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Datos principales
Rango
El Imperio Bizantino
Desarrollo
El buen funcionamiento del sistema explica la solidez del Imperio durante aquellos siglos difíciles pues, además, se combinaba con la reorganización de la defensa territorial, basada en nuevas demarcaciones o themas, sobretodo en Asia Menor, aunque subsistieron hasta su desaparición los exarcados de Cartago y Ravena, y Tesalónica seguía siendo sede de la prefectura del pretorio del Ilírico, mientras que Constantinopla disponía de cuerpos de ejército especiales o tagmata. Cada thema tenía a su frente un estratega que asumía todos los poderes puestos al servicio de la organización militar del territorio, cuyo peso descansaba sobre los soldados-campesinos o stratiotes, que tenían en usufructo tierra por valor de cuatro libras de oro, como mínimo, y sobre los campesinos propietarios que disponían al menos de aquella misma riqueza en bienes raíces y que solicitaban su incorporación a las obligaciones militares. Así, era posible contar con unos 6.000 a 12.000 hombres a caballo especialmente útiles en operaciones defensivas y de vigilancia del territorio por la rapidez con que se movilizaban y la continuidad de sus servicios, que no dependían de sueldos extraordinarios. Se ha señalado que la ruralización del imperio y la heterogénea procedencia de muchos stratiotes, cuyos vínculos con sus jefes y con la tierra eran lo único importante para ellos, produjeron efectos comparables en algunos aspectos a los que Occidente conocería con la expansión del feudalismo. Hay, sin embargo, diferencias importantes: la organización legal e institucional continúa siendo pública, y buena parte de la responsabilidad militar y de las funciones de poder locales recaen sobre medianos propietarios rurales, además de que la libertad jurídica era general entre el campesinado. En aquellas circunstancias, la proto-feudalización fue mucho menor que en las tierras del antiguo Imperio de Occidente y se produjo un equilibrio estable entre los intereses políticos y militares del poder imperial y de las aristocracias que lo secundaban, y los sociales y económicos de buena parte de sus súbditos rurales.