Estatuillas y objetos de bronce
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Datos principales
Rango
Colonizaciones orientales
Desarrollo
En buena parte del Próximo Oriente, especialmente en Siria y Fenicia, se fabricaron durante el segundo milenio antes de Cristo muchas figuras de bronce que se ofrecían como exvoto en los santuarios; el depósito de imágenes esquemáticas de Baal, en bronce forrado por láminas de oro, encontrado en el templo de los Obeliscos de Biblos, forma un verdadero ejército de miles de individuos; la abundancia de representaciones de dioses guerreros, como Reshef, hace que se conozca genéricamente este tipo como "smiting gods" o dioses que golpean, ya que suelen llevar un hacha o maza en la mano levantada. La iconografía de estos bronces abarca otros dioses y personajes, como los músicos sardos de Monte Sirai, pero es muy superior el número de dioses guerreros, entre los que se encontraba indudablemente el Melkart de Cádiz. En todos ellos, es común su tamaño, superior a los 25 cm, que les da una cierta categoría de piezas mayores. Hasta hace poco, las imágenes de dioses fenicios encontradas en España se consideraban obras de un taller local, quizás gaditano, dedicado al mercado tartésico. Los hallazgos más recientes indican que la producción gaditana fue muy amplia y de un estilo peculiar dentro del arte fenicio, que sólo ocasionalmente puede relacionarse con Tartessos .En los últimos años se han recuperado hasta cinco figuras de bronce de dioses similares al tipo combatiente o guerrero, procedentes de dragados en el canal inmediato al templo de Melkart-Hércules, de la isla gaditana de Sancti-Petri.
Su indumentaria y atributos participan de elementos egipcios y sirios, pero en el estilo de algunas se aprecian rasgos similares a los de otras figuras de terracota encontradas en Cádiz, que ayudan a identificar el taller local. Ahora se pueden relacionar estas piezas con otros dos dioses semejantes, que aparecieron en el mercado de antigüedades de Huelva años atrás, y pueden tener el mismo origen; por adquisiciones antiguas, que se atribuyen genéricamente a la región de Sevilla, habían ingresado ya en el Museo Arqueológico Nacional y en el de Sevilla otros ejemplares de dioses guerreros fenicios. La producción gaditana debió ser extensa y muy variada. Desde el siglo pasado está en el Museo del Louvre una figura de dios guerrero, procedente de Cádiz, que dentro de una anatomía naturalista conserva el casco abombado con cuernos y la actitud de golpear, comunes en los bronces fenicios; su arte es más reciente y de un aire helénico que llevó al profesor García y Bellido a incluirla en su obra "Hispania Graeca", pero hoy no sería arriesgado pensar que está muy cerca de la forma en la que pudieron sintetizar los artistas gaditanos a Melkart y Herakles. Bajo el influjo del arcaísmo griego se fabricó otro dios guerrero: el de Medina de las Torres (Badajoz), que conserva el Museo Británico , si hasta el momento había que suponer una presencia directa griega para explicar estas figuras, como la referida en el famoso viaje de Kolaios de Samos, ahora tenemos elementos para atribuirlas a la gran difusión que la divinidad fenicia gaditana tuvo en los distintos estilos que se sucedieron allí a lo largo de varios siglos.
La fecha de estas piezas debe establecerse de acuerdo con lo que se conoce en Fenicia y en el resto del Mediterráneo. En Sicilia, apareció en 1955 una pieza de este tipo, que por sus paralelos orientales podía situarse en los siglos XIV-XIII a. C., lo que supuso una verdadera revolución en las ideas sobre la presencia fenicia en Occidente; en Cádiz, uno de los bronces es de rasgos idénticos, con modelado muy geométrico, piernas angulosas y brazos tubulares, aunque nadie se atreve a aceptar esta cronología tan antigua, que podría superar la de la fundación mítica de la ciudad en el 1104 a. C.; otro bronce de Cádiz conserva una espiga de hierro, por lo que no puede ser anterior al uso común de este metal, que llega a España en los siglos IX u VIII antes de nuestra Era, pero el carácter votivo de estos depósitos permite que puedan encontrarse juntas piezas de épocas distintas; tampoco sería extraño que algunas se hubieran traído desde Oriente como ofrenda, siglos después de su fabricación, como suele ser la explicación de los hallazgos de objetos egipcios del segundo milenio antes de Cristo en Occidente. Otro bronce gaditano, conocido como el sacerdote de Cádiz, y conservado en el Museo Arqueológico Nacional, representa al dios egipcio Ptah, con túnica ceñida y el rostro cubierto por una lámina de oro, al estilo oriental.
Su indumentaria y atributos participan de elementos egipcios y sirios, pero en el estilo de algunas se aprecian rasgos similares a los de otras figuras de terracota encontradas en Cádiz, que ayudan a identificar el taller local. Ahora se pueden relacionar estas piezas con otros dos dioses semejantes, que aparecieron en el mercado de antigüedades de Huelva años atrás, y pueden tener el mismo origen; por adquisiciones antiguas, que se atribuyen genéricamente a la región de Sevilla, habían ingresado ya en el Museo Arqueológico Nacional y en el de Sevilla otros ejemplares de dioses guerreros fenicios. La producción gaditana debió ser extensa y muy variada. Desde el siglo pasado está en el Museo del Louvre una figura de dios guerrero, procedente de Cádiz, que dentro de una anatomía naturalista conserva el casco abombado con cuernos y la actitud de golpear, comunes en los bronces fenicios; su arte es más reciente y de un aire helénico que llevó al profesor García y Bellido a incluirla en su obra "Hispania Graeca", pero hoy no sería arriesgado pensar que está muy cerca de la forma en la que pudieron sintetizar los artistas gaditanos a Melkart y Herakles. Bajo el influjo del arcaísmo griego se fabricó otro dios guerrero: el de Medina de las Torres (Badajoz), que conserva el Museo Británico , si hasta el momento había que suponer una presencia directa griega para explicar estas figuras, como la referida en el famoso viaje de Kolaios de Samos, ahora tenemos elementos para atribuirlas a la gran difusión que la divinidad fenicia gaditana tuvo en los distintos estilos que se sucedieron allí a lo largo de varios siglos.
La fecha de estas piezas debe establecerse de acuerdo con lo que se conoce en Fenicia y en el resto del Mediterráneo. En Sicilia, apareció en 1955 una pieza de este tipo, que por sus paralelos orientales podía situarse en los siglos XIV-XIII a. C., lo que supuso una verdadera revolución en las ideas sobre la presencia fenicia en Occidente; en Cádiz, uno de los bronces es de rasgos idénticos, con modelado muy geométrico, piernas angulosas y brazos tubulares, aunque nadie se atreve a aceptar esta cronología tan antigua, que podría superar la de la fundación mítica de la ciudad en el 1104 a. C.; otro bronce de Cádiz conserva una espiga de hierro, por lo que no puede ser anterior al uso común de este metal, que llega a España en los siglos IX u VIII antes de nuestra Era, pero el carácter votivo de estos depósitos permite que puedan encontrarse juntas piezas de épocas distintas; tampoco sería extraño que algunas se hubieran traído desde Oriente como ofrenda, siglos después de su fabricación, como suele ser la explicación de los hallazgos de objetos egipcios del segundo milenio antes de Cristo en Occidente. Otro bronce gaditano, conocido como el sacerdote de Cádiz, y conservado en el Museo Arqueológico Nacional, representa al dios egipcio Ptah, con túnica ceñida y el rostro cubierto por una lámina de oro, al estilo oriental.