Desarrollo
Este modelo pasó a la historia como el primer bombardero, proyectado por Estados Unidos, a pesar de que actuó para las fuerzas aéreas de otros países. Uno de los aspectos que le distinguían de otros era el predominio de metal, además de llevar armamento en torretas (algo novedoso en Estados Unidos). Del B-10 y el B-12 la Fuerza Aérea del Ejército norteamericano se quedó con 151 aparatos. Sin embargo, no todos llegaron a entran en acción cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, ya que habían sido retirados. Sólo intervinieron en el campo de batalla aquellos que se habían exportado a otros países. El 139, que era el aparato inicial, se vendió en Argentina, Turquía, China y Thailandia.