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Datos principales


Desarrollo


La caza de Moctezuma No sólo tenía Moctezuma toda la libertad que digo, estando así preso en casa y poder de los españoles, sino que también le dejaba Cortés salir siempre que quería a caza o al templo, pues era hombre devotísimo y cazador. Cuando salía a cazar, iba en andas a hombros de hombres; llevaba ocho o diez españoles en guarda de la persona, y tres mil mexicanos entre señores, criados y cazadores, de que tenía grandísimo número; unos para montear, otros para ojeos, otros para altanería. Los monteros esperaban liebres, conejos y guanas; tiraban a venados, corzos, lobos, zorros y otros animales, así como coyutles, con arcos, de que son diestros y certeros, especialmente si eran teuchichimecas, que tienen pena errando el tiro de ochenta pasos abajo. Cuando mandaba cazar a ojeo, era maravilla el ver la gente que se juntaba para ello, y la caza y matanza que a manos, palos, redes y arcos hacían de animales mansos, bravos y espantosos, como leones, tigres, y unas como especies de onzas, que se asemejan a los gatos. Muy difícil es coger un león, así por ser peligrosa presa y tener pocas armas y defensa los que lo hacen, aunque más vale maña que fuerza; sin embargo, mucho más es coger las aves que van volando por el aire, a ojeo, como hacen los cazadores de Moctezuma; los cuales tienen tal arte y destreza, que cogen cualquier ave, por brava y voladora que sea, en el aire, si el señor lo manda, según aconteció uno de esos días, que estando con Moctezuma los españoles que lo guardaban, en un corredor, vieron un gavilán, y dijo uno de ellos: "¡Oh, qué buen gavilán! ¡Quién lo tuviese!".

Entonces llamó a algunos criados, que decían ser cazadores mayores, y les mandó que siguiesen a aquel gavilán y se lo trajesen. Ellos fueron, y pusieron tanta diligencia y maña, que se lo trajeron, y él lo dio a los españoles; cosa que sobra de crédito, mas certificada de muchos por palabras y escrituras. Locura fuera de un tal rey Moctezuma mandar tal cosa, y necedad de los otros obedecerle, si no lo pudieran o supieran hacer; si ya no decimos que lo hizo por demostración de grandeza y vanagloria, y los cazadores mostrasen otro gavilán bravo, y jurasen ser aquel mismo que les mandara coger. Si ello es verdad, como afirman, antes alabaría yo a quien lo cogió que al que lo mandó. El mayor pasatiempo de estas salidas era la caza de altanería, que hacían de garzas, milanos, cuervos, picazas y otras aves, fuertes y flojas, grandes y chicas, con águilas, buitres y otras aves de rapiña, suyas y nuestras, que volaban a las nubes, y algunas que matan liebres y lobos, y como dicen, ciervos. Otros andaban a caza de volatería con redes, losas, lazos, señuelos y otros ingenios, y Moctezuma tiraba bien con arco a las fieras, y con cerbatana, de la que era un gran tirador y certero, a los pájaros. Las casas a donde iba eran de placer, y los bosques que dije, dos leguas por lo menos fuera de la ciudad; y aunque algunas veces hacía fiesta y banquete allí a los españoles y señores que con él iban, nunca dejaba de volver por la noche a dormir a casa de Cortés, ni de dar algo a los españoles que le habían acompañado aquel día; y como Cortés viese con cuánta franqueza y alegría hacía mercedes, le dijo que los españoles eran traviesos, y habían escudriñado la casa, y cogido algún oro y otras cosas que hallaron en unas cámaras; que viese lo que mandaba hacer de ello; y era lo que él descubrió. Él dijo liberalmente: "Eso es de los dioses de la ciudad; mas dejad las plumas y cosas que no son de oro ni plata, y lo demás tomadlo para vos y para ellos; y si más queréis, más os daré".

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