Propiedad de la tierra en Micronesia
Compartir
Datos principales
Rango
Oceanía
Desarrollo
El territorio en el que asienta cualquier comunidad tiene una importancia fundamental para su sistema cultural. El territorio sirve como mecanismo de adscripción del individuo y del grupo, pues ambos se declaran ligados a él. Además está su importancia económica, pues provee de los recursos necesarios para su sostenimiento. Por último, el territorio funciona como una seña de identidad social: individuos y comunidades lo transforman conforme a sus propios deseos y necesidades, marcándolos y diferenciándolos de otros territorios. En Micronesia , dado el pequeño tamaño de las islas, la tierra es un bien escaso. Por eso existe un fuerte apego de individuos y comunidades hacia el territorio en el que se asientan. La tierra es la principal propiedad, pero los derechos de uso y tenencia varían en cada isla. Normalmente pertenece a familias extensas o linajes. Cada individuo adquiere derecho de uso en función de sus propios lazos de parentesco. A cambio, está obligado a pagar de alguna forma el disfrute de este derecho; por ejemplo, regalando a su familia los primeros frutos o realizando ofrendas periódicas. En las islas del oriente de Micronesia algunos jefes ejercen una fuerte autoridad y confiscan la tierra de quien no acata su mandato, aunque esto no es lo habitual. Como bien escaso, se crean mecanismos para distribuir la tierra entre los individuos de cada comunidad. En áreas donde domina el derecho matrilineal de herencia de la tierra se garantiza que, si sobra, los hijos del hombre del linaje tendrán derecho a cultivarla en usufructo.
En general, la tierra no podía ser vendida, aunque sí puede darse a cambio de determinados bienes o servicios, como medicinas o asistencia en una situación determinada. También puede ser entregada para pagar una ofensa o una injuria, o para realizar una compensación. En las islas Marshall la tierra (wato) era administrada por un linaje matrilineal (bwij). El jefe tomaba las decisiones correspondientes a su cargo a cambio de recibir una parte de las cosechas de cada miembro del linaje. El jefe acapara parte de la producción y la transmite a su vez a una autoridad superior. En las Carolinas el linaje es la unidad básica de propiedad de la tierra, siendo sus miembros los únicos que la explotan y viven sobre ella. Los nativos de Nauru clasifican las tierras en función de su uso. Así, distinguen entre terrenos para vivienda, para plantación de cocoteros, tierras yermas y pandanos. Ocurre igual con los lugares de pesca, en los que realizan subdivisiones colocando piedras. Esto da lugar a frecuentes disputas. Incluso, cuando se trata de lagunas ricas para la pesca se colocan vigilantes para obligar a respetar los derechos de uso. También en Nauru realizan la distinción entre el derecho a la propiedad de la tierra, por un lado, y el derecho a la propiedad de los árboles y los cultivos. Para concluir este somero repaso, en Marianas y las grandes islas elevadas de Micronesia las regiones interiores no explotadas sistemáticamente se consideran propiedad comunal. En estos terrenos las poblaciones recolectan frutos silvestres o cuidan de huertos temporales.
En general, la tierra no podía ser vendida, aunque sí puede darse a cambio de determinados bienes o servicios, como medicinas o asistencia en una situación determinada. También puede ser entregada para pagar una ofensa o una injuria, o para realizar una compensación. En las islas Marshall la tierra (wato) era administrada por un linaje matrilineal (bwij). El jefe tomaba las decisiones correspondientes a su cargo a cambio de recibir una parte de las cosechas de cada miembro del linaje. El jefe acapara parte de la producción y la transmite a su vez a una autoridad superior. En las Carolinas el linaje es la unidad básica de propiedad de la tierra, siendo sus miembros los únicos que la explotan y viven sobre ella. Los nativos de Nauru clasifican las tierras en función de su uso. Así, distinguen entre terrenos para vivienda, para plantación de cocoteros, tierras yermas y pandanos. Ocurre igual con los lugares de pesca, en los que realizan subdivisiones colocando piedras. Esto da lugar a frecuentes disputas. Incluso, cuando se trata de lagunas ricas para la pesca se colocan vigilantes para obligar a respetar los derechos de uso. También en Nauru realizan la distinción entre el derecho a la propiedad de la tierra, por un lado, y el derecho a la propiedad de los árboles y los cultivos. Para concluir este somero repaso, en Marianas y las grandes islas elevadas de Micronesia las regiones interiores no explotadas sistemáticamente se consideran propiedad comunal. En estos terrenos las poblaciones recolectan frutos silvestres o cuidan de huertos temporales.