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CAPITULO VII Plagas á que está sujeta la ciudad de Lima, con particularidad la de los terremotos, y enfermedades que allí padece la naturaleza 174 Una de las pensiones que se padecen en Lima en el verano es la plaga de pulgas y chinches, á que no es bastante preservativo todo el aseo que tienen aquellas gentes para eximirse de su mortificacion, contribuyendo á que tanto abunden estos insectos, por una parte, aquel polvo de estiercol que nunca falta en las calles y, por otra, la moda de las techumbres, que, siendo llana, como yá se dixo, se detiene en ellas el que levanta el viento, y assi caen por entre las junturas de las tablas continuamente pulgas y chinches, de que nunca se ven las casas libres; y aunque á estos dos se agregan los mosquitos, no son de tanta molestia como los antecedentes. 175 A las plagas de los insectos sigue el riesgo de los terremotos, siendo tal la proposicion de aquel país á ellos que sus habitadores viven con el continuo sobresalto de sus estragos, sucediendo tan repentinos y continuos que el estremecimiento con que la tierra se mueve sorprende á las gentes quando menos lo esperan, y las llena de susto y de temor con el justo recelo de ser sepultados en las ruinas de sus mismas habitaciones. Este destrozo y lastimoso sucesso ha experimentado aquella ciudad en repetidas ocasiones y acaba de padecer ultimamente con una entera desolacion de sus edificios y casas. No son siempre continuos los terremotos allí porque hay ocasiones en que se repiten con mas frequencia que en otras.

Ni causan siempre igual estremecimiento ó de igual duracion pues en todo ello hay variedad, pero nunca se suspenden por tanto tiempo que dan lugar á que se tranquilice el animo, antes bien, lo ponen en mayor cuidado guando ha dexado de haverlos por algunos dias, temiendose la mayor fuerza y duracion del primero que debe sobrevenir. En el año de 1742 tuve la curiosidad por un cierto tiempo de anotar la hora de los que entonces se experimentaron, y fueron en este forma, el dia 9 de mayo á las 9 horas 45 minutos de la mañana, el 19 del mismo á las 12 de la noche, el 27 á las 5 horas 35 minutos de la tarde, el 12 de junio á las 5 horas 45 minutos de la mañana y el 14 de octubre á las 9 de la noche, hasta cuyo tiempo puse cuidado en apuntarlos; pero es de advertir que estos fueron aquellos en que las concusiones duraron cerca de un minuto, y con particularidad en el de el 27 de mayo, que permanecieron casi dos, empezando primero uno grande y continuando despues varios pequeños estremecimientos hasta que del todo cessaron, porque en los tiempos intermedios de los que quedan anotados se experimentaron otros que, siendo menores, no se hicieron tan sensibles. 176 No vienen estos terremotos tan dissimulados que no les precedan algunas señales de su aviso, siendo la principal un intenso ruido formado en las concavidades ocultas de la tierra que se dexa sentir como un minuto antes que se experimenten las concusiones, el qua] parece que, no fixo en la parte donde se forma, corre subterraneamente; á este se siguen los demás, como el de los perros que, siendo los primeros que lo conciben, empiezan á ladrar con desaforados ahullidos, las bestias que andan por las calles se paran y, con natural instinto, se abren de piernas, precabiendose assi contra los movimientos para no caer.

