Mercado negro
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Datos principales
Tipo
Táctica
Desarrollo
Consecuencia directa de cualquier conflicto bélico es la caída fulgurante de la producción de cualquier bien que no esté al servicio de las necesidades militares. Especialmente afectada resulta la población civil, que ve cómo sus necesidades alimentarias, entre otras, no pueden ser cubiertas con los escasos productos que se le ofrecen. La ley de la oferta y la demanda, por si fuera poco, encarece los precios hasta límites insospechados en tiempos de paz, al tiempo que los gobiernos se esfuerzan en canalizar y controlar el flujo económico para asegurar unas condiciones mínimas de supervivencia y evitar así el descontento de la población y, consecuentemente, su desmoralización -factor vital en tiempos de guerra- o cualquier conato de sublevación. Frente a estos intentos de regulación estatal, generalmente mediante el control de la producción y distribución de bienes de primera necesidad, surge el llamado "mercado negro", comercio clandestino que incumple las leyes y reglamentos estatales sobre racionamiento, comercialización y fijación de precios. A pesar de los esfuerzos por perseguirlo, sin embargo, el mercado negro será una constante en la práctica totalidad de los países contendientes, conociendo una expansión fulgurante que se beneficia de las necesidades de la población. El primer país en el que se impuso el mercado negro fue Alemania, pues desde la subida de Hitler al poder se primó la producción bélica en detrimento de cualquier otra.
De ello dan fe algunas cifras, como la caída del 10 % en el consumo de pan, del 30 % para las materias grasas, del 15 % para productos lácteos, del 18 % para la charcutería o del 11 % de carne. Los primeros tiempos de ocupación de la Wehrmacht de países como Holanda, Bélgica o Francia, entre otros, dieron a Alemania acceso directo a grandes cantidades de materias primas y excedentes alimentarios, que podían ser adquiridos a muy buen precio debido al cambio favorable al marco alemán, cuando no eran directamente requisados. Sin embargo, con el paso del tiempo, el éxodo de las poblaciones, los bombardeos aliados y las necesidades crecientes del invasor hicieron que la oferta de productos decreciese y que el mercado negro alcanzara un protagonismo mayor. Por si fuera poco, las mismas tropas de ocupación favorecían la existencia de este comercio clandestino, pues disponían de dinero en metálico con el que pagarse un suplemento alimenticio o comprar productos para enviarlos a sus familiares en Alemania. El poder político intentó el frenar el mercado negro, pero sólo los traficantes más conocidos o menos protegidos por sus contactos con los alemanes pudieron ser encarcelados.
De ello dan fe algunas cifras, como la caída del 10 % en el consumo de pan, del 30 % para las materias grasas, del 15 % para productos lácteos, del 18 % para la charcutería o del 11 % de carne. Los primeros tiempos de ocupación de la Wehrmacht de países como Holanda, Bélgica o Francia, entre otros, dieron a Alemania acceso directo a grandes cantidades de materias primas y excedentes alimentarios, que podían ser adquiridos a muy buen precio debido al cambio favorable al marco alemán, cuando no eran directamente requisados. Sin embargo, con el paso del tiempo, el éxodo de las poblaciones, los bombardeos aliados y las necesidades crecientes del invasor hicieron que la oferta de productos decreciese y que el mercado negro alcanzara un protagonismo mayor. Por si fuera poco, las mismas tropas de ocupación favorecían la existencia de este comercio clandestino, pues disponían de dinero en metálico con el que pagarse un suplemento alimenticio o comprar productos para enviarlos a sus familiares en Alemania. El poder político intentó el frenar el mercado negro, pero sólo los traficantes más conocidos o menos protegidos por sus contactos con los alemanes pudieron ser encarcelados.