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Datos principales


Desarrollo


De la desastrada e infeliz muerte del emperador Ixtlilxóchitl Viéndose Ixtlilxóchitl tan desamparado de los suyos, dejó a todos los de su casa y familia en el bosque de Chicuhnayocan, y con solo dos capitanes, que el uno se decía Totocahuan, natural de Papalotlan, y el otro llamado Cozámatl, y su hijo el príncipe Nezahualcoyotzin, se fue hacia una barranca profunda que se dice Queztláchac, junto de la cual estaba un árbol grande caído, que debajo de sus raíces hizo noche, y al salir el sol el día siguiente, que fue en el que ellos llaman matlactli cozcacuahtli, a los nueve días de su décimo mes llamado ochpanaliztlique, que fue a los veinticuatro de septiembre del año atrás referido llegó a él muy apresurado un soldado de las espías que tenía, puestos, llamado Tezcacoácatl, diciéndole cómo por aquellas lomas había descubierto que venía cantidad de gente armada a gran priesa. Ixtlilxóchitl viéndose ya cercano a la muerte, y que le era fuerza el venir a las manos con sus enemigos, les dijo a los pocos de sus soldados que allí estaban con él, que procurasen escaparse con las vidas, que él no podía hacer menos sino morir hecho pedazos en manos de sus enemigos; y luego llamó al príncipe y le dijo con muy sentidas y tiernas palabras: "hijo mío muy amado, brazo de león, Nezahualcóyotl ¿a dónde te tengo de llevar que haya algún deudo o pariente que te salga a recibir? Aquí ha de ser el último día de mis desdichas, y me es fuerza el partir de esta vida; lo que te encargo y ruego es, que no desampares a tus súbditos y vasallos, ni eches en olvido de que eres chichimeca, recobrando tu imperio, que tan injustamente Tezozómoc te tiraniza, y vengues la muerte de tu afligido padre; y que has de ejercitar el arco y las flechas; sólo resta que te escondas entre estas arboledas porque no con tu muerte inocente se acabe en ti imperio tan antiguo de tus pasados".

Fueron tantas las lágrimas que los ojos vertían de hijo y padre, que de ninguna manera pudieron hablarse más, y habiéndose abrazado tiernamente, el príncipe se apartó de su padre y se fue a un árbol muy copado, dentro de cuyas ramas se estuvo allí escondido, y desde donde vio el fin y desastrada muerte de su padre: el cual salió al encuentro de los enemigos (que los más eran de las provincias de Otompan y Chalco, que venían con los tiranos tepanecas, a quienes había hecho muchas mercedes y favores poco tiempo antes), y embistiendo con ellos, Peleó un gran rato, matando algunos de ellos, hasta que cayo en tierra muerto, pasado su cuerpo por muchas partes con lanzas que llevaban; y reconociendo que bajaban muchos soldados a favorecerle, se contentaron con dejarlo muerto y se fueron a gran priesa por la vía de Otompan; y Totocahuan, uno de los capitanes, fue el primero que levantó a su rey y señor, y comenzó a hacer una lamentación hablando con el cuerpo difunto diciéndole: "¡oh Ome Tochtli Ixtlilxóchitl, ya llegó el fin de tus desdichas y principio de tu descanso; empiece ya el llanto de todo tu imperio, y goce de su orfandad y orbación pues hoy te falta su luz y padre: sólo me pesa en dónde irá a parar el niño Acolmiztli Nezahualcóyotl, mi príncipe y señor, y con él sus leales y desdichados vasallos". Y habiendo hecho este apóstrofe y parlamento al cuerpo de su rey y señor, lo comenzó a amortajar, y entre los que fueron llegando, fue un caballero llamado Quetláchac, en la parte más acomodada que vieron, aderezaron lo mejor que pudieron un estrado y asiento real, en donde pusieron el cuerpo del gran Ixtlilxóchitl, y aquella noche estuvieron con él, hasta que otro día al amanecer lo quemaron, que fue en el que llaman matalactlioceolin, y sus cenizas las guardaron hasta que fuese tiempo de colocarlas en el lugar conveniente a su persona y calidad. Duraron estas últimas guerras de los tepanecas tres años y doscientos setenta y tres días, siendo de edad el príncipe Nezahualcoyotzin de quince años y doscientos días, y jurado y recibido por su señor del imperio chichimeca. Ixtlilxóchitl fue el primer emperador chichimeca que se enterró con semejantes exequias, que es conforme a los ritos y ceremonias de los tultecas.

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