Al primero de estos anuncios, que la gente llega á sentir, dexando sus casas, sale despavorida á la calle buscando en ella la seguridad que no tienen en aquellas, y lo executan con tanta precipitacion que, no reparando en nada, se dexan ver en ella de la misma forma que les encontró el aviso; y si es de noche, á tiempo que yá estaban entregados al descanso, es regular salir desnudos, no dando el temor y la prisa lugar para que tomen la ropa. Assi, ofrecen las calles un theatro de figuras tan extrañas y particulares que, á no estar preocupados todos del sobresalto que es propio en semejante trance, no sería poco lo que havria que celebrar de su conjunto. A esta repentina concurrencia acompaña la gritería, yá de los muchachos y pequeñas criaturas que, estando en lo mas apacible del sueño, lloran porque los interrumpieron en él, yá de las mugeres que, haciendo varias deprecaciones, acompañan ó tal vez entretienen con sus voces el susto y el temor, ó yá de los hombres que, llenos de espanto, no pueden guardar silencio, y, junto á tanto alboroto, los ahullidos de los perros, todo se convierte en confusion, la qual dura largo rato despues que ha fenecido el terremoto porque, con el recelo de que se repita, no hay quien se atreva á recogerse en las casas, haviendo experimentado muchas veces que el estrago que no se causó con los primeros estremecimientos sucede con los que se le siguen, desmoronando estos los que aquellos empezaron á desquiciar. 177 Con el cuidado que tuve de anotar la hora precisa á que sucedieron los terremotos que quedan apuntados, reparé que con indiferencia sobrevenian ó bien quando la marea se hallaba á la mitad de su menguante ó estando á media creciente y nunca en la pleamar perfectamente ni en la total menguante, contrario á lo que algunos pretenden establecer de que hayan de experimentarse en las seis horas del refluxo ó baxamar y no en las otras seis de fluxo ó creciente para que assi convengan con el sisthema que han formado de su origen y causas, el qual, á mi sentir, no corresponde tan perfectamente á lo que se observa en este particular que se haga acreedor á la mayor aceptacion.

178 Es la naturaleza de aquellos paises tan propia para los terremotos que en todos tiempos se han experimentado con lamentables estragos y han sido tanto mas sensibles quanto mayores los que han ocasionado; y para que la curiosidad de los lectores no eche menos la noticia de los antiguos, me ha parecido anticiparla á las de el ultimo que acaba de convertir en ruinas aquella ciudad. 179 El primero de estos mas considerables terremotos, despues que, establecidos los españoles en aquellas partes, tenia yá Lima algunos años de fundacion, fue en el de 1582; pero de él no recibió el daño que experimentó en algunos de los que se siguieron, ciñendose entonces el principal que causó á la ciudad de Arequipa, pues, haviendo sido acia aquella parte donde parece que la tierra hizo su mayor movimiento, la dexó casi arruinada. En el año 1586, dia 9 de julio, se experimentó otro terremoto en Lima, que se cuenta en el numero de los mas notables, y aquella ciudad hace commemoracion de él el dia de la Visitacion de Santa Isabel. El año de 1609 huvo otro semejante al antecedente. El dia 27 de noviembre del año de 1630 un terremoto que causó grande estrago en la ciudad, y se temió su total ruina; en reconocimiento de haverse libertado de ella, se celebra annualmente el mismo dia la festividad de nuestra Señora del Milagro. El año de 1655, dia 13 de noviembre, un formidable terremoto arruinó los mejores edificios y muchas casas de aquella ciudad; su estrago puso á los vecinos en el extremo de irse á vivir por muchos dias á las campañas, huyendo del peligro que dentro del pueblo les amenazaba.

El año de 1678, dia 17 de junio, huvo otro tan horrible que, maltratando considerablemente los templos, reduxo á ruinas muchas casas. 180 Entre los mayores que se cuentan allí, lo fue el de 20 de octubre del año de 1687. Este empezó á las 4 de la mañana y con él la ruina de muchos edificios y casas, en que pereció crecido numero de gente, pero su estrago solo fue aviso de lo que havia de suceder y sirvió para que enteramente no quedassen sepultados todos sus moradores; pues repitiendose el estremecimiento de la tierra con remezones que aterrorizaban, á las 6 de la mañana se vencieron á su impulso las que havian resistido al esfuerzo de los primeros baybenes y se vieron reducidas á ruinas, no teniendo á poca dicha sus habitadores el poder ser testigos de ellas desde las calles y plazas adonde los havia yá conducido la primer advertencia. En este segundo estremecimiento, se retiró el mar sensiblemente de sus margenes y, queriendo volver á ocuparlas con montes de agua, excedió tanto de ellos que, inundando al Callao y otras playas, sepultó en sí las gentes que halló en ellas. El 29 de septiembre del año de 1697 se experimentó otro terremoto muy grande. El 14 de julio de 1699 sucedió otro que maltrató muchas casas. El 8 de febrero del año de 1716 sucedió otro gran terremoto. El 8 de febrero de 1725 huvo otro terremoto que maltrató muchos edificios. El 2 de diciembre de 1732, á la una de la mañana, otro semejante al antecedente.

