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Datos principales


Rango

Mundo fin XX

Desarrollo


En el mundo subdesarrollado existe una variedad similar o superior a la que se encuentra en la urbanización de los países desarrollados. Es difícil comparar el proceso de urbanización de países tan dispares como India y China, que juntos reúnen las dos quintas partes de la población mundial y poseen un pasado urbano brillante, con el de los casi cincuenta Estados con efectivos demográficos inferiores al millón de habitantes. Los países subdesarrollados difieren también en sus estructuras socioeconómicas como en sus experiencias históricas. Ante tal diversidad las características de la urbanización sólo pueden describirse con precisión tratando la situación por separado de cada país, lo que no es posible en una obra como la que nos ocupa. Se analizarán en primer lugar los procesos generales y más tarde presentaremos, con un alto nivel de generalización, los principales modelos de urbanización.Todos estos países conocen una industrialización tardía y en la mayor parte de los casos incompleta. El Tercer Mundo es amplio y diverso tanto desde un punto de vista natural como sociocultural y las generalizaciones sobre sus paisajes urbanos carecen de universalidad. Las ciudades islámicas del norte de Africa, por ejemplo, son ciudades muy diferentes de las que se encuentran en el Africa subsahariana, el sudeste asiático o en América Latina. Sin embargo, cabe diferenciar una serie de rasgos comunes. Así la mayoría de las ciudades conocen fuertes inmigraciones rurales que no pueden ser absorbidas por el sistema productivo.

Por ello, todas las ciudades tienen una mano de obra que supera las posibilidades de empleo, y así se explica el gran número de personas que trabajan en la economía informal y especialmente en el comercio callejero.En 1960 estos países menos desarrollados reunían al 69 por 100 de la población mundial, pero al iniciarse la década de los 80 había ascendido al 74 por 100 y al finalizar el siglo constituirían el 80 por 100 de los efectivos demográficos mundiales.En 1950 sólo 300 millones de habitantes vivían en ciudades en los países subdesarrollados; en 1960 la cifra se elevó a 500 y en 1993 asciende ya a 1.435 millones de habitantes. Por otra parte, la tasa de crecimiento demográfico descendió considerablemente desde la década de los años 50, pasando del 5 al 3,4 por 100 en el momento presente.En el ámbito tercermundista aparece un sistema económico dual, entre una economía centralizada y estable y la economía de bazar, pero estos dos circuitos económicos están íntimamente relacionados. No resulta posible, pues, establecer un paralelismo entre el proceso de urbanización europeo y el del Tercer Mundo, ya que sus fuertes tasas de crecimiento demográfico, su escaso desarrollo económico y la ausencia de válvulas que permitan la emigración hacia tierras poco pobladas hacen que el crecimiento de la mayor parte de las ciudades subdesarrolladas supere ampliamente la capacidad de crear puestos de trabajo. Esta divergencia se conoce con el nombre de "sobreurbanización".

Un rasgo común en el proceso de urbanización del Tercer Mundo es el fuerte crecimiento experimentado por las ciudades millonarias en los últimos 30 años. La gran mayoría de estas superciudades, de continuar las tendencias demográficas actuales, verá duplicarse sus efectivos demográficos en tan sólo quince años. Así a finales del siglo XX, Ciudad de México, Bombay y Calcuta pueden haber superado los 15 millones de habitantes, en tanto que Bangkok, Beijing, El Cairo, Delhi, Yakarta, Karachi, Manila, Río de Janeiro o Teherán pueden superar los 10 millones de habitantes. Otro rasgo característico del proceso de urbanización de los países subdesarrollados es el desarrollo del chabolismo o del "urbanismo marginal" como consecuencia del crecimiento explosivo de las ciudades. Este fenómeno tiene un carácter general, como lo atestiguan los diferentes nombres con que se conoce en estos países ("ranchos" en Caracas; "callampas" en Chile; "favelas" en Río de Janeiro, "pueblos jóvenes" en Lima; "villas miseria" en Buenos Aires; "bustee" en Calcuta, "bidonvilles" en el ámbito africano francófono, etc.). Estos asentamientos espontáneos, al margen de la planificación y disciplina urbanística, están formados por infraviviendas de autoconstrucción, con materiales de desecho y carentes de todo tipo de servicio. Este espacio urbano forma un componente esencial de la ciudad tercermundista y alberga entre un tercio y dos tercios de la población en la mayor parte de las ciudades del Tercer Mundo.

Se estima que la mayor parte de las viviendas que se construyen en estas ciudades tiene este carácter y tan sólo el 20 por 100 de las viviendas las construye el sector formal.Existen diferentes modelos de urbanización fuera del Mundo desarrollado:a)Modelos asiáticos-africanos. Muchas de las grandes ciudades de Asia y Africa fueron fundadas y desarrollados por las potencias coloniales europeas. Por ejemplo, los británicos construyeron Calcuta y Bombay en la India y Nairobi y Harare en Africa; los franceses desarrollaron Ho Chi Minh en Vietnam y Dakar en Senegal; los holandeses Yakarta en Indonesia. Estas y muchas otras ciudades tienen ciertas semejanzas derivadas del pasado colonial.En el continente asiático se dan grandes diferencias en el grado de urbanización. Dado el peso de China, India e Indonesia, el continente posee un bajo nivel de urbanización (31 por 100 en 1993), y en todas las ciudades asiáticas el crecimiento está muy ligado al saldo natural de población.El crecimiento medio anual de la población urbana es del 3 por 100 y su valor no variará sustancialmente hasta el año 2000. Dentro de este continente es preciso diferenciar los países de baja renta per cápita (inferior a 400 $), de los que conocen un cierto despegue económico (1.500 $). En el primer grupo se incluye China, Pakistán, India y Bangladesh, con fuertes tasas de crecimiento demográfico total y urbano y con una hegemonía de lo rural sobre lo urbano En el segundo grupo se encuadran países con un cierto nivel de industrialización como Tailandia, Filipinas, Singapur y Corea.

