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Datos principales


Desarrollo


LIBRO 5 COMPREHENDE EL VIAGE DESDE GUAYAQUIL HASTA LA CIUDAD DE QUITO, MEDIDA DE LA MERIDIANA DE AQUELLA PROVINCIA, PENALIDAD CON QUE SE HACIAN LAS ESTACIONES EN LOS PUNTOS QUE FORMABAN LOS TRIANGULOS, DESCRIPCION Y NOTICIAS DE AQUELLA CIUDAD CAPITULO I Transito desde Guayaquil al pueblo del Caracol, desembarcadero del rio en tiempo de ibierno, y de este á la ciudad de Quito 493 Luego que tuvimos la noticia de hallarse los bagages que despachaba el corregidor de Guaranda en camino para el Caracol, dispusimos el viage por el rio para conducirnos á aquel parage, á cuyo fin salimos de Guayaquil embarcados en una chata grande el dia 3 de mayo y, con las regulares detenciones por causa de la corriente, lo continuamos hasta el dia 11, que desembarcamos en el Caracol. 494 La persecucion de los mosquitos que huvimos de sufrir en aquel rio no es facil explicarla, pues ni la precaucion de polaynas ni la providencia de los toldos ó mosquiteros fueron suficientes para librarnos de su martyrio. De dia era todo estar en un continuo movimiento y de noche en una penitencia intolerable; si se preservaban las manos con los guantes, ni la cara podia tener igual refugio ni el de la ropa bastaba para eximirse de la mortificacion porque la passaba el aguijón causando en la carne el ardor y escozor que introducía su picada. Entre las incomodas noches que passamos en aquel rio, fue lo mas que todas la en que hicimos alto cerca de una casa bastantemente capaz y decente, pero deshabitada; no bien haviamos tomado possession de su desamparo, quando fue tal la abundancia de mosquitos que se apoderaron de nosotros que, además de no haver sido possible quedarnos ninguno adormecido, ni aun fue dable el estar parados un solo instante; el que se hallaba debaxo de su toldo, despues de la diligencia de que no quedasse dentro de él ninguno de estos malignos insectos, era perseguido de tantos al cabo de poco rato que tenia por menos incomodo el dexarlo y salirse; el que se mantenía en la casa creía que, retirandose de ella, no hallaria tantos y, despreciando el peligro de las culebras, se salia al campo á buscar algun descanso, pero en breve volvia tan desengañado que no sabia acertar á resolver en qué parage le perseguian mas, si en el toldo, fuera de él, ó en el campo.

En fin, ninguna diligencia quedó por practicar; la humareda que se hizo allí toda la noche, quemando varios arboles, nos ahogaba por una parte y por otra no disminuía aquellos infernales avechuchos, que cada vez parecia se acrecentaban. Pero luego que empezó á amanecer, se fue reconociendo reciprocamente de unos á otros el efecto de tales compañeros, pues las caras hinchas y las manos ardiendo y llenas de gruessas ronchas daban muestra de la conformidad en que estaba lo demás del cuerpo adonde havian llegado. A la siguiente noche hicimos alto en la immediacion de otra casa habitada, adonde, aunque no faltaban mosquitos, no era tan excessiva su abundancia; diximosle al dueño de ella lo que nos havia sucedido en la anterior, y con este motivo nos contó que aquella estaba abandonada porque penaba en ella un alma, á que con puntualidad acudió uno de nuestra compañia, diciendo: Que era mas natural que la huviessen dexado porque penaban en ella los vivos. 495 Luego que llegaron al Caracol, las mulas, nos pusimos en camino el dia 14; quatro leguas se havian andado por sabanas, platanares y cacaguales quando salimos al rio Ojíbar, y por sus orillas ó playas se continuó todo el resto de la jornada sin apartarse de ellas, atravesandolo por vado nueve veces con no poco peligro por su mucha rapidez, peñascos, profundidad y anchura; y á las 3 y media de la tarde se hizo alto en una casa cercana á las playas del rio, á cuyo sitio llaman puerto de Mosquitos. 496 Todo el camino desde el Caracol hasta las playas de Ojíbar es cenagoso, tanto que siempre se caminaba ó por una lengua ó por un lodazal, donde se enterraban las bestias hasta mas arriba de las rodillas, pero desde las playas en adelante fue mas firme y de menos molestia.

