El Monasterio de San Jerónimo
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Datos principales
Rango
Renacimiento Español
Desarrollo
Al margen de la Capilla Real , el programa funerario más característico del Renacimiento granadino proviene de la nobleza y más concretamente de la duquesa de Sesa, que intentará inmortalizar las glorias de su marido, el Gran Capitán , a través de la remodelación de la cabecera de la iglesia del monasterio de San Jerónimo , diseñada originalmente en gótico. En 1523 Carlos V accedía a la petición de la duquesa de dotar la capilla mayor de la iglesia como panteón familiar. Esto supone para el monarca deshacerse de uno de los establecimientos que más gastos acarreaban a su hacienda y para la duquesa la necesidad de dignificar un espacio y diferenciarlo del resto del conjunto. A partir de 1525, formalizado el patronazgo, las obras se encargarán sucesivamente a Jacobo Florentino el Indaco y a Diego de Silóe . La elección de los dos decoradores, vinculados a los programas cortesanos a través de la Capilla Real, puede ser una decisión señorial pero a la que no es ajena, en absoluto, la política cultural de la Orden Jerónima, que se atribuía el papel de renovadora de las artes. En ese sentido señalar que será precisamente el arzobispo fray Pedro Ramírez de Alva quien contrate a Silóe en la catedral de Granada habiendo sido previamente prior de San Jerónimo. Encargado Florentino de las obras en 1525, sólo permanecería al frente de ellas hasta comienzos del año siguiente, en que muere.
En San Jerónimo, el Indaco proporciona los modelos que habían de sustituir a los del gótico tardío. Su primera decisión será sustituir los pilares semicilíndricos por un orden gigante de pilastras corintias sobre pedestales, con plinto bien adornado y dragones por volutas en los capiteles. En el crucero rehace los arcos de los laterales con dos retablos conformados con triple hornacina avenerada. Un diseño triunfal que Silóe completaría, tras la muerte de Florentino, con la heráldica ducal encajada por atlantes, coronando los retablos con cuatro estatuas sedentes, representaciones de las virtudes cardinales que completan la iconografía simbólica. En las hornacinas laterales, parejas de lansquenetes de tamaño natural apoyadas en troncos nudosos precisan la significación castrense del prestigio evocado. En el diseño de exteriores también las decisiones del Indaco importan por su transcendencia en los desarrollos futuros de la proyectiva historicista. A la altura del entablamento interior dispone otro con hojas de acanto sobre cartones en el friso; debajo, en la cabecera y en medio del lateral septentrional, se exhiben escudos del Gran Capitán y de su esposa sostenidos por guerreros vestidos a la romana. Silóe completará el exterior situando en el frente meridional del crucero un gran escudo de armas entre angelillos desnudos y en la cabecera, sobre la cornisa principal, dos gigantescas figuras de mujer con los letreros Fortitudo-Industria sosteniendo una cartela dedicatoria referida a las glorias del Gran Capitán.
A ambos lados dos tondos con bustos de los patronos. La alegoría y la historia constituyen, como se ve, un sólido soporte para las nuevas exigencias expresivas de la conmemoración. Silóe proyectará las cubiertas del crucero y la capilla mayor, de medio cañón las primeras y con un tramo final avenerado las del presbiterio. En el tramo central del crucero alza un cimborrio sobre trompas aveneradas, entre grandes óculos, y encima una bóveda con planteamientos técnicos góticos, sin duda temiendo la inseguridad de un diseño clásico en el organismo medieval, optando por la doble crucería. El conjunto de cubiertas está encasetonado, mostrando un ciclo excepcional de escultura arquitectónica. En las bóvedas del crucero se distribuyen altorrelieves con héroes y heroínas de la Antigüedad y la Biblia, alternando con angelotes y grutescos . Sobre la Capilla Mayor el programa atiende a temas exclusivamente religiosos, como las representaciones de una abundante hagiografía masculina y femenina, así como otras relativas al Salvador, los Apóstoles y Angeles con los atributos de la Pasión. El programa plástico exigiría un amplio taller que otorga distintas calidades al conjunto.
En San Jerónimo, el Indaco proporciona los modelos que habían de sustituir a los del gótico tardío. Su primera decisión será sustituir los pilares semicilíndricos por un orden gigante de pilastras corintias sobre pedestales, con plinto bien adornado y dragones por volutas en los capiteles. En el crucero rehace los arcos de los laterales con dos retablos conformados con triple hornacina avenerada. Un diseño triunfal que Silóe completaría, tras la muerte de Florentino, con la heráldica ducal encajada por atlantes, coronando los retablos con cuatro estatuas sedentes, representaciones de las virtudes cardinales que completan la iconografía simbólica. En las hornacinas laterales, parejas de lansquenetes de tamaño natural apoyadas en troncos nudosos precisan la significación castrense del prestigio evocado. En el diseño de exteriores también las decisiones del Indaco importan por su transcendencia en los desarrollos futuros de la proyectiva historicista. A la altura del entablamento interior dispone otro con hojas de acanto sobre cartones en el friso; debajo, en la cabecera y en medio del lateral septentrional, se exhiben escudos del Gran Capitán y de su esposa sostenidos por guerreros vestidos a la romana. Silóe completará el exterior situando en el frente meridional del crucero un gran escudo de armas entre angelillos desnudos y en la cabecera, sobre la cornisa principal, dos gigantescas figuras de mujer con los letreros Fortitudo-Industria sosteniendo una cartela dedicatoria referida a las glorias del Gran Capitán.
A ambos lados dos tondos con bustos de los patronos. La alegoría y la historia constituyen, como se ve, un sólido soporte para las nuevas exigencias expresivas de la conmemoración. Silóe proyectará las cubiertas del crucero y la capilla mayor, de medio cañón las primeras y con un tramo final avenerado las del presbiterio. En el tramo central del crucero alza un cimborrio sobre trompas aveneradas, entre grandes óculos, y encima una bóveda con planteamientos técnicos góticos, sin duda temiendo la inseguridad de un diseño clásico en el organismo medieval, optando por la doble crucería. El conjunto de cubiertas está encasetonado, mostrando un ciclo excepcional de escultura arquitectónica. En las bóvedas del crucero se distribuyen altorrelieves con héroes y heroínas de la Antigüedad y la Biblia, alternando con angelotes y grutescos . Sobre la Capilla Mayor el programa atiende a temas exclusivamente religiosos, como las representaciones de una abundante hagiografía masculina y femenina, así como otras relativas al Salvador, los Apóstoles y Angeles con los atributos de la Pasión. El programa plástico exigiría un amplio taller que otorga distintas calidades al conjunto.