio de Barcelona y la villa de Gracia. La Casa Milá será la última de las cuatro obras que Gaudí realizará en el Passeig de Gràcia. Las dos primeras, la farmacia Gibert del 1879 y la decoración de la sala del bar Torino, del 1902, no han llegado hasta nuestros días. Mejor suerte han tenido la Casa Batlló y la ahora nos ocupa, conocida como La Pedrera. El señor Milá estaba casado con Rosario Segimon, viuda de un rico indiano, quién no estuvo nunca de acuerdo con la arquitectura y los diseños que Gaudí hizo para el piso principal, cambiando la decoración a la muerte del arquitecto. El edificio de seis plantas destinadas a viviendas se resuelve alrededor de dos patios interiores, uno circular y el otro ovalado, comunicados entre ellos. Cada una de las plantas de este doble edificio se divide en cuatro habitáculos, cuya distribución proporciona que todos ellos se orienten respecto de una fachada exterior. La construcción de la Casa Milá, iniciada en 1906, provocó varios problemas administrativos al sobrepasar sus medidas a las establecidas por las Ordenanzas Municipales. El reconocimiento por parte del Ayuntamiento del edificio como obra de interés artístico, justificó su no sujeción a las normas.
Gaudí propone una fachada que integra en la práctica, dos edificios, tratados con un criterio unitario y constituyendo un impresionante bloque pétreo, en constantes ondulaciones y oberturas, otorgándole ya por sus contemporáneos, y en sentido peyorativo, el sobrenombre de La Pedrera (La Cantera). No se trataba sólo de proporcionar oberturas para facilitar la iluminación y ventilación, sino de dotar de un ritmo al edificio, que se conseguiría mediante la combinación del vacío y el lleno. Para alcanzar ese efecto, la fachada debía quedar liberada de las funciones de muro de carga, por lo tanto se optó por la construcción de una fachada autoportante, conectada en cada piso con la estructura interior mediante unas jácenas de hierro curvadas que rodeaban perimetralmente la planta. La estructura del edificio se resuelve a base de pilares de piedra, ladrillo y hierro, y jácenas, en lugar de utilizar los tradicionales muros de carga, permitiendo así, la distribución interior de las plantas de forma libre, ya que no hay más paredes que las de la caja que ocupa la escalera o las que delimitan los patios de luces. De éstos últimos arrancan las escaleras que conducen a los pisos principales, los ascensores y escaleras de servicio, y las rampas de acceso a los sótanos, pensados como cocheras y garaje. Es en esta obra donde por primera vez en Barcelona se plantea la idea de aparcamiento subterráneo, que se comunicaba a través de escaleras auxiliares a las plantas del inmueble.
Sobre la estructura de los pisos se construyó un zaguán en el que se emplea una solución estructural constituida por una sucesión de doscientos setenta arcos parabólicos de diferentes alturas y para la cubierta utiliza la volta catalana, una bóveda de ladrillo de larga tradición en la arquitectura catalana. La utilización de estos arcos catenarios permitían un perfecto reparto de las cargas, entendiéndose así la diferencia de nivel. En el espacio del desván se ubicaron los lavaderos y tendedores, un espacio que a la vez sostiene la azotea, también escalonada, rematada por el sorprendente conjunto de siete chimeneas, dos torres de ventilación y seis escaleras de acceso. Estos elementos están realizados con formas de gran plasticidad, jugando con ondulaciones y relieves, con algunas de las superficies recubiertas de trencadís de cerámica y de vidrio. El aspecto exterior del edificio se enriqueció con dos aportaciones: las barandas de forja y el final de las líneas de la fachada en la parte alta del edificio. Las formas de la fachada se complementan en los balcones con unas barandas trabajadas a base de hierros reciclados a manera de collage. Gaudí dotó de un significado especial al edificio: en el punto donde se marca el límite entre la fachada y el inicio de la cubierta, se puede leer el saludo del arcángel Gabriel a María "Ave gratia Maria plena Dominus tecum". El nombre de María se ha sustituido por una rosa mística, referencia a la virgen del Rosario, en alusión a la propietaria del edificio.
Sobre la fachada principal, estaba prevista la colocación de un conjunto escultórico con la Virgen acompañada por los arcángeles Miguel y Rafael. La escultura era obra de Carlos Mani, desestimándose finalmente su realización. Una de las innovaciones más extraordinarias del arquitecto en esta casa son los cielos rasos y molduras de los arcos interiores y puertas, que presentan sinuosas formas, jugando con la idea de dar continuidad a los ritmos ondulantes de la fachada, llevados a la exageración. En algunas habitaciones hay representaciones e inscripciones referentes a poemas o canciones tradicionales y otras que aluden a temas religiosos. La presencia de pintura mural se concentra en los vestíbulos y las paredes de las escaleras de acceso. En los vestíbulos son pinturas al óleo sobre una superficie de yeso, utilizando un repertorio muy ecléctico. En los patios es una pintura más libre en colores y formas. Estos murales son obra de Aleix Clapés, Xavier Nogués y Lluís Morell. Al igual que en la Casa Batlló, Gaudí se ocupó del diseño de toda la decoración. Para los pavimentos de ciertas zonas de las viviendas, Gaudí diseñó en 1904, un modelo de baldosa hidráulica de forma hexagonal y decoración en relieve con motivos basados en la fauna marina. Este pavimento se aplicó a partir de los años sesenta a todo el Passeig de Gràcia, por iniciativa del Ayuntamiento de la Ciudad Condal.Desde el 1984, la Casa Milà tiene la categoría de Bien Cultural del Patrimonio Mundial por la UNESCO. El edificio es propiedad de La Caixa de Catalunya después de su compra a finales del 1986, quién promovió sucesivas campañas de restauración y conservación. Actualmente en el espacio del zaguán está instalada una exposición permanente sobre la vida, obra y aportaciones constructivas y técnicas del arquitecto, l'Espai Gaudí, pudiéndose visitar la azotea del edificio así como también uno de los pisos restaurado.