497 El nombre del parage y casa donde passamos la noche dá á entender la que ella era, pues no menos despoblada de gente que la del rio estaba hecha enjambre de mosquitos de todas especies; y si en aquella nos fue tan molesta é insufrible la possada, la que tuvimos en esta en nada la cedió, tanta fue la persecucion con que nos molestaron que algunos nos metimos en el rio, pero eran tantos los que acudian á la cara, como unica parte del cuerpo que no podia mantenerse debaxo del agua, que en breve hicieron abandonar la idea para dividir el martyrio en todo él. 498 El dia 15 continuamos el camino por un monte muy espeso, del qual salimos á las playas y, en ellas, á vadear el rio no con menor peligro que las antecedentes, y á las cinco de la tarde se hizo alto en una playa del mismo rio llamada Caluma, que en nuestro idioma quiere decir puesto de indios. En este parage no havia casa donde podernos alojar ni en todo lo que se caminó este dia se encontró, pero los indios que nos acompañaban, assi harrieros como estriveros, con gran promptitud entraron en el monte, cortaron los palos y hojas de vijahua que eran necessarios y fabricaron con ellos distintas chozas que sirvieron de cubierto para todos y de defensa contra los aguaceros; en menos de una hora estuvieron fabricadas con bastante capacidad, y tan bien techadas que no las passó el agua aunque llovió. ¡Admirable providencia la de estos materiales en tales despoblados! 499 El camino en esta jornada por entre monte fue mucho mas molesto porque lo espeso y junto de unos arboles con otros pedia gran cuidado para no lastimarse contra ellos; pero no obstante la mayor atencion, eran inevitables los golpes con las rodillas y piernas en los troncos, con la cabeza en las gruessas ramas, y muchas veces enredandose las mulas ó los ginetes entre los bejucos que atravessaban de unos arboles á otros ó caian ó quedaban tan embarazados en ellos que no era facil salir de su enlace, á menos que con la costa del tiempo y de la diligencia de otros favorecedores.

500 El dia 15 á las 6 de la mañana marcó el thermometro en Caluma 1016, y casi empezamos á experimentar el temple algo mas fresco; á las 8 y media de la mañana continuamos el camino passando á las 12 del dia por un parage que llaman Mama Rumi ó, en castellano, madre de piedra, cuyo sitio estaba adornado con un despeñadero de agua tan hermoso quanto puede estenderse la idea en su imaginacion. El peñasco de donde se precipitaba el agua tendrá de altura mas de 50 tuessas, que hacen varas castellanas 116 y media, cortado á pique y vestido en todas sus immediaciones de frondosas y empinadas arboledas. La claridad del agua deslumbra la vista con las cristalinas y plateadas ondas que hace en el peyne de su caida; despues que llega á descansar en una base de peña que la recibe, sigue su curso por una madre algo inclinada, sobre la qual atraviesa el camino real; llaman á estos despeñaderos, en la lengua de los indios, paccha y, en la castellana allí, chorrera. Desde este parage se continuó el camino, y, despues de haver vuelto á passar el rio otras dos veces sobre puentes no menos peligrosos que aquellos vados, llegamos á las 2 de la tarde á un sitio nombrado Tarigagua, en el qual se concluyó la jornada, y hallamos una casa de madera y vijahua muy capaz construida para solo el fin de que nos sirviesse de alojamiento y de descanso á la fatiga del camino, no menos molesto que los antecedentes porque en unas partes eran frequentes los precipicios y en otras tales las angosturas que, á veces, no cabian las mulas con los ginetes, de que redundaban los golpes contra los arboles y peñascos, de modo que todos llegamos lastimados á la parada.

501 Dixe que no eran de menos peligro los puentes que los vados porque, siendo de madera y muy largos, cimbraban al tiempo de irlos passando, y todo su ancho se reducía á tres pies sin ningun resguardo por los costados; assi, la bestia que tropieza cae al agua, y se pierde ella y la carga, como nos dixeron que sucedia muy frequentemente. Fabricanse estos puentes todos los ibiernos para por su medio transitar entonces porque en el verano es vadeable el rio y no se necessitan. Su duracion es tan corta que precisa á hacerlos de nuevo cada año, en cuyo espacio suelen podrirse los maderos con las aguas, de modo que quedan del todo inutiles para otro. 502 A imitacion de la casa ó ranchería de Tarigagua, es del cuidado de los corregidores de Guaranda el despachar indios para que los fabriquen en aquel y los demás sitios donde se hace parada desde el Caracol ó Babahoyo á Guaranda quando ha de hacer este camino alguna persona de caracter como presidente, obispo, oidor ú otras semejantes; pero despues quedan abandonadas y sirven á los demás passageros hasta que las aguas y falta de cuidado las destruyen, quedando reducidos luego los que viajan á las chozas que de pronto les fabrican los indios de su compañia. 503 El dia 17 á las 6 de la mañana marcaba el thermometro en Tarigagua 1014 y medio, en cuyo grado, como acostumbrados á los climas calientes, nos parecia aquel algo fresco. Siendo digno de atencion que en este parage se experimentan á una misma hora temperamentos opuestos quando concurren en él dos distintos sugetos porque los que baxan de la sierra sienten tanto el calor que yá no pueden sufrir desde allí otra ropa sino la ligera y los que, por el contrario, van de Guayaquil lo hallan tan frio que apetecen abrigo.