Y en los años de 1690, 1734 y 1743 se cuentan otros tres no de la fuerza y duracion que aquellos, y ninguno tan horrible como el que se experimentó ultimamente y es el que se sigue. 181 El 28 de octubre de 1748, á las diez y media de la noche, cinco horas y tres quartos antes de plenilunio, empezaron los estremecimientos de la tierra y fueron estos tan violentos que en poco mas de tres minutos quedaron hechos destrozo de su furor casi todos ó la mayor parte de los edificios grandes y pequeños que contenía aquella ciudad y sepultados en sus ruinas las gentes de su vecindario, que, menos presurosas en la diligencia de buscar seguridad á sus vidas con el asylo de las calles y plazas, fueron ó mas perezosas ó mas tardas en dexar el abrigo de las casas y en huir la inmediacion de las obras, cuya grandeza hecha trofeo de los estremecimientos acrecentaba el estrago. Terminóse el horroroso efecto de este primer temblor y dexó la tierra de moverse; pero su tranquilidad fue de tan corta duracion, que, repitiendose las concusiones con frequencia, contaron sus moradores, segun avisos de una relacion particular, cerca de doscientas en las primeras 24 horas y hasta el dia 24 de febrero del siguiente año de 1747, que era la fecha de la noticia, se havian numerado 451 movimientos, entre los quales algunos fueron, si no de tanta duracion como el primero, de no inferior esfuerzo en el estrecimiento. 182 El presidio ó plaza del Callao experimentó, assimismo, igual ruina á la misma hora pero, con ser tan grande la que el terremoto causó en sus casas y edificios, fue muy pequeña respeto de la que havia de padecer, pues, retirandose el mar, como en semejantes ocasiones se ha experimentado, considerable distancia, volvió hinchado formando de sus embravecidas olas montes de espumas y con ellos transformó en pielago lo que antes era Callao y tierra firme; repitió con desproporcionado refluxo al retirarse y, cobrando nueva furia sus olas, se acrecentó la inundacion sobrepujando las aguas á las murallas y otros edificios altos de aquella plaza, cuya fortaleza havia resistido al ímpetu de la primera pero cedió enteramente á la violencia del segundo, de suerte que solo quedó para memoria triste del sucesso un pedazo de muralla del fuerte ó baluarte de Santa Cruz, en la que hacía la circunferencia de la plaza.

