Compartir
Datos principales
Rango
Arte Español Medieval
Desarrollo
Pese a los pocos restos conservados, son la decoración esculpida y la pintura mural los elementos que permiten completar mejor la fisonomía ornamental de los templos estudiados. Puede decirse que, junto al reaprovechamiento de piezas anteriores , en el siglo X, se realizaron importantes tallas de relieves en capiteles, canceles, etc., bien imitando modelos antiguos o creando otros nuevos, donde está prácticamente ausente la decoración figurada o emblemática, con muy contadas excepciones como Escalada y Mazote . La talla es plana y, en muchas ocasiones, a bisel, siguiendo así, una vez más, técnicas hispanovisigodas. Ningún otro edificio, al menos a juzgar por los conservados, ha recibido la decoración de San Miguel de Escalada. Capiteles, canceles, tímpanos, impostas de los ábsides o del iconostasio, constituyen un auténtico repertorio ornamental, compuesto principalmente por motivos de tradición indígena e hispanogoda : tallos entrelazados, en cuyo interior se dibujan vegetales, flores o animales; roleos vegetales en bandas verticales, alternados con paños de meandros cruzados con tallos de palmeras, veneras, racimos y aves picando frutos son todos ellos temas conocidos y empleados en San Pedro de la Nave y en Quintanilla de las Viñas . Procedentes de la iglesia de San Román de Hornija , localidad situada a orillas del Duero -en el límite de las provincias de Valladolid y Zamora-, son un grupo de capiteles esculpidos, con motivos vegetales, que, muchas veces, derivan de modelos clásicos, y otras realizados con trazos claramente visigodos.
Tal es el caso de las cestas decoradas con dos filas de pencas lisas y caulículos gruesos, rematados en volutas simétricas o aquéllos ornamentados con acantos carnosos, entre los que figuran aves, en disposición muy similar a la que adoptan en los capiteles de San Pedro de la Nave. Los relieves de Francelos o el de San Cebrián de Mazote -que cierran la corta lista de ejemplos significativos- evidencian en su talla a bisel muy acusada un claro visigotismo. Respecto a la decoración pictórica de los paramentos interiores de los templos, los restos que han llegado hasta nosotros son aún más reducidos. Se han conservado fragmentos en Peñalba y otros más significativos en la cabecera de Santa María de Bamba , ejemplo este último donde se aprecia una gran economía cromática, pues los colores empleados son básicamente negros, blancos y ocres. A través de los motivos de Bamba podemos extraer algunas conclusiones que quizá pudieran hacerse extensivas a otros edificios. La temática empleada, básicamente animales y ruedas, inscritas en una red de cuadrados con medallones, recuerdan los paños orientales en cuanto al trazado y la composición, pero, al mismo tiempo, perfilan los mismos esquemas de numerosas piezas de relieve hispanovisigodas. De tal forma, aunque en algunos casos, como en Peñalba, la ornamentación geométrica recuerde trazas asturianas , el pasado más lejano vuelve a condicionar la plástica del siglo X, como lo hiciera con la arquitectura. A la decoración esculpida y pintada habría que añadir las cortinas colocadas en los iconostasios y a la entrada de las capillas, así como los múltiples objetos litúrgicos y de iluminación -lámparas colgantes, cruces, candelabros, etc.-, elementos todos ellos que devolverían a los edificios del valle del Duero su auténtica identidad.
Tal es el caso de las cestas decoradas con dos filas de pencas lisas y caulículos gruesos, rematados en volutas simétricas o aquéllos ornamentados con acantos carnosos, entre los que figuran aves, en disposición muy similar a la que adoptan en los capiteles de San Pedro de la Nave. Los relieves de Francelos o el de San Cebrián de Mazote -que cierran la corta lista de ejemplos significativos- evidencian en su talla a bisel muy acusada un claro visigotismo. Respecto a la decoración pictórica de los paramentos interiores de los templos, los restos que han llegado hasta nosotros son aún más reducidos. Se han conservado fragmentos en Peñalba y otros más significativos en la cabecera de Santa María de Bamba , ejemplo este último donde se aprecia una gran economía cromática, pues los colores empleados son básicamente negros, blancos y ocres. A través de los motivos de Bamba podemos extraer algunas conclusiones que quizá pudieran hacerse extensivas a otros edificios. La temática empleada, básicamente animales y ruedas, inscritas en una red de cuadrados con medallones, recuerdan los paños orientales en cuanto al trazado y la composición, pero, al mismo tiempo, perfilan los mismos esquemas de numerosas piezas de relieve hispanovisigodas. De tal forma, aunque en algunos casos, como en Peñalba, la ornamentación geométrica recuerde trazas asturianas , el pasado más lejano vuelve a condicionar la plástica del siglo X, como lo hiciera con la arquitectura. A la decoración esculpida y pintada habría que añadir las cortinas colocadas en los iconostasios y a la entrada de las capillas, así como los múltiples objetos litúrgicos y de iluminación -lámparas colgantes, cruces, candelabros, etc.-, elementos todos ellos que devolverían a los edificios del valle del Duero su auténtica identidad.