Los primeros sienten caliente el agua del rio y assi empiezan á bañarse en ella desde allí en adelante, y los segundos la encuentran tan fria que huyen de mojarse ó que los salpique; y aun á la estimacion de un mismo sugeto se representan contrarias las calidades de aquel temperamento quando, despues de haver hecho el viage acia la sierra, vuelve de ella á Guayaquil ó al contrario, debiendose entender esto practicando uno y otro viage en una misma estacion del año. Esta tan sensible diferencia nace de la natural mutacion que se debe percibir al salir de un clima á que se estaba habituado passando á otro que es opuesto, y assi dos personas acostumbradas, una al temperamento frio, como el de la sierra, y otra al cálido, como el de Guayaquil, quando llegan á un parage medio, qual lo es Tarigagua, sienten entrambos una diferencia igual, aquel por excesso de calor y este por frio, de donde se comprueba aquella celebrada opinion de que las sensaciones están sujetas á tantas aparentes alteraciones quantos fueren varios los sentidos de los que se especulizaren porque, segun la distinta disposicion de estos, assi se apartarán las impressiones de aquellos y distarán de la concurrencia en la uniformidad. A las 10 menos quarto de la mañana empezamos á caminar por la cuesta de San Antonio, que tiene su principio de subida en Tarigagua, y á la 1 del dia llegamos á un parage que en lengua de los indios llaman Guamac y en la castellana cruz de caña. En este sitio hacía un pequeño llano aunque pendiente, y, segun nos dixeron, es la medianía de la subida; en él fue preciso ranchear por aliviar el cansancio y fatiga del camino.

504 No es facil pintar aqui la aspereza de este en la cuesta que empieza en Tarigagua, ni su maleza puede ser comparable con la de las jornadas anteriores. Su pendiente es tanta que apenas pueden mantenerse en ella las mulas, en partes son tales las angosturas que no bien cabe el bulto de la cavalgadura y en partes tan continuos los precipicios que á cada passo se encuentra con uno. Todo lo largo de aquellos caminos ó estrechas sendas de passo á passo está lleno de agujeros con la profundidad de tres quartas y muchas veces mas, dentro de los quales van metiendo las mulas pies y manos, de modo que á veces les arrastran las barrigas por encima de ellos y, igualmente, los pies de los ginetes; de esta manera, se forman, en quanto se estiende, á modo de escalones, sin los quales sería impracticable; pero si la inadvertencia del bagage pone el pie en el intermedio de uno á otro ó no lo coge bien, es consiguiente la caida y daño del ginete, que es mas ó menos segun el parage y la positura en que sucede. Ni es facil aunque se intente el hacer á pie los transitos de estas jornadas porque falta el tino y la fixeza para guardar el orden de llevar siempre los pies sobre las eminencias que median entre los agujeros, y, resvalando de aquellas, se viene á caer en estos, donde es consiguiente enterrarse hasta casi la cintura en un lodo floxo, de que todos están llenos y muchas veces tapados. 505 Arriesgado y penoso es todo aquel camino por los agujeros ó camellones, assi los llaman, que hay en él y que son otros tantos tropezaderos para las mulas; pero aun mayor es el peligro en los transitos donde faltan porque, siendo las cuestas sumamente escarpadas y resvalosas, para lo qual contribuye la naturaleza de la tierra gredosa y el estar continuamente mojada, no sería dable poder transitar por ellas si no se tuviesse la precaucion de que, siendo á la subida, vayan los mismos indios harrieros delante de las mulas previniendo el camino para que puedan pisar con seguridad, á cuyo fin abren zanjas pequeñas como escalones con los machetes de monte ó azadoncillos que llevan al proposito para ello; y con esta diligencia, afirmando allí pies y manos, consiguen vencer la dificultad de la aspereza.

