Los exámenes para funcionarios
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Datos principales
Rango
China
Desarrollo
Para el reclutamiento de los funcionarios del Estado, durante la dinastía Han se ideó un sistema de exámenes formalizado en el siglo I a.C., que se realizaban anualmente, siendo su base de estudio el conocimiento de los Clásicos: el "I Jing" (Libro de los Cambios), el "Shi Jing" (Libro de las Odas), y el "Qun Qin" (Anales de Primavera y Otoño). Bajo las dinastías Tang y siguientes se hizo un uso muy restringido del sistema de exámenes, ya que los nuevos funcionarios eran elegidos por recomendación o el patrocinio de antiguos burócratas, aplicándose el derecho restrictivo hereditario para uno de los hijos de los funcionarios de alto rango. Será bajo los Song cuando los exámenes se conviertan en el único medio para formar parte de la administración. Los estudios preparatorios para estos exámenes eran muy largos y onerosos, ya que todos los gastos eran a expensas de la familia del candidato. El porcentaje de aprobados era del 1%, por lo que las energías y aspiraciones de los mejor dotados estaban inmersas en la rivalidad intelectual. El plan de estudios fue alterado para concentrarlo en materias relacionadas con la ortodoxia neoconfucionista, configurada durante la dinastía Song del sur por el filósofo Zhu Xi. El pensador Wu Zhifang, mentor del canciller mongol Toghto, expresaba por escrito una opinión generalizada entre la élite china del siglo XIV: "Mientras el sistema de exámenes siga vigente, no todo el mundo tiene garantizado puesto oficial y salario.
Pero, aun así, gracias a este sistema las familias generarán estudiantes, y cuando todo el mundo estudia nadie osa promover desórdenes. Lo cual supone un apoyo importante para el proceso de la ley sistematizada". En un primer momento, el ingreso a la administración estaba limitado a las familias de funcionarios y a las adineradas, estando prohibido opositar a los hijos de las familias dedicadas a ocupaciones de carácter servil. Será con la dinastía Ming cuando se levante la prohibición a comerciantes y artesanos, convirtiéndose los exámenes en la principal puerta de acceso a la movilidad social. El coste de los estudios se redujo debido a la edición de libros a precios económicos y a la reducción de los salarios de los profesores. Formar a un opositor, especialmente si se trata del miembro más prometedor, será una de las obligaciones familiares para la mayor parte de los clanes chinos, tanto de adinerados comerciantes como de miembros de la aristocracia. La secuela de este sistema de acceso a la administración será la creación de una nueva clase social, los mandarines, funcionarios con una cualificación ideológica y erudita que pronto se convirtieron en grandes propietarios. A partir del siglo XVI, la clase alta intelectual dominaba la sociedad local y se convertía en pieza clave del poder.
Pero, aun así, gracias a este sistema las familias generarán estudiantes, y cuando todo el mundo estudia nadie osa promover desórdenes. Lo cual supone un apoyo importante para el proceso de la ley sistematizada". En un primer momento, el ingreso a la administración estaba limitado a las familias de funcionarios y a las adineradas, estando prohibido opositar a los hijos de las familias dedicadas a ocupaciones de carácter servil. Será con la dinastía Ming cuando se levante la prohibición a comerciantes y artesanos, convirtiéndose los exámenes en la principal puerta de acceso a la movilidad social. El coste de los estudios se redujo debido a la edición de libros a precios económicos y a la reducción de los salarios de los profesores. Formar a un opositor, especialmente si se trata del miembro más prometedor, será una de las obligaciones familiares para la mayor parte de los clanes chinos, tanto de adinerados comerciantes como de miembros de la aristocracia. La secuela de este sistema de acceso a la administración será la creación de una nueva clase social, los mandarines, funcionarios con una cualificación ideológica y erudita que pronto se convirtieron en grandes propietarios. A partir del siglo XVI, la clase alta intelectual dominaba la sociedad local y se convertía en pieza clave del poder.