De las embarcaciones que en la sazon estaban fondeadas en aquel puerto, y entre grandes y pequeñas se contaban 23, las 19 quedaron sumergidas, y las quatro restante, entre las quales fue una la fragata de guerra nombrada San Fermin, siendo llevadas de la fuerza de las aguas, quedaron varadas en tierra y en parage bien distante de la playa. 183 Igual desgracia á la del Callao experimentaron otros puertos de la misma costa, y entre ellos el de Cavallas y Guañape; y semejante á la de Lima, las villas de Chancay, Guaura y los valles de la Barranca, Supe y Pativilca; y aunque la mortandad de gente que ocasionaron las ruinas en aquella ciudad consistia segun los cadaveres descubiertos hasta el 31 del mismo mes de octubre en 1300 personas, fueron no pocas las que sin piernas ó sin brazos, hechas victimas de la tragedia, quedaron por rendir la vida con mayor dolor y causando mas viva compassion. En el Callao, donde se numeraban mas de 4000 personas, solo escaparon poco mas de 200, y los 22 de ellos en el lienzo de la muralla que quedó existente. 184 Segun se tuvo noticia en Lima después de este mismo accidente, la misma noche de él rebentó en Lucanas un volcán, y la mucha agua que despidió causó una grande inundacion en aquel país; y en la montaña que cae sobre Patas, llamado conversiones de Caxamarquilla, rebentaron tres, inundando el territorio circunvecino, al modo que sucedió con el de Carguayraso, de que se ha hecho mencion en la primera parte. 185 Algunos dias antes que se experimentasse el infeliz sucesso de este terremoto se sentian en Lima ruidos subterraneos, unas veces como mugidos de buey y otras como tiros de artilleria, los quales, aun despues de él, dexaban oir quando con el silencio de la noche no havia otro ruido que lo interrumpiera, señales evidentes de no haverse extinguido enteramente la materia inflamable y de no haver cessado la causa de los movimientos.

186 La mucha frequencia de terremotos á que está sujeto mas que otro país aquella America meridional, y en ella Lima y todos los paises de Valles ofrecen, no menos que el assunto del que se acaba de tratar, para inquirir su causa. Varias son las que han dado los philosophos, y con toda probabilidad concuerdan los mas en que esto proviene de el esfuerzo que causan los vientos con su mucha dilatacion, tanto en los contenidos en las materias sulfureas y otros minerales como los esparcidos en las porosidades de la misma tierra, cuando, comprimidos en ellas y no cabiendo yá en el reducido espacio de sus venas, procuran salir á mayor extension, en lo qual parece no hay contradicion y que, además de la natural razon que assi lo persuade, se halla apoyado de la experiencia; pero falta que apurar en qué manera vuelven á hincharse las venas de la tierra con nuevo ayre después de haver sucedido un temblor, por cuyo medio es regular quede evaquada aquella cantidad que estaba opresa y deberia passarse mucho tiempo sin que se siguiesse otro y qual sea la razon para que unos paises sean mas dispuestos á padecer este accidente que otros, cuyos assuntos, aunque han sido tratados por otros autores, no me escusan de dar mi sentir segun comprehenda y me parezca mas verosimil. 187 La experiencia nos ha enseñado, y con mas frequencia lo hace ver en aquel país por los muchos volcanes que contienen las cordilleras que lo atraviessan, que, al rebentar alguno nuevamente, causa un grande estremecimiento en la tierra, tal que con él suelen experimentar su total ruina los pueblos adonde alcanza, como sucedió cuando rebentó el páramo de Carguayraso, segun queda advertido en la primera parte.

Este estremecimiento, que podemos con toda propiedad llamar terremoto, no sucede con tanta regularidad quando el cerro ó volcán tenia abierta boca de ante mano en otra rebentazón ó, á lo menos, el movimiento que causa en la tierra es poco, de, que se infiere que ya una vez abierta boca ó respiradero cessa en parte el estremecimiento, aunque se repita la inflamacion de la materia; lo qual parece que es muy natural respecto de que, aunque la pronta repeticion de este accidente, rarefaciendo el ayre considerablemente, hace que su volumen se acreciente mucho, como encuentra con facilidad la salida sin tener que hacer esfuerzo en la tierra para abrirsela, no causa en ella mas estremecimiento que el correspondiente al estrépito formado de una gran cantidad de ayre en la concurrencia de una salida estrecha á proporcion de la que necessita su mucho cuerpo. 188 Punto muy sabido es yá en los presentes tiempos el methodo de formarse los volcanes, y que su causa consiste en las materias sulfureas, nitrosas y otras combustibles que encierran las entrañas de la tierra, las quales, unidas entre sí y convertidas en una pasta que se prepara con el auxilio de las aguas subterraneas, se fermentan hasta un cierto punto y entonces se inflaman, y con ellas el viento que las circundaba y llenaba sus poros, de suerte que aumenta este su cuerpo excessivamente á el que tenia antes de inflamarse y produce el mismo efecto que la polvora, quando, reducida á la estrechura de la mina, se le dá fuego, pero con la diferencia de que, inflamada la polvora, se desaparece inmediatamente todo su cuerpo, y, encendido el volcán, lo queda por tanto tiempo quanto ha menester para consumir aquellas materias oleaginosas y sulfureas que abundaban y estaban de mas en el conjunto de su massa.