Este trabajo se aumenta, siendo por lo regular preciso que lo tenga cada requa porque la continuacion de llover deshace en el corto intervalo de la noche lo que unos arrieros dexaron hecho en el dia antecedente. La fatiga de tener que ir disponiendo assi el camino para andar ó la penalidad de los golpes y caidas que se reciben frequentemente en él ni la molestia de verse embarrados de pies á cabeza y mojados hasta el pellejo no se haria tan sensible si la immediacion de los precipicios y la vista de los despeñaderos no sobresaltaran el animo y llegassen con la incomodidad hasta el espiritu porque, sin adelantar su pintura á exageracion, se puede decir que son passos en donde el mas resuelto camina con temor y el que parece mas determinado se contiene, particularmente si vuelve la consideracion á la proximidad del peligro y á la corta distancia que hay de la flaqueza de los animales en quienes vá depositada la confianza de la propia vida á un tan facil despeño. 506 El modo con que se baxa por aquellos empinados sitios no debe causar menos confusion que la antecedente; para su inteligencia, es preciso suponer que á los transitos de cuestas donde, por hallarse en mas pendiente, no permiten las aguas que sean permanentes los camellones, originado de que, ablandando la tierra, los llevan consigo, corresponden regularmente laderas, y en ellas por la una parte eminencias escarpadas y profundidades que atemorizan con su vista por la otra; y como por lo comun siguen en quanto á la direccion las mismas irregularidades de los cerros, no vá el camino derecho sino haciendo dos ó tres quiebras en la distancia de 250 á 300 varas ó algo mas, y aqui es donde no se pueden mantener camellones.

Para baxar estas cuestas, se preparan las mismas mulas luego que llegan á su principio, paranse y juntan las manos una con otra poniendolas acia delante muy parejas, como que las disponen para hacer fuerza á detenerse, juntan los pies en la misma conformidad y tambien los inclinan algo acia delante en ademán de sentarse; haviendose dispuesto en esta forma y tomado el tiento del camino, se dexan ir sin immutar la postura y empiezan á correr con violencia tal acia abaxo que parece una exhalacion. El ginete no hace mas que assegurarse sin interrumpirla porque qualquier movimiento que executara sería bastante para hacer perder el equilibrio á la mula y despeñarse con ella, respecto que con solo apartarse cosa muy corta de aquella estrecha senda sería suficiente para que diesse en el precipicio. Lo mas digno de admiracion es la destreza de aquellos animales pues, llevando un movimiento tan rápido que no parece son dueños de governarse, toman las vueltas del camino sin apartarse de él como que desde el principio huviessen prevenido la derrota que havia de seguir, arreglando sus medidas y precaucionandose para no perderla con tanta irregularidad; y si no fuera por esto, no sería possible el caminar por semejantes sitios donde los irracionales es necessario se hagan prácticos para ser conductores de los hombres. 507 Aun con estar estas mulas á fuerza de la continuacion de los viages acostumbradas á traficar por tales passos, ni la irracionaliad ni la frequencia las liberta de una especie de recelo ó alteracion que demuestran el ser preciso entrar en ellos, pues, luego que llegan al principio de algun resvalo, se detienen sin ser menester que la rienda se lo dé á entender y, antes bien, si inadvertidamente se les quiere dar aliento con la espuela, no se apresuran ellas ni se mueven de aquel sitio hasta que, prevenidas, se dexan ir manteniendose derechas por medio de la disposicion que llevan en pies y manos; assi que paran á la entrada de alguno de estos resvalos, se les percibe la sensible mutacion que padecen porque immediatamente empiezan á temblar, y se distingue en ellas algun genero de discurso pues, registrando el camino todo lo que pueden alcanzar á descubrir, parece que se disponen á salvar sus peligros y, bufando con fuertes resoplidos, los anuncian poniendo espanto en el ginete, que, quando no está acostumbrado á semejantes trances, concibe no poco temor de tales prevenciones y anuncios.

