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Datos principales


Desarrollo


En estos territorios, los españoles se establecieron, fundaron ciudades, trataron de aculturar a la población autóctona y permanecieron hasta el siglo XIX. Hubo otros núcleos de población española aislados, por ejemplo, en Georgia y Carolina del Sur, que desaparecieron en 1703 y 1587 respectivamente. Los hispanos colaboraron durante la Guerra de Independencia de las Trece Colonias, origen de los Estados Unidos (1776); desde las llamadas "Damas de la Habana", que recogieron dinero para las tropas del General George Washington, maltrechas y arruinadas, antes de la batalla de Yorktown, hasta la participación del General Bernardo de Gálvez, que combatió contra los ingleses en Louisiana y Florida, donde ganó la batalla de Pensacola por la cual quedó muy mermado el poderío inglés en el sureste de los Estados Unidos. Los territorios de Louisiana se devolvieron a Francia entre 1803 y 1804, y ésta los vendió a Estados Unidos casi de inmediato. Florida fue cedida a Estados Unidos por España durante las guerras de emancipación mexicana. Al producirse la Independencia de América Española, California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Utah y parte de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma pertenecían a México. Texas se declaró independiente en 1836, para después integrarse en la Unión en 1845 como el Estado número 28. En 1848 después de la Guerra entre Estados Unidos y México -en la que tuvo su papel Bernarda Rodríguez- se firmó el Tratado de Guadalupe-Hidalgo por el cual el Gobierno Mexicano entregó casi el 50% de su territorio, unos dos millones de km2 -parte de California, Colorado, Nuevo México y Wyoming; y la totalidad de los actuales Estados de Arizona, Nevada y Utah- a cambio de 15.

000.000 dólares como indemnización por daños de guerra. Se fijó la frontera en el Río Grande, también llamado Bravo del Norte, y se estipuló el respeto a las propiedades, la cultura, la lengua, la religión y los derechos civiles de la población mexicana "inserta" por una decisión política en un país ajeno. Sin embargo, el Congreso de los Estados Unidos varió algunas de las cláusulas del Tratado al ratificarlo: eliminó el artículo 10 -sobre la vigencia de las concesiones de tierra anteriores a 1848, y debilitó el artículo 9 sobre los derechos de ciudadanía. Progresivamente, estos territorios fueron adquiriendo la condición de Estados. A comienzos del siglo XX el paso de la frontera en sentido México-Estados Unidos se convirtió en un recurso ordinario para los mexicanos que aspiraban a mejores condiciones de vida; durante los últimos años del gobierno de Porfirio Díaz disidentes liberales y revolucionarios cruzaban el Río Grande por motivos políticos y también en el suroeste de Estados Unidos se preparó la revolución mexicana. Naturalmente, algunas mujeres como Francisca Flores, Jovita Idar, Sara Estela Ramírez, Teresa y Andrea Villarreal, y Leonor Villegas de Magnon se unieron a este esfuerzo. Claro que también existió el fenómeno contrario una vez que la Revolución triunfó en México: algunos disidentes cruzaron la frontera norte, como la familia de la educadora Carlota Ayala. Otros cruzaban la línea como temporeros para trabajar en los cultivos o la recolección de manera periódica y provisional, aunque algunos terminaron por asentarse.

Otras razones históricas que explican el origen de núcleos hispanos fuera de estos antiguos territorios de México -Chicago, Detroit, etc.- es la vinculación de cuadrillas de mexicanos a la extensión del ferrocarril, al trabajo industrial en grandes complejos fabriles urbanos. A veces no disponían de recursos para volver o simplemente entendían que las condiciones de vida en los Estados Unidos eran mejores. Lucía Eldine González de Parsons fue una de las pioneras de la articulación del movimiento obrero en Chicago. No obstante, durante la Gran Depresión miles de mexicanos fueron obligados a regresar a su país. En los años 30 comenzó la acción de Emma Tenayuca en defensa de los derechos laborales de los que pudieron quedarse. Otro momento de gran impulso a la migración mexicana fue el Programa Bracero (1942-1964) Acordado por ambos gobiernos, se inició por la falta de mano de obra en la agricultura y el ferrocarril, debido a las movilizaciones para la II Guerra Mundial. De esta forma miles de hombres y mujeres mexicanos se insertaron en el mercado laboral estadounidense; unos 75.000 en el Programa Ferroviario, negociado independientemente, y unos 50.000 en el agrario. El primero se terminó al concluir la Guerra, pero los Braceros agrícolas trabajaron en condiciones durísimas hasta 1964, momento en que ante las críticas y la acción en pro de sus derechos por parte de activistas como Rosa Martha Zárate, llegó un momento en que se canceló definitivamente el Programa.

