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Desarrollo


Capítulo XL De algunas cosas notables y de admiración deste reino Hay, en este Reino del Pirú, muchas y diversas cosas increíbles y de admiración, y sucesos notables, algunos de los cuales se tratará en este capítulo, aunque no de todo, por la prolijidad y fastidio que puede dar al lector. En la provincia de Quito hay un pueblo de indios llamado San Miguel de Chinbo, en cuyo distrito esta una laguna de una legua de bojeo en contorno, muy hondable, a la falda de una sierra alta, temple caliente y tierra de mucha arboleda, y dentro de la laguna está un pedazo de isla llena de árboles y espesura de yerbas, la cual se despide y aparta de la Tierra Firme. A las cuatro de la tarde, iba navegando por medio de la laguna, hasta ponerse de la otra parte della, frontero de donde se salió; y otro día, a las ocho, vuelve a ponerse en su mismo lugar, volviendo por el mismo estilo que había ido. Este curso es de ordinario, y muchas veces sucede estar esta isla pegada a la Tierra Firme, de manera que en ella se entra mucho ganado vacuno y de otro género que hay allí pastando, y en la misma isla se va y vuelve, atravesandola toda de una parte a otra, como está dicho. La isla será, como dos grandes cuadras, negocio increíble y peregrino y de admiración, pero cierto y verdadero. En esta misma provincia, junto a un pueblo de indios llamado Carangui, hay una laguna de media legua en contorno, muy honda, y en medio della está un grandísimo árbol silvestre muy verde y coposo, que jamás se seca, y tiene su fundamento y raíz encima de las obas y llamas que se crían en la dicha laguna, cuando hace aire, lo muda a la parte donde corre sin derribarle ni ladearle, sino de ordinario muy entero.

Con ser tan grande y hondable esta laguna que no se le halla fondo, se ha criado en ella este árbol. El ynga, cuando llegó desta provincia, degolló y mató muchísima gente, de suerte que se convirtió con la matanza de los cuerpos en sangre toda ella, y así le llaman hoy en día los indios, la laguna de Yahuarcocha, que quiere decir laguna o mar de sangre. Negocio es todo esto de gran admiración, y notable suceso y muy notorio, a cuantos la quieren ver cuando pasan por junto a ella, que está una legua del Camino Real, donde tienen los padres de la Compañía de Jesús una gran heredad. Pues no sólo esto es lo que puede causar admiración al lector, pues diré aquí una de las cosas más admirables que entiendo ha sucedido en el mundo; y lo que me mueve a ponerla, es el ser tan pública y sabida en este reino. La relación de la cual dice así: En tres de octubre de mil y seiscientos y ocho años, en el pueblo de Puna, cuatro leguas de Potosí, Barbola de los Reyes, mestiza, estando preñada de trece meses, parió un monstruo de la misma suerte que va aquí pintado. Después que nació, estuvo tres horas sin bullirse, hasta que habiendo recibido calor de un brasero que allí tenía Ynés, india partera, encendido, se levantó revoloteando en presencia del padre Nicolás de Antecura del dicho pueblo, y se salió por la puerta. No quiso Dios que monstruo tan espantable viviese, y así, en dándole el sol, murió. Trujéronlo a la silla de Potosí, en cuya plaza estuvo dos día, para que lo viesen todos.

Ha habido probanza de que la dicha Barbola es de la Ciudad de los Reyes, y poniéndola a cuestión de tormento, confesó haber tenido cópula con un carnero de la tierra, con el cual estuvo toda aquella noche en una borrachera, donde se hallaron catorce indios y un negro. Por este delito tan grande la justicia tenía a cargo para hacer su oficio. También en un pueblo de indios, una legua de la ciudad de la Plata, llamado la Limpia Concepción de Nuestra Señora de Huata, siendo yo cura y comendador en el dicho pueblo, vi de parir a una india en el dicho pueblo una niña llena de pelos desde los ojos para arriba, sin facción de frente, y todo el rostro, y cuerpo. Llámase Pascuala, y habla, los ojos tiene con el rostro muy espantable. Dijo su madre haber visto un oso encima de una cama, que pasaba por el pueblo estando preñada, y que desto procedía todo lo que se ha referido. No debe de ser, sino que ella sería posible tener cópula con algún animal, vide oso, en algún guaico o quebrada, cuando iba a su chácara, porque la sobredicha niña no sacó de la madre más de las facciones, y todo los demás de bestia. Es Dios sabedor de todas estas cosas, como quien todo lo puede y alcanza, y, con esto, he concluido lo tocante a los ritos, ceremonias, costumbres, sacrificios que observaban los indios en su gentilidad, y las cosas monstruosas y notables que hay en el Pirú.

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