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Capítulo XIX 439 Del árbol o cardo llamado maguey, y de muchas cosas que de él se hacen, así de comer como de beber, calzar y vestir, y de sus propiedades 440 Me es un árbol o cardo que en lengua de las islas se llama maguey, del cual se hacen y salen tantas cosas, que es como lo que dicen que hacen del hierro; es verdad que la primera vez que yo le vi sin saber ninguna de sus propiedades dije: "gran virtud sale de este cardo". Él es un árbol o cardón a manera de una yerba que se llama zábila, sino que es mucho mayor. Tiene sus ramas o pencas verdes, tan largas como vara y media de medir; van seguidas como una teja, del medio gruesa, y adelgazando los lados del nacimiento: es gorda y tendrá casi un palmo de grueso; va acanalada, y adelgázase tanto la punta, que la tiene tan delgada como una púa o como un punzón; de estas pencas tienen cada maguey treinta o cuarenta, pocas más o menos, según su tamaño, porque en unas tierras se hacen mejores y mayores que en otras. Después que el methl o maguey está hecho y tiene su cepa crecida, córtanle el cogollo con cinco o seis púas, que allí las tiene tiernas. La cepa que hace encima de la tierra, de adonde proceden aquellas pencas, será del tamaño de un buen cántaro, y allí dentro de aquella cepa le van cavando y haciendo una concavidad tan grande como una buena olla; y hasta gastarle del todo y hacerle aquella concavidad tardarán dos meses, más o menos según el grueso del maguey; y cada día de éstos van cogiendo un licor en aquella olla, en la cual se recoge lo que destila.

Este licor luego como de allí se coge, es como aguamiel; cocido y hervido al fuego, hácese un vino dulcete limpio, lo cual beben los españoles, y dicen que es muy bueno y de mucha sustancia y saludable. Cocido este licor en tinajas como se cuece el vino, y echándole unas raíces que los indios llaman ocpatl, que quiere decir medicina o adobo de vino, hácese un vino tan fuerte, que a los que beben en cantidad embeoda reciamente. De este vino usaban los indios en su gentilidad para embeodarse reciamente, y para se hacer más crueles y bestiales. Tiene este vino mal olor, y peor el aliento de los que beben mucho de él; y en la verdad, bebido templadamente es saludable y de mucha fuerza. Todas las medicinas que se han de beber se dan a los enfermos con este vino; puesto en su taza o copa echan sobre él la medicina que aplican para la cura y salud del enfermo. De este mismo licor hacen buen arrope y miel, aunque la miel no es de tan buen sabor como la de las abejas; pero para guisar de comer dicen que es ésta mejor y es muy sana. También sacan de este licor unos panes pequeños de azúcar, pero ni es tan blanco ni tan dulce como el nuestro. Asimismo hacen de este licor vinagre bueno; unos lo aciertan o saben hacer mejor que otros. Sácase de aquellas pencas hilo para coser. También se hacen cordeles y sogas, maromas, cinchas y jáquimas, y todo lo demás que se hace del cáñamo. Sacan también de él vestido y calzado; porque el calzado de los indios es muy al propio del que traían los apóstoles, porque son propiamente sandalias.

Hacen también alpargates como los del Andalucía, y hacen mantas y capas; todo de este methl o maguey. 441 Las púas en que se rematan las hojas sirven de punzones, porque son agudas y muy recias, tanto, que sirven algunas veces de clavos, porque entran por una pared y por un madero razonablemente; aunque su propio oficio es servir de tachuelas cortándolas pequeñas. En cosa que se haya de volver o roblar no valen nada, porque luego saltan; y puédenlas hacer que una púa pequeña al sacarla saquen con su hebra, y servirá de hilo y aguja. 442 Las pencas también por sí aprovechan para muchas cosas. Cortan estas pencas, porque son largas, y en un pedazo ponen las indias el maíz que muelen, y cae allí; que como lo muelen con agua y el mismo maíz ha estado en mojo, ha menester cosa limpia en que caiga; y en otro pedazo de la penca lo echan después de hecho masa. De estas pencas hechas pedazos se sirven mucho los maestros que llaman amantecas, que labran de pluma y oro, y encima de estas pencas hacen un papel de algodón engrudado, tan delgado como una muy delgada toca, y sobre aquel papel y encima de la penca labran todos sus dibujos; y es de los principales instrumentos de su oficio. Los pintores y otros oficiales se aprovechan mucho de estas hojas, hasta los que hacen casas toman un pedazo y en él llevan el barro. Sirven también de canales y son buenas para ello. 443 Si a este methl o maguey no le cortan para coger vino, sino que le dejan espigar, como de hecho muchos espigan, echa un pimpollo tan grueso como la pierna de un hombre, y crece dos y tres brazas, y echada su flor y simiente sécase.