Entonces, los indios, que con anticipacion se apostan todo lo largo de estos tránsitos trepados por el escarpe de la montaña entre las piedras que sobresalen y asidos de las raices de los arboles que parecen descubiertas por allí, las animan con gritería y voces, cuyo ruido les dá aliento para que ellas mismas se determinan á salir del riesgo y se dexen ir por el resvalo. Además de la escarpada pendiente de estas cuestas tan derechas, que no es possible mantenerse en ellas sin caer, contribuye la naturaleza del terreno y la propension del clima á que el resvalo sea mas violento porque, componiendose todo de una greda muy crassa y estando continuamente dissuelta la de su superficie con las aguas que cessan de dia y de noche, es lo mismo que si tuviere todo de jabón y igual á ello el efecto. 508 Hay tambien algunos sitios donde no concurre con estos resvalos el riesgo de los precipicios, pero, siendo encallejonado el camino y profundo, están sus costados tan elevados y cortados perpendicularmente que aun es mayor el peligro que en los otros, pues, siendo muy angosto el sitio que queda para que acomode sus pies y manos la cavalgadura y tan estrecho el callejón que apenas cabe en él mula y ginete, si aquella por desgracia cae, es consiguiente que atropelle á este, y, en un parage donde no hay libertad para governar las acciones, no es irregular el quedar estropeado ó el perder la vida. Hacese digno de admiracion, despues de passado el trance, considerar en él á la cavalgadura, yá deteniendo el arrebato ímpetu con la resistencia de las manos que lleva siempre con firmeza é igualdad por delante yá conservando el equilibrio para no caer de costado y yá empezando ellas mismas desde bastante distancia antes á hacer con su cuerpo aquella insensible inclinacion que es necessaria para salir de las bueltas y recodos, de tal modo que en los racionales no pudiera haver mas advertencia que la que se dexa percibir en ellos.

Con la costumbre de terminarlo, se adiestran tanto las mulas que las hay afamadas por la seguridad y conocimiento con que se goviernan en estos tránsitos y sitios peligrosos. 509 En las entradas de ibierno y en los principios de verano son aquellos parages mucho mas peligrosos y molestos porque entonces hacen derrumbos formidables las aguas, y en muchas partes se roban los caminos, en otras los indisponen de tal suerte que no es possible penetrarlos sino con la prevencion de llevar indios que los compongan, mas, con todo el aderezo que por lo pronto se hace en ellos, queda tal que, quando lo consideran bueno aquellas gentes, horroriza con su vista. 510 Además de lo que por naturaleza son arduos aquel y todos los caminos de montaña y serranía, se acrecientan sus dificultades por el descuido y omission en componerlos; y assi sucede que, quando la casualidadd hace que, faltandole seguridad á las raices de algun corpulento tronco, se desgaje el arbol á quien sustentaban y cayga en tan mala disposicion que atraviesse el camino y lo dexe intratable cerrandolo, no hay quien se dedique á ponerlo corriente ni quien dé providencia de que se quite el estorvo, y asi se queda en aquel parage aumentando las malezas del transito, y, aunque todos los que passan tienen que vencer no poco en salvarlo, ninguno hace el beneficio de cortarlo para que los que llegan despues lo hallen sin tanto inconveniente. Estos troncos suelen ser tan gruessos que en algunos passa de vara y media su diámetro; quando su volumen es tanto que absolutamente cierran el passo, procuran desvastarlos en parte para que no lo estorve del todo, y, ayudando los indios á las mulas, las hacen passar á saltos, yá cayendo y siendo forzoso descargarlas para que lo acaben de salvar yá quedándose atravesadas sin poder ir atrás ni adelante, y, finalmente, á costa de fuerza y de mucho trabajo y fatiga consiguen vencer aquella dificultad, no sin pérdida de tiempo y grandes averías.

Despues de todo, este afán lo dexan en el mismo estado que lo hallaron para que el que viene despues lo componga; y como todos siguen la propia máxima, nunca llega este caso hasta que la mucha continuacion lo vá gastando y abriendo senda. Este descuido es tan general en aquellas partes que no puede particularizarse por él la montaña de San Antonio y los demás que conducen de Guayaquil á la sierra, pues todos los participan quando son en montaña ó serranía. 511 El dia 18 á las 6 de la mañana marcó el thermometro en Cruz de cañas 1010; y empezando nosotros no desigual camino á el del dia anterior, llegamos al sitio que en lengua del país llaman pucará, y es el fin de la cuesta. Su nombre corresponde en castellano á puerta ó passan estrecho de montaña, acaso alusivo al genuino significado de pucará, que es el de fortaleza ó lugar fortificado, por lo que el tal paso lo está á expensas de su sola situacion y estrechura. De allí volvimos á continuar, baxando alguna cosa insensiblemente acia la parte que corresponde á la provincia de Chimbo, por camino no diferente de los anteriores. Aqui nos salió á recibir el corregidor de Guaranda ó Chimbo acompañado del alcalde provincial y personas mas lucidas de su pueblo, y, haviendose cortejado y felicitado en nuestro arribo á cosa de media legua antes de llegar al pueblo, nos encontramos con su cura religioso dominico, que con otros sugetos de su misma religion y muchos vecinos, havia tambien salido á darnos la bien llegada, para lo qual les seguian una porcion de cholos ó indios muchachos á pie.