Todos estos países poseen un mayo grado de urbanización.En el continente asiático se puede diferenciar el modelo de ciudad del sudeste. El puerto se asocia con construcciones europeas desarrolladas durante la independencia y en torno a él aparece un distrito de negocios de estilo europeo, con comercios, hoteles y restaurantes, con comunidades de comerciantes chinas e indias. En conjunto, la población que habita en los barrios deteriorados del centro (tugurios) y en las chabolas de la periferia supone los dos tercios del total.El segundo modelo es el de la ciudad asiática del sur y resume la estructura interna colonial, apareciendo claramente la separación de los espacios residenciales de la población autóctona y la colonial. Como espacio intermedio aparece un área de poblamiento mixto y los desarrollos recientes en la periferia donde residen las elites locales. El tercer modelo es el de la ciudad bazar. Carece de centro comercial y de distritos industriales y sus usos del suelo no están bien definidos. En la ciudad bazar es muy importante el centro, convergencia de caminos, donde viven las clases acomodadas y también los comerciantes viven encima o detrás de sus tiendas. Más allá del núcleo central aparece una corona con residentes de altas rentas relativas conviviendo con un gran número de sirvientes y en la periferia surgen las chabolas segregadas de acuerdo a la etnia, religión, casta o procedencia rural de sus moradores.Africa es el continente menos urbanizado con sólo el 30 por 100 de su población de 1993 viviendo en ciudades.

Presenta las tasas de urbanización más elevadas del mundo y se estima que seguirán manteniéndose hasta el año 2025. El fuerte crecimiento de la población asegura un crecimiento urbano espectacular. Las diferencias en el proceso urbanizador son notables. Africa del Sur es predominantemente urbana en tanto que el Africa oriental y occidental tiene valores entre el 20 y 25 por 100. En el Africa septentrional y meridional el factor esencial del crecimiento urbano se vincula al crecimiento natural, en tanto que en el resto de Africa juega un mayor papel la emigración rural. La ciudad africana es menos susceptible de generalización que la asiática, pero como ocurre en Asia, los europeos también crearon centros de administración y explotación y también aquí se marcó una separación clara entre la población autóctona y la europea. Los europeos imponen sus códigos estéticos y arquitectónicos sin tener en cuenta las condiciones del medio natural. Desde la independencia estas ciudades crecieron fuertemente hasta llegar a alcanzar tasas del 10 por 100 anual. Este crecimiento explosivo refleja la centralización del gobierno y la concentración del poder y la riqueza en una sola ciudad que es percibida por la elite local como símbolo del desarrollo económico y de la modernidad.Muchas ciudades, como Lagos (Nigeria), presentan un paisaje urbano confuso en el que alterna un centro de elevados edificios y buenos servicios rodeado por espacios de chabolas carentes de los servicios más elementales y con un gran índice de hacinamiento.

En todas las ciudades africanas y en la mayoría de las ciudades subsaharianas, la segregación económica convive con la rígida separación en el centro y en las áreas de chabolas con segregaciones étnicas y religiosas. Las diferentes densidades, según clases sociales, son manifiestas. Y así, por ejemplo, en Nairobi el 10 por 100 de la población más rica ocupa las dos terceras partes del espacio residencial.América Latina conoce una tasa de crecimiento urbano cuatro veces superior a la del crecimiento rural. La región presenta actualmente un nivel de urbanización similar al logrado por los países desarrollados al inicio de la década de los años 70 y al finalizar el siglo XX el nivel de urbanización de América Latina está en torno al 77 por 100. El nivel de urbanización y las tasas de crecimiento urbano difieren según las regiones y así los niveles de urbanización varían del 55,5 por 100 para los países caribeños hasta el 84,5 por 100 en los países templados (Argentina, Chile y Uruguay). En 1985 la mayor parte de los países de América Latina logró un predominio de población urbana y esta condición será alcanzada por los países caribeños en los próximos veinte años.El modelo de la ciudad es mucho más occidentalizado que el de las ciudades asiáticas y africanas, pero presenta ciertas similitudes en la disposición de los usos del suelo. La riqueza limitada de las ciudades latinoamericanas limita la mayor parte de la actividad comercial al C.

B.D. El sistema de transporte converge en el centro de la ciudad donde se concentra la mayor parte de los empleos. El centro de la ciudad es animado y moderno, con una gran presencia de edificios altos y un comercio de calidad. Asimismo la vivienda en el centro puede sea de gran calidad, porque muchas familias acomodadas prefieren vivir próximas al centro. Por el contrario, las clases bajas viven en la periferia y deben trasladarse diariamente al lugar del trabajo invirtiendo de una a dos horas. Existen dos rasgos característicos de la ciudad americana. En primer lugar la espina que es el eje que prolonga el C.B.D. y que es casi siempre un amplio bulevar ocupado por clases adineradas. El segundo rasgo es la disposición de la ciudad en coronas concéntricas, disminuyendo la calidad de las viviendas conforme nos separamos del centro, aunque a veces en el centro existen barrios muy deteriorados y muy hacinados (tugurios). El espacio social se organiza de forma opuesta al que aparece en la ciudad norteamericana.

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