189 En dos maneras hemos de concebir los volcanes, unos reducidos y otros dilatados; aquellos serán donde en espacio corto hay gran cantidad de la materia inflamable, y estos, en los que una gran cantidad de materia se halla esparcida en espacio anchuroso; los primeros, propios á ser contenidos en los senos de las montañas, que son como legitimos depositos de esta materia; los segundos, como ramificacion que, saliendo de aquellos, se estienden por las llanuras y las cruzan por varias partes, aunque precisamente no tengan estas union ó dependencia de aquellos. Esto supuesto será constante; aquel país, donde los volcanes ó depositos de estas materias, como propios minerales de él, fueren mas comunes, se hallará mas beteado de ellas en las llanuras porque no hemos de imaginar que las materias de esta naturaleza solo existen en el corazon de las montañas ni que sean agenas de todo el restante territorio que les hace vecindad. Siendo, pues, mas abundante de ellas el país de que se vá tratando, está mas expuesto á los terremotos con la continua inflamacion que les sobreviene quando han tenido la correspondiente y natural preparacion para admitirla. 190 Además de la razon natural que dicta, por lo que acabo de decir, ser propio de un país que contiene muchos volcanes el que se hallen esparcidas varias ramificaciones de su misma materia en todo él, lo acredita la experiencia en el Perú porque en él se encuentran con gran frequencia minerales de salitre, azufre, vitriolo, sales, jugos y otras materias combustibles; con que, no hay duda que aquella ilacion sea legitima.

191 Es el terreno tanto de Quito como de valles, y mas este que aquel, esponjoso y hueco tal que entre sí dexa muchas concabidades ó mas poros que los que son regulares en los territorios de otros paises, por cuya razon corren subterraneas muchas aguas, y hay siempre en ellas humedad pues, como explicaré despues mas ampliamente, las aguas de los yelos que se derriten continuamente en la serranía descienden de ella filtrandose por estas porosidades y corren por debaxo de tierra, en cuyo curso tienen lugar de humedecer, unir y convertir en pasta aquellas materias sulfureas y nitrosas, las quales se preparan con su concurrencia; y aunque no sean estas allí en tanta cantidad como en los volcanes, lo son en la suficiente para que, estando aptas á inflamarse, lo hagan ararando el viento contenido en ellas, el qual, hallando facilidad de incorporarse con el que está encerrado en muchos poros y cabernas ó venas de la tierra, al passo que lo comprime con su mayor extension, lo quiere dilatar comunicandole la rarefaccion, que es regular consiguiente de la inflamacion que participa; pero no cabiendo assi en la reducida carcel que lo contiene, hace esfuerzo para salir y, á el tiempo de executarlo, estremece todos aquellos espacios por donde lo solicita conseguir y los inmediatos que tienen union ó dependencia con ellos hasta que, al fin, abre puerta por donde encuentra menos resistencia, la qual unas veces vuelve á dexar cerrada con el propio movimiento trémulo que ocasiona, y otras, abierta, que es lo que se observa en todos aquellos paises.