En ese contexto de defensa de los derechos de los agricultores mexicanos en USA surgió la acción de líderes sindicales como César Chávez y su mujer Helen Fabela; Dolores Huerta; Jessie López o Jessica Govea de Thorbourne. Es una tradición de activismo y organización sindical que no se ha perdido, por mucho que hayan cambiado las circunstancias. A día de hoy en el panorama sindical del mundo anglo es preciso citar, por ejemplo, a Elena Durazo, o a Linda Chávez-Thompson. Gráfico El caso de Puerto Rico es diferente. Durante la Guerra de Independencia de Cuba -en la que Emilia de Casanova fue una de las mujeres que más activamente procuraron la ruptura- Puerto Rico -idéntico protagonismo para Lola Rodríguez de Tió- y Filipinas respecto a España, los Estados Unidos intervinieron a raíz de la explosión accidental del Acorazado estadounidense Maine en febrero de 1898. Por el Tratado de París, de diciembre de 1898, Puerto Rico se incorporó a los Estados Unidos como Protectorado, con un estatuto casi colonial. En 1917 el Gobierno de Washington concedió la ciudadanía -con restricciones- a los puertorriqueños, que de esta forma fueron llamados a filas para combatir durante la Gran Guerra. En 1952, Puerto Rico, después de una larga lucha donde algunas mujeres especialmente combativas como Lolita Lebrón y Blanca Canales tuvieron un protagonismo indiscutible, fue reconocido como Estado Libre Asociado. En todo caso, el flujo migratorio entre Puerto Rico y Los Estados Unidos, conocido como la diáspora, y muy especialmente a New York fue desde 1898 continuo, con sus lógicas variaciones.

Se explica por las oportunidades formación y condiciones de vida que los puertorriqueños encontraban en el continente, y también por la necesidad de estructurar el Nacionalismo Puertorriqueño desde "dentro" y "cerca" de las instancias políticas norteamericanas. Así surgió "El Barrio" puertorriqueño también llamado Spanish Harlem o también la cultura nuyoricana. De hecho a los puertorriqueños en Estados Unidos se les conoce también como nuyoricans, borinkis, y diasporicans. Mujeres como Loida Figueroa de Mercado, Consuelo Lee Tapia, Emelí Vélez de Bando o Juana de Arocho construyeron, fundamentaron culturalmente y activaron el nacionalismo boricua. Respecto a Cuba, aunque logró la Independencia política de Estados en 1903, la implicación de su economía en los mercados estadounidenses explica una gran relación entre ambos países. Los dos momentos de mayor flujo migratorio se explican por motivos políticos: durante los años anteriores a la Guerra de Independencia de Cuba (1895-1898) los Cambises o independentistas se asentaron en Florida, especialmente en Tampa, y Cayo Hueso para movilizar recursos, hombres, armas y a la opinión pública y poder actuar desde fuera. Algunas mujeres de la alta sociedad habanera, por causa de negocios de padres o maridos se asentaron por entonces en New York: es el caso de las famosas tres hermanas Mercedes Acosta, Rita Acosta y Aída Acosta, hijas de un importante hombre de negocios cubano, que entroncaron de forma natural con la jet set neoyorquina.

Las relaciones económicas entre los Estados Unidos y la isla no cesaron, y por tanto los viajes de ida y vuelta tampoco. Pero el "gran exilio" se produjo en a partir de 1959-60 con el triunfo de la Revolución Cubana y la declaración de los principios marxistas de Fidel Castro. En 1965 el Presidente demócrata Lyndon B. Johnson y el Congreso de Estados Unidos aprobaron la Ley de Ajuste Cubano, que concede asilo político a los cubanos que arriben a territorio estadounidense, dado el hecho de que en Cuba gobierna un régimen comunista que no permite el ejercicio de las libertades fundamentales, limita el derecho a emigrar y castiga con penas de cárcel a quienes traten de abandonar el país clandestinamente. Asentados en su mayoría en Florida, los exiliados cubanos tienen un perfil cultural, social y económico distinto a los inmigrantes llegados a Estados Unidos desde otros países de América Latina por razones laborales, económicas o igualmente de disidencia política: Uva de Aragón, Pura de Prado, Carolina García Aguilera, M? Cristina Herrera, Dolores Martí de Cid, Dolores Prida, Achy Obejas, Lourdes Casal, -todas ellas escritoras- llegaron adultas o con sus familias; como Rosa Abella o Ana Rosa Núñez, ambas bibliotecarias; o Elena Inés Mederos, farmacéutica y activista; la mítica Reina de la Salsa, Celia Cruz o la psicóloga Jane Delgado. Leopoldina Grau Alsina, inspiradora de la Operación Peter Pan y Agente de la CIA tiene un papel propio. Las trayectorias de cada una de estas mujeres introducen matices en el concepto general del exilio cubano.

En 1980 10.800 cubanos entraron en la embajada de Perú en La Habana con el objetivo de solicitar asilo político, aprovechando que el gobierno de Cuba había retirado sus custodios armados de la sede diplomática peruana. Se produce el llamado éxodo de Mariel: alrededor de 125.000 cubanos llegaron a los Estados Unidos en cinco meses. Cuando a finales de los 70 y principios de los 80 se consolidaron las dictaduras militares del cono sur, hubo por lo menos tres guerras civiles en Centroamérica, se desataron la violencia y el narcotráfico en Colombia y Perú y arreció una fuerte crisis económica en México y otros países latinoamericanos, la emigración hacia Estados Unidos se convirtió en masiva, pero para entonces ya estaban bien establecidos los tres grandes grupos hispanos en Estados Unidos: mexicanos, puertorriqueños y cubanos. Cuando en 1979 El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua derrocó al general Anastasio Somoza, decenas de miles de nicaragüenses emigraron a Estados Unidos. Algunas mujeres salidas de sus países de origen y -tras evoluciones diferentes- llegadas a Estados Unidos y arraigadas allí en este contexto son Isabel Allende y Emma Sepúlveda Pulvirenti; en otros casos -como el de Olga Talamante en Argentina- salieron de Estados Unidos para reclamar los derechos humanos allí dónde no eran respetados.

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