512 Estos cholos estaban vestidos de azul, ceñidas las cinturas con vendas, cubiertas las cabezas de un genero de turbantes y en las manos traían pequeñas vanderillas; con este trago, formando dos ó tres compañias y una especie de danza á su estilo, iban delante gritando y prorrumpiendo en algunas palabras en su idioma, que, segun nos explicaron, significaban la expression de dar la bien venida y el contento que en ella recibian. En esta forma continuamos hasta llegar al pueblo, donde empezaron á repicar las campanas, sonar varias cornetas, tamboriles y pifanos en señal de regocijo. 513 Como no podia dexar de ser extraño en nosotros aquel ruidoso methodo de recibimiento, preguntamos al corregidor qual era la causa de que huviessen excedido tanto en cortejarnos, á que respondió que en aquello no havia particularidad alguna porque era estilo executarlo con las personas de algunas circunstancias y lo mismo en todo aquel país, no estimandose en manos para practicar este urbano cortejo unos pueblos que otros. 514 Todo lo que se descubria desde el Pucará para adentro, despues de passados los cerros que forman aquella cordillera, transito de dos leguas con corta diferencia, era terreno limpio sin monte ni arboles, mezclados los llanos y lomas entre sí, y unos y otros sembrados de trigo, cevada, maiz y otras simientes, con cuyo verdor distinto del de la montaña se alegraba la vista, como cosa nueva para ella despues de casi un año que havia estado preocupada en los verdores de países cálidos y humedos, distintos en todo de estos otros semejantes á los de Europa.

515 Hasta el 21 del mismo permanecimos en Guaranda hospedados y atendidos en casa del corregidor pero en este continuamos nuestro viage para Quito, haviendo marcado en él y los dos antecedentes el thermometro 1004 y medio. 516 Suiguiendo el dia 22, se dirigió nuestra marcha por el páramo de Chimborazo, dexandolo siempre á la izquierda y caminando por distintas lomas y colinas, las mas de ellas de arena muerta, que se dilatan desde el promontorio de nieve que viste todo aquel cerro larga distancia en pendiente formando las faldas de él; y á las 5 y media de la tarde llegamos á un sitio nombrado Rumi machai, esto es, cueva de piedras, nombre nacido de que en la concavidad de un gran peñasco se forma una especie de hueco, y es la possada que sirve de albergue á los passageros. 517 La jornada de este dia no dexó de ser molesta pues, aunque en el camino no havia precipicios ni parages peligrosos como los que se nos ofrecieron hasta. Guaranda, el frio excessivo de aquel páramo y la fuerza del viento nos eran de bastante incomodidad. Luego que dexamos el arenal grande, con lo que quedó vencido lo mas rigido del páramo, encontramos las ruinas de un antiguo palacio de los ingas, que estaba situado en el ámbito que dexan entre sí dos montes, pero no han quedado yá de ellas mas que los cimientos. 518 El dia 23 á las 5 y media de la mañana marcó e thermometro 1000, que es el termino de la congelación, en él; el campo amaneció todo blanco con la escarcha, y la choza donde haviamos dormido, cubierta de yelo.

A las 9 de la mañana proseguimos el viage faldeando siempre el mismo cerro de Chimborazo por la parte del este y a las 2 de la tarde, llegamos al pueblo de Mocha, lugar muy corto y pobre donde se hizo mansion aquella noche. 519 El 24 á las 6 de la mañana señalaba el thermometro 1006, y á las 9 del dia salimos para el assiento de Hambato, adonde llegamos á la 1 de la tade. En este transito median varias quebradas que baxan del cerro de Carguairaso, otro nevado que está á poca distancia al norte de Chimborazo, y entre ellas hay una por donde no baxa agua y permanece el lado seco de mas de quatro varas de alto que corria en un gran temblor, de que daré razon en su lugar. 520 El 25 del mismo havia señalado el thermometro en Hambato, á las 5 y media de la mañana, 1010; y en el 26 á las 6 de la mañana estaba el licor en 1009 y dos tercios. Este dia llegamos á el assiento de Latacunga, passando el rio de Hambato sobre puente de madera, y después, el de San Miguel de la misma forma. 521 El 27 marcó el thermometro, á las 6 de la mañana, 1007, salimos de Latacunga y en la tarde llegamos al pueblo de Mula haló, passando á vado un rio nombrado de Alaques 522 El 28, que señaló el licor del thermometro en el pueblo de Mulahaló lo mismo que en Latacunga, continuamos el viage llegando á hacer noche á una hacienda nombrada de Chi shinche; el camino de esta jornada fue primero por un espacioso llano, al fin del qual se halla un edificio, fabrica antigua de los indios gentiles, y uno de los palacios que tenian los reyes inqas, cuyo nombre es Gallo, y de él lo toma el llano; de este subimos una cuesta, en cuyo alto se estiende otra llanura no menos dilatada que la primera y tiene el nombre de Tiopullo; á su baxada por la parte del norte está la casería donde nos hospedamos esta noche.