Quando logra la salida por muchas partes porque en todas halla una misma resistencia, suelen ser mas pequeñas las grietas ó aberturas por donde respira, y assi no quedan señales de ellas despues que ha cessado. Otras veces, quando las concabidades subterraneas son tan grandes que forman cabernas espaciosas, no solo raxan el terreno y lo dexan lleno de grietas con cada terremoto sino que tambien lo hunden por partes, y assi se ha observado varias veces, y yo lo noté cerca del pueblo de Guaranda, jurisdiccion del corregimiento de Chimbo en la provincia de Quito, en donde el año de 1744 con un terremoto se hundió de casi una vara todo el terreno del un lado de la grieta, dexando el del otro mas alto en la misma cantidad, bien que con desigualdad porque por unas partes lo quedó menos que por otras, accidente que no se havia experimentado allí hasta entonces. 192 Parece que conviene con la causa y formacion de los terremotos expressados lo que se experimenta en el ruido que les precede, y se dexa sentir brillantemente corriendo subterraneamente y imitando á los truenos quando se oyen á mucha distancia porque no puede originarse de otro fundamento que de que el ayre inflamado y rarefacto, luego que la materia se enciende, empieza á correr por las concabidades de la tierra, empujando y dilatando á un mismo tiempo el que estas contienen hasta que, no encontrando la pronta salida y desahogo que busca, despues de haverlas llenado todas, hace esfuerzo para adquirir mas ensanche y, de este modo, causa el estremecimiento con que termina.

193 Aqui es de notar que, el tiempo de romper la tierra y salir esta cantidad de ayre que estaba opreso en ella, no forma ni se vé la luz ó fuego que despiden los volcanes, y es la razon porque esta solo existe aquel instante en que la materia se inflama, y, esparciendose el ayre por todas las venas con su dilacion, se desvanece y queda despues imperceptible la luz, siendo preciso suponer que desde la inflamacion hasta que hace el efecto interviene algun tiempo, aunque sea corto; no queda tampoco llama permanente porque la materia que se inflama, á mas de no contener partes sólidas y oleaginosas como las que encierran los volcanes, el todo de ellas es muy corto respeto á la mucha cantidad de aquellos; con que, aunque hay algunas y, efectivamente, se enciendan y mantengan en este estado algun breve rato, no es suficiente para que trasciendan desde el parage donde se inflamaron hasta la superficie de la tierra, á que se agrega que, no siendo aquel donde estaba comprehendida la materia por el que con precision hace abertura para expeler la cantidad de ayre que aumentó su rarefaccion, se pierde la primera luz en los espacios que corre, de suerte que no es possible verla quando el viento llega á salir; pero, esto no obstante, se ha percibido en algunas ocasiones, y con mas frequencia que la luz el humo, bien que por lo regular se confunde este con la polvareda que se levanta de la tierra al mismo tiempo del estremecimiento. 194 Repiten los temblores á poco tiempo ó cortos dias despues de haver sucedido uno ó otro, lo qual proviene de que, como la materia está esparcida en distintos parages, y cada una en diverso grado de perfeccion para inflamarse, sucede la inflamacion en una porcion guando está apta para ello y despues en otra quando se halla en igual disposicion.

De aqui nace lo que se experimenta, esto es, que suele dar un remezon la tiera y dentro de algunas horas seguir con otro mas fuerte y assi hasta dos y aun tres porque primero se inflama aquella cantidad que adquirió la ultima disposicion para ello, y el mismo calor de su fuego abrevia la de las otras que todavia no lo estaban totalmente, de suerte que lo que no havia de operar hasta el cabo de algunos dias ó meses se pone en aptitud de hacer su efecto en pocas horas con el auxilio del fuego que se agrega á perfeccionarlo. Son los segundos mas recios que los primeros y causan mayor estrago porque con el fuego de la primera materia que se inflama, aunque sea poca, es bastante para apresurar la fermentacion de mucha cantidad de ella, y assi es mayor la que se inflama despues que la que primero lo fue. 195 Aunque en el verano es cálido aquel país con la moderacion que queda yá explicada, no admite ninguna especie de animales ni sabandijas ponzoñosas, y assi se vive sin pension ni cuidado de ellas; lo mismo sucede en todo lo que es Valles, no obstante haver algunos parages, como el de Tumbez y Piura, en donde es el calor casi tan sensible como en Guayaquil; por tanto, no puede provenir esta particularidad de otra razon que de la natural sequedad del clima. 196 Las enfermedades mas comunes que allí molestan la naturaleza son fiebres malignas, intermittentes y catarrales, pleuresias, constipaciones y, por este termino, otras, pero son tan frequentes que continuamente está la ciudad infestada de ellas.