Gaudí propone una fachada que integra en la práctica, dos edificios, tratados con un criterio unitario y constituyendo un impresionante bloque pétreo, en constantes ondulaciones y oberturas, otorgándole ya por sus contemporáneos, y en sentido peyorativo, el sobrenombre de La Pedrera (La Cantera). No se trataba sólo de proporcionar oberturas para facilitar la iluminación y ventilación, sino de dotar de un ritmo al edificio, que se conseguiría mediante la combinación del vacío y el lleno. Para alcanzar ese efecto, la fachada debía quedar liberada de las funciones de muro de carga, por lo tanto se optó por la construcción de una fachada autoportante, conectada en cada piso con la estructura interior mediante unas jácenas de hierro curvadas que rodeaban perimetralmente la planta. La estructura del edificio se resuelve a base de pilares de piedra, ladrillo y hierro, y jácenas, en lugar de utilizar los tradicionales muros de carga, permitiendo así, la distribución interior de las plantas de forma libre, ya que no hay más paredes que las de la caja que ocupa la escalera o las que delimitan los patios de luces. De éstos últimos arrancan las escaleras que conducen a los pisos principales, los ascensores y escaleras de servicio, y las rampas de acceso a los sótanos, pensados como cocheras y garaje. Es en esta obra donde por primera vez en Barcelona se plantea la idea de aparcamiento subterráneo, que se comunicaba a través de escaleras auxiliares a las plantas del inmueble.
Sobre la estructura de los pisos se construyó un zaguán en el que se emplea una solución estructural constituida por una sucesión de doscientos setenta arcos parabólicos de diferentes alturas y para la cubierta utiliza la volta catalana, una bóveda de ladrillo de larga tradición en la arquitectura catalana. La utilización de estos arcos catenarios permitían un perfecto reparto de las cargas, entendiéndose así la diferencia de nivel. En el espacio del desván se ubicaron los lavaderos y tendedores, un espacio que a la vez sostiene la azotea, también escalonada, rematada por el sorprendente conjunto de siete chimeneas, dos torres de ventilación y seis escaleras de acceso. Estos elementos están realizados con formas de gran plasticidad, jugando con ondulaciones y relieves, con algunas de las superficies recubiertas de trencadís de cerámica y de vidrio. El aspecto exterior del edificio se enriqueció con dos aportaciones: las barandas de forja y el final de las líneas de la fachada en la parte alta del edificio. Las formas de la fachada se complementan en los balcones con unas barandas trabajadas a base de hierros reciclados a manera de collage. Gaudí dotó de un significado especial al edificio: en el punto donde se marca el límite entre la fachada y el inicio de la cubierta, se puede leer el saludo del arcángel Gabriel a María "Ave gratia Maria plena Dominus tecum". El nombre de María se ha sustituido por una rosa mística, referencia a la virgen del Rosario, en alusión a la propietaria del edificio.
Sobre la fachada principal, estaba prevista la colocación de un conjunto escultórico con la Virgen acompañada por los arcángeles Miguel y Rafael. La escultura era obra de Carlos Mani, desestimándose finalmente su realización. Una de las innovaciones más extraordinarias del arquitecto en esta casa son los cielos rasos y molduras de los arcos interiores y puertas, que presentan sinuosas formas, jugando con la idea de dar continuidad a los ritmos ondulantes de la fachada, llevados a la exageración. En algunas habitaciones hay representaciones e inscripciones referentes a poemas o canciones tradicionales y otras que aluden a temas religiosos. La presencia de pintura mural se concentra en los vestíbulos y las paredes de las escaleras de acceso. En los vestíbulos son pinturas al óleo sobre una superficie de yeso, utilizando un repertorio muy ecléctico. En los patios es una pintura más libre en colores y formas. Estos murales son obra de Aleix Clapés, Xavier Nogués y Lluís Morell. Al igual que en la Casa Batlló, Gaudí se ocupó del diseño de toda la decoración. Para los pavimentos de ciertas zonas de las viviendas, Gaudí diseñó en 1904, un modelo de baldosa hidráulica de forma hexagonal y decoración en relieve con motivos basados en la fauna marina. Este pavimento se aplicó a partir de los años sesenta a todo el Passeig de Gràcia, por iniciativa del Ayuntamiento de la Ciudad Condal.Desde el 1984, la Casa Milà tiene la categoría de Bien Cultural del Patrimonio Mundial por la UNESCO. El edificio es propiedad de La Caixa de Catalunya después de su compra a finales del 1986, quién promovió sucesivas campañas de restauración y conservación. Actualmente en el espacio del zaguán está instalada una exposición permanente sobre la vida, obra y aportaciones constructivas y técnicas del arquitecto, l'Espai Gaudí, pudiéndose visitar la azotea del edificio así como también uno de los pisos restaurado.