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MEMORIAL 7 Al guardián o provincial de los descalzos de San Francisco de la ciudad de los Reyes del Perú o de otra cualquier provincia donde se ordenare esta jornada, y en caso que no haya frailes descalzos, mande Su Santidad que vayan otros cualesquiera de la misma orden de San Francisco. Que la exortatoria para todos los eclesiásticos sea bien fortalecida para que se vea más bien cuanto Su Santidad desea que tenga efecto aquel descubrimiento y pacificación, y que todo rece así a mí como a cualesquier otros que sucedieren a la causa. MEMORIAL 8 Con licencia de V.M., el Adelantado Alvaro de Mendaña, el año de 95, con cuatro navíos armados, salió del Callao, puerto de la ciudad de los Reyes, a poblar las islas de Salomón del Mar del Sur, parte occidental del Perú, que no halló. En el viaje descubrió en ciertas islas jamás vistas, a gentes de tres colores: los primeros, hombres de buena estatura y cuasi blancos; los segundas, buena color y gesto pardo y los terceros, negros. Aquí pobló una. Ciertos sucesos y desconciertos y a en fin (sic) murió. Dejó su mujer nombrada y gobernó, y a mí como a piloto mayor, la llevase como llevé a la ciudad de Manila en las islas Filipinas y dellas, por causas que me movieron, fui al Perú y, en nombre de V.M., al Visorrey don Luis de Velasco me ofrecí de ir a descubrir aquellas partes que por lo que vide es vasto, que promete mucho. Remitiome a V.M., cuyos reales pies como mi centro de tan lejos buscado vengo, sin los cuales ni sería posible aquietarme, ni V.

M. bien informado para dar a esta demanda un buen principio, pues sin éste no puede tener el medio y fin que le pretendo. Todo me remito a papeles cuya razón, aunque larga, es muy necesaria, porque negocios tan grandes no pueden mostrar breves sin dejarse con daño suyo mucho dellos. Suplico a V.M., por quien es, se sirva oir y considerar mi petición como dueño y señor suyo, con aquella atención que ella y su justificación merece y merece la mía el celo y fe conque la ofrezco, aunque con simples palabras; y porque no se pierda tiempo, mirada, requerida y examinada por personas de tanta suficiencia como tales cosas han menester, estando yo presente a todo para dar cuenta, y que si fuere tal cual pienso es desta real corona y estado la merced que quiero recibir, que sea luego despachada como lo pido, pues otra cosa que esta merced ni me podrá ser paga ni satisfacción a la esperanza de que me sustento y sino desengañado, y esto se ha de entender que mis deseos y todas mis obras están rendidas a la parte o todo que V.M. servido fuere. Alguna experiencia tengo de yerros ajenos que suelen con escarmiento despertar a otros, y voluntad muy viva de aprovechando servir a V.M. toda mi vida, muy determinado y atento en esto. Vuelvo a suplicar a V.M . que no sea desestimada la ofrenda que este humilde vasallo con tanta verdad presenta a la grandeza de Vuestra Real persona, cuyo brazo allega y pasa donde mis cuidados llegan, que por ser ella la que es merece que sea yo para ella de V.

M. admitido, amparado y defendido, y si aquel gentil Rey Jerjes estimó y tanto gratificó una sola poca de agua de pocos pasos traída y en las manos ofrecida, yo que deseo los ocultos moradores de la parte antártica en la doctrina evangélica repastados, aprovechados y sustentados, y a V.M. conocida, obedecida y servida, como lo es de levante a poniente, del uno hasta el otro polo, por ser para un tan gran monarca, lo poseído, todo poco, y las más que pido, aunque no soy capaz dellas, sólo fuerzas para más bien con ellas servir a V.M., lo que sin ellas no haré ni intentaré por el peligro que todo tiene, que mercedes no esperare y con ellas todos callaran y los que sin provecho dejarán, ya que suyas tendrán por buenas mis diligencias, por justa mi petición y por acertados mis trabajos, para cuyo fruto mostraré a V.M., si servido fuere, el cuanto han de sufrir por se conservar vuestros caudillos, y cuan pequeños principios deshacen y del todo consumen grandes empresas y las desacreditan, y los muchos de todos que padecen vuestros vasallos siguiendo vuestras banderas, ocasiones porque sean acogidos y honrrados ellos y otros que vinieren ganosos y animados y materia deado (sic) salgan documentos que dar, tan necesarios para ser en aquellas partes Dios y V.M. bien servidos con verdad y con cuidado, y los naturales dellas más bien doctrinados y en lo político enseñados y en las personas tratados y con nuestro vivir obligados, pues es tan justo y tanto importa y el remate y fin de todos mis deseos; y en suma digo que dejar Dios en ellas servido como se debe será V.

M. servido como conviene para la duración de todos bienes sin daño de partes. Y si V.M. se sirviere mandar juntar este memorial a la carta que sobre el caso tracé, del duque de Sesa para V.M., que dada tengo a don Pedro Francisco Quezada (?), y remitirlo al padre Maestro fray Gaspar de Córdoba, para que con todo rigor la examine y haga relación a V.M., en forma, y V.M. tome la resolución que a su real juicio más convenga. Y en todo pido brevedad, porque ha siete años y meses que dejé mis cosas y trato de estos y de ellos. Está lo más por andar y yo que (he) andado lo más; y empresas arduas y difíciles piden la resolución de César, Aníbal, Alejandro y Pirro, y de nuestros Colón, Gama, Magallanes, Pizarro y Cortés y otros, que grandes cosas acometieron y acabaron. Pedro fds. dequiros

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