Las viruelas se padecen como en Quito, que no son annuales, pero causan gran mortandad quando reynan. 197 Los pasmos son muy comunes, y raros los que escapan con vida de ellos. Este accidente, que es desconocido en Quito, se experimenta en todo Valles, aunque mas peligroso en unas partes que en otras; algo se ha dicho de él en la descripcion de Cartagena pero se dexaron reservadas para este lugar sus particularidades. 198 Dividese esta enfermedad en dos especies, que son pasmo comun ó parcial y pasmo maligno ó de arco, una y otra sobrevienen indiferentemente interin que la naturaleza está batallando en la crisis de otra enfermedad aguda, pero con la diferencia de que, entre aquellos á quienes ataca el pasmo comun, suelen conseguir mejoria algunos, aunque los mas mueren al quarto ó quinto dia, que es su termino; pero los que llegan á ser acometidos del maligno ó de arco, no duran mas que dos ó tres, y se vé muy rara vez que la naturaleza llegue á triunfar del accidente porque es lo comun quedar vencida dentro de este corto termino. 199 Consiste el pasmo generalmente en ponerse todos los musculos en una total inaccion, restringirse los nervios de todo el cuerpo empezando por los de la cabeza, como que, adquiriendo por su medio el tronco principal la sustancia que les sirve de nutrimento, detenida esta, porque sus conductos se cerraron, padecen todos successivamente; y assi, como aquellos perdiendo su actividad no pueden contribuirle las funciones de su movimiento, estos, á fuerza de comprimirse, se lo niegan totalmente, á que se agrega un humor punzante que se esparce por todas las membranas y causa en ellas dolores tan intensos con la penetracion de las punzadas con que las hiere que hace intolerable su martyrio, y este lo es mas vivo siempre que le tocan para moverse de un lado á otro; las fauces se le cierran de tal suerte que no es possible passar sustancia alguna, y las quixadas en ocasiones tan fuertemente que no basta la fuerza para abrirselas.

En esta forma y sin ningun movimiento, permanece el enfermo con una continua interior inquietud, causada de los terribles dolores que en todo el cuerpo experimente, tales que, aun amorteciendolo su vehemencia, no basta para que cesse en parte la mortificacion; y assi, rendida la naturaleza de batallar con tanto enemigo, cede luego que le faltan las fuerzas para mas resistirle. 200 El pulso no siente con el pasmo parcial mas efecto que aquel que experimentaba con el achaque anterior la naturaleza, y aun no es extraño tal vez que se mitigue el absceso de la fiebre, pero en el pasmo maligno ó de arco suele tomar algun aumento acelerando la circulacion; y ó bien sea efecto del mismo humor que, desenfrenado, circula por todas partes ó del penoso sentimiento que causa hiriendo las membranas y embotando los musculos, siempre es regular en uno y otro originar modorra en el enfermo; es esta de tal calidad que, aun estando con ella, se dexa sentir la malignidad del accidente en las punzadas que, con indiferencia ya por una parte del cuerpo ó yá por otras, despiertan mas en él el dolor, y en algunos ratos con tanta violencia y actividad que le hacen volver de ella para quexarse con ayes mas lamentosos. 201 El pasmo maligno ó de arco tiene, y le dan este nombre, porque desde su principio es tanta su malignidad que empieza á sobresalir en él la restriccion de los nervios que acompañan las vertebras de la espina desde el cerebro en adelante, y, á proporcion que toma cuerpo el accidente y se exalta el venoso humor que lo produce, se constriñen mas y mas, de modo que, haciendo doblar el cuerpo del paciente contra lo natural, le obliga á formar un arco por la espalda y descoyunta todo; á este dolor, que, como se podrá considerar, es tan vehemente y grande, acompañan los que son comunes de otro pasmo; assi, su mucha violencia suele desde los principios, y es lo mas regular, privar del sentido al que lo padece y ponerle en un estado de inacción, de modo que, aun para quexarse, le falta aliento.