523 El 29 marcó el thermometro á las 6 de la mañana 1003 y tres quartos. Empezamos la jornada algo temprano por ser la ultima; el camino, despues de varios callejones y quebradas, nos conduxo á un llano espacioso llamado Turu-bamba y significa llano de lodo, á cuya extremidad se halla la ciudad de Quito, en la que entramos á las 5 de la tarde. El presidente que governaba entonces aquella provincia era Don Dionysio de Alcedo y Herrera, quien nos tenia dispuesto alojamiento en el palacio de la Audiencia y cortejó con grande esplendidez los primeros tres dias; en ellos, fuimos favorecidos con visitas, assi del obispo, oidores, canonigos y regidores de aquella ciudad como de toda su nobleza y personas de distincion que, á competencia, procuraron señalarse en estas muestras de urbanidad. 524 Para la completa noticia de lo que en sí comprehenden los territorios de este camino, no será fuera de proposito el dilatarme algo con la relacion de las cosas mas notables por su extrañeza que produce naturaleza en aquellos campos y espesos bosques para que, á la admiracion de la aspereza y peligros á que se exponen allí los que viajan, acompañe la de las otras particularidades que en ellos se notan. 525 Dos especies hay de terreno en la distancia que media entre las bodegas de Babohoyo ó las del Caracol á Guaranda. El primer transito hasta Tarigagua es llano, y el segundo, que empieza en este parque, todo de serranía; uno y otro, y aun dos leguas mas adelante del Pucará, se compone de espeso monte poblado de altos arboles, varios en sus especies, particulares en la frondosidad y disposicion de sus ramas y hojas y no semejantes en la corpulencia.

Por entre los cerros que forman aquella cordillera de montañas, tan vestidos de hojas en su parte occidental quanto rasos y despoblados de monte en la oriental, baxa aquel rio, que, recibiendo de todas partes cantidad de arroyos, aumenta el caudal de sus corrientes y se hace tan grande desde el Caracol á Guayaquil. 526 En todo el ámbito de montaña ó monte llano, que es el primer transito, se crian muchos animales y aves silvestres sin diferencia de las que quedan yá explicadas en la descripcion de Cartagena, pero á las aves pueden añadirse las pavas montesas, paugíes, faysanes y algunas otras, de que abundan tanto aquellos montes que, á no mantenerse por lo regular en los mas elevados copetes de los arboles, donde, ó por estar encubiertas con las hojas ó demasiado altas es dificultoso tirarlas, no necessitarian los passageros ni mas pronta ni mas abundante providencia para hacer su viage; del mismo modo, son muchas las culebras y grande la cantidad de monos. Entre estos, se particulariza una especie que llaman marimondas; son tan grandes que, quando se ponen en dos pies, tienen de alto vara y media ó mas; el color de su pelo es negro, y en todo son muy feos pero se domestican con gran facilidad; aunque en todos los países de montaña son comunes, parece que en los de Guayaquil abundan mas que en otros. 527 Entre las muchas y diversas plantas silvestres que producen aquellos montes, daré la explicacion de tres que á mi parecer lo merecen más por su particularidad, y son las cañas, vijahua y bejucos, materiales de que se componen ó fabrican las casas de la jurisdiccion de Guayaquil y que, además de este destino, sirven para otras muchas cosas.