Y adonde hay falta de madera sirve para hacer casas, porque de él salen buenas latas, y las pencas de los verdes suplen por teja. Cuando ha echado su árbol luego se seca todo hasta la raíz, y lo mismo hace después que le han cogido el vino. Las pencas secas aprovechan para hacer lumbre, y en las más partes es esta la leña de los pobres; hace muy buen fuego y la ceniza es muy buena para hacer lejía. 444 Es muy saludable para una cuchillada o para una llaga fresca, tomada una penca y echada en las brasas, y sacar el zumo así caliente es mucho bueno para la mordedura de la víbora; han de tomar de estos magueyes chiquitos, del tamaño de un palmo y la raíz que es tierna y blanca, y sacar el zumo, y mezclado con zumo de ajenjos de los de esta tierra, y lavar la mordedura, luego sana; esto yo lo he visto experimentar y ser verdadera medicina: esto se entiende siendo fresca la mordedura. 445 Hay otro género de estos cardos o árboles de la misma manera, sino que el color es algo más blanquecino, aunque es tan poca la diferencia, que pocos miran en ellos, y las hojas o pencas son un poco más delgadas; de éste que digo sale mejor el vino que dije que bebían algunos españoles, y yo lo he bebido. El vinagre de éste también es mejor. Este cuecen en tierra, las pencas por sí y la cabeza por sí, y sale de tan buen sabor como un diacitrón no bien adobado o no muy bien hecho. Lo de las pencas está tan lleno de hilos que no se sufre tragarlos, sino mascar y chupar aquel zumo que es dulce; mas si las cabezas están cocidas de buen maestro, tiene tan buenas tajadas que muchos españoles lo quieren tanto como buen diacitrón; y lo que es de tener en más es que toda la tierra está llena de estos metheles, salvo la tierra caliente; la que es templada tiene más de estos postreros.

Estas eran las viñas de los indios; y así tienen ahora todas las linderas y valladares llenas de ellos. 446 Hácese del methl buen papel; el pliego es tan grande como dos pliegos del nuestro; y de esto se hace mucho en Tlaxcala, que corre por gran parte de la Nueva España. Otros árboles hay de que se hace en tierra caliente, y de éstos se solía gastar gran cantidad; el árbol y el papel se llaman amatlh y de este nombre llaman a las cartas, y a los libros y al papel amatlh, aunque el libro su nombre tiene. 447 En este methl o maguey hacia la raíz se crían unos gusanos blanquecinos, tan gruesos como un cañón de una avutarda y tan largos como medio dedo, los cuales tostados y con sal son muy buenos de comer; yo los he comido muchas veces en días de ayuno a falta de peces. Con el vino de este methl se hacen muy buenas cernadas para los cabellos, y es más fuerte y más cálido y más apropiado para esto que no el vino que los españoles hacen de uvas. 448 En las pencas u hojas de este maguey hallan los caminantes agua, porque como tiene muchas pencas y cada una como he dicho tiene vara y media de largo, cuando llueve, algunas de ellas retienen en sí el agua, lo cual como ya los caminantes lo sepan y tengan experiencia de ello, vanlo a buscar y muchas veces les es mucha consolación.

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