202 Es regular desde los principios de este accidente el padecer convulsiones, y son estas generales en todo el cuerpo, de tal suerte que á un mismo tiempo hiere el enfermo con todas sus partes; mientras las está padeciendo, se mantiene totalmente privado del sentido, y, á proporcion que la enfermedad toma mas cuerpo, son ellas de mas duracion y repetidas hasta que yá al fin, cansada la naturaleza, cessan las convulsiones, no assi la repeticion de trasponerse con la entera privacion de todos los sentidos, y es regular que tenga termino la vida en una de ellas. 203 La cura regular que se hace en este accidente es principalmente mucho abrigo, tanto en la cama como en toda la pieza, donde se procura poner lumbre á fin de que el calor abra los poros y facilite la transpiracion; repetirle diversas lavativas laxantes para modificar la interior crispatura, assi de los intestinos como de las demás partes adonde pueden llegar, y aplicar exteriormente varias unturas y cataplasmas para dulcificar las partes y facilitar los conductos por donde la naturaleza pueda deshacerse de aquel humor que la molesta, á cuyo fin y al de contener su progresso acompañan con cordiales y bebidas diureticas, no menos que con algunos baños, pero estos solo es quando la enfermedad empieza con poca actividad ó muy en los principios porque, yá quando está en el estado de su aumento, como se experimenta al segundo dia, no se practican. 204 Las mugeres padecen allí una enfermedad de suma molestia, casi incurable y muy contagiosa, que es el cancro en la matriz; y desde los principios les causa unos interiores dolores tan exorbitantes que las mantiene en un continuo é insoportable quexido.

Haceles evaquar copia de humores corrompidos y las vá enflaqueciendo y aniquilando hasta quitarles la vida; suele durarles algunos años y en ellos tener intervalos de descanso, en los quales, aunque del todo no cessa la eváquacion, se les suspende en parte, los dolores intensos se adormecen, y son capaces de manejarse y andar, pero repentinamente vuelve á su vigor, y entonces las postra del todo y las inhabilita. Es tan dissimulada ó alevosa esta enfermedad que ni el semblante la indica ni en el pulso se conoce mutacion hasta que está en todo su auge. Su contagio es tal que se estiende á otras con solo usar de los assientos que sirven de continuo á las infestadas ó de la ropa de estas, pero su comunicacion no se ha experimentado que cause perjuicio en los hombres, pues, padeciendola muchas casadas, suelen no separarse de ellas los maridos sino es quando se postran totalmente. A dos causas, entre otras, se atribuye este accidente; una es la gran abundancia de olores que usan, y puede contribuir mucho; y otra, el continuo movimiento que tienen andando en las calesas, lo qual no parece que debe tener tanta conexion con él porque, si assi fuera, todas las que andan en coches y en las naciones estrangeras á cavallo havrian de estar sujetas á padecerle. 205 Tambien es propenso aquel país á fiebres lentas ó éticas, y estas suelen cundir mas por las pocas precauciones que guardan en la ropa y muebles de lo que las padecen que por la calidad del clima. 206 El mal venereo no es menos comun en aquel país que en los demás de que yá se ha hablado porque es general en toda aquella parte de las Indias y no menos el descuido que tienen para curarlo antes que tome cuerpo, á cuyo respeto siguen allí las costumbres que son comunes en todas ellas, y por tanto inutil y escusada su repeticion.

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