528 Las cañas se hacen particulares tanto por su excessivo largo y gruesso quanto por el agua que encierran sus cañutos. El largo de estas es de seis á ocho tuessas por lo regular; y aunque en su grueso hay variedad, las mas fornidas tienen seis pulgadas de diametro del pie de rey ó, á corta diferencia, una quarta de la vara castellana. El canto ó macizo del cañuto circularmente es de seis lineas; con que, se dexa comprehender que, estando abiertas, forman una tabla de pie y medio de ancho; y assi no causarán admiracion los usos de ellas en la fabrica de casas que quedan expressados. Desde que empiezan á secarse, tienen llenos de agua la mayor parte de sus cañutos, con la distincion de que en el plenilunio lo están totalmente ó les queda muy poco vacío, y, á proporcion que mengua la luna, se vá disminuyendo en ellos hasta que en la conjuncion ó quedan totalmente vacías ó con tan poca que apenas es la suficiente para reconocer que la ha tenido; en todas ocasiones las he cortado, y lo tengo experimentado de esta suerte y advertido que, quando disminuye en ellas, el agua está como rebotada; por el contrario, clara y cristalina cuando está cerca de la oposicion y en sus alrededores. Aun adelantan mas sobre este particular los indios que trafican y gente de aquel país porque asseguran que no todos los cañutos tienen agua, sino con interrupcion alternativamente uno sí y otro no, en cuya singularidad solo podré decir que, cuando se abre un cañuto y se encuentra vacío, los dos immediatos están con agua, y esto se nota regular en casi todas las cañas.

Atribuyesele á esta agua la virtud de preservar contra las apostemas que se forman de las caidas, y assi todos los que baxan de la sierra la beben precabiendose de las que se les pueden originar con los golpes que son tan regulares en aquellos caminos. 529 Despues que han hecho el corte de estas cañas, las dexan que se sequen, á lo que llaman curarlas, y, estandolo, son muy fuertes; unas sirven entonces de vigas en las casas, otras para tablas, de arboladura para las baleas, de aforros en las bodegas de los navios quando cargan cacao para impedir que con el fuerte calor de este fruto no se requemen las maderas principales, para baras de literas y, por este tenor, para otras muchas cosas. 530 Las viijahuas son unas hojas tan largas y anchas que pudieran servir de sabanas; crianse silvestres, y las produce la tierra solas sin union á ningun tronco; su largo regular es de cinco pies de rey ó dos varas con corta diferencia, y su ancho, de dos pies á dos y medio. La vena principal del medio, que es la que sale de la tierra, tiene de quatro á cinco lineas, y todo lo restante de la hoja, suave y liso. Por la parte interior es verde y por la exterior, blanca, cubierta por esta de un polvillo muy delicado y pegajoso. Además de la comun aplicacion que tiene para tachar las casas, sirve de forrar los tercios de la sal, el pescado y otras especies que se transportan á la sierra, con lo qual van preservadas del agua, y son tambien de grande comodidad en aquellos sitios despoblados para fabricar las chozas, como tengo dicho.

531 Los bejucos son un modo de cuerdas de madera que deben considerarse de dos especies. Unos, que salen de la tierra y crecen enredados en los arboles, y otros, que las mismas ramas de aquellos, cuya calidad es propia para ello, los producen; unos y otros van creciendo hasta que vuelven á baxar el suelo, por donde se estienden y grangean otro tronco, suben por él hasta sus mas altos pimpollos y vuelven á baxar, de cuya forma hacen varios enlaces, y muchos quedan estendidos en el ayre, unidos á dos arboles, como si fuera una cuerda que se huviera atado de proposito. Son tan flexibles y correosos que se doblan y tuercen sin romperse, hacense nudos firmes con ellos, engruessan demasiado quando no los cortan; y siendo los mas delgados como quatro ó cinco lineas de diametro, tienen de 6 á 8 los regulares aunque los hay mucho mas gruessos, pero estos yá no sirven porque, teniendo tanto cuerpo, se endurecen. Entre los distintos usos á que los aplican, se emplean en todo lo que es atar, y, torciendo ó colchando muchos juntos, hacen cabos y calabrotes con que fondean y sujetan á tierra las mismas balzas y otras embarcaciones menores; y para todos los usos en que hayan de mantenerse en el agua, son de mucha duracion. 532 Producen assimismo aquellas montañas un arbol que llaman matapalo, y le conviene bien el nombre á su calidad. Este crece endeble y menudo al lado de otro corpulento, y junto á él se vá remontando hasta que consigue quedarse superior; entonces, esparce mucho su copete y le quita el sol, vá nutriendose y en grosandose con el jugo que havia de chupar al que le sirvió de escala para subir hasta que lo aniquila y destruye y queda él hecho señor del sitio, tan corpulento que despues sirve para hacer canoas muy grandes, para lo qual es propia su madera por ser muy fibrosa y ligera.

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