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CAPITULO VI Temperamento de Quito, modo de distinguir el ibierno del verano, sus particularidades, pensiones, excelencias y enfermedades 673 ¿Quien podrá juzgar del temperamento que goza Quito si se arregla á lo natural de la especulacion imaginaria y no tiene el auxilio de la experiencia que le desvanezca los errores del juicio? O ¿quien se atreverá á persuadir, cuando le falte de aquella luz ó de la Historia, que en el centro de la zona torrida, ó en el mismo equador para decirlo mejor, no solo no incomode el calor sino que haya parages donde es el frio molesto y que en aquellos en que no es este excessivo se logra perpetuamente la comodidad de una constante primavera, donde las delicias de los campos vestidos de alegre verdor todo el año y matizados con flores, la apacibilidad del clima nada fastidioso por lo cálido ni molesto por lo frio y la inmutable igualdad de noches y dias hacen feliz un país, inhabitable al parecer por su situacion si se huviessen de atender las congeturas solas del discurso? En él se esmeró la naturaleza con tanta prodigalidad que las mismas circunstancias con que lo dispuso lo hacen muy ventajoso á los de las zonas templadas, en los quales no dexan de ser sensibles las mutaciones del ibierno y verano por la alteracion del temperamento passando yá de frio á cálido ó al contrario. 674 El medio que la naturaleza tomó para hacer un paraiso de un país como aquel consiste en un conjunto de requisitos que, si faltassen de él, ó no sería habitable ó no lo podria ser con comodidad, mediante que su concurrencia sirve para desvanecer el efecto de los rayos del sol y para morar su gran calor.

Es el principal de estos la elevacion que tiene aquel suelo respeto de la superficie del mar ó, para que mejor se entienda, de toda la de la Tierra, y con ello no solo lo es anexo el que sea menos fuerte la reflexion del calor sino el que, hallandose mas elevada en la region del ayre ó athmosphera, sean los vientos mas sutiles, la congelacion mas natural y el calor mas endeble, efectos tan propios que no dexan la mas minima duda al discurso de ser aquel principio el de su temple y es el unico de donde proceden tantas maravillas como se observan allí en la naturaleza. Por una parte, cerros muy elevados y de grande magnitud, todos emblanquecidos con el yelo y nieve que los circunda y cubre desde sus altos copetes hasta la falda; por otra, la abundancia de volcanes en que están ardiendo sus combustibles entrañas mientras se manifiestan heladas sus exteriores breñas y caidas; y por otra, la apacibilidad de los llanos, el calor de las quebradas ó cañadas y, finalmente, segun la disposicion, altura ó profundidad del terreno, tanta variedad de temperamentos quanta puede considerar el juicio desde el mas frio hasta el que en extremo lo es opuesto por lo cálido. 675 El temple que goza Quito es un medio tal que ni los calores le molestan ni son incomodos los yelos viviendo cerca de ellos. Las experiencias del thermometro darán bastante prueba de esto pues el dia 31 de mayo de 1736, á las 6 de la mañana, 1011, á las 12 y media del dia, 1014. El 1 de junio, á las 6 de la mañana, 1011; á las 12 del dia, 1013 y medio.

A esto se agrega la igualdad que permanece todo el año, siendo casi imperceptible la diferencia de unos dias á otros; assi, las mañanas son frescas, lo restante del dia, templado, y las noches, de un temperamento agradable, motivo porque no tiene fijeza el vestuario que allí se acostumbra, y es comun ver á unos vestidos de seda ó cosas delgadas mientras otros lo están de paño y tela de mas abrigo, sin que moleste el frio á aquellos ni sientan demasiado calor estos. 676 Los vientos que allí reynan son continuos y saludables pero nada fuertes; y aunque lo mas regular es que soplen por el sur á norte, tambien se experimentan por otras partes sin respeto á la estacion del año; la permanencia con que se gozan por cualquiera de ellas, re-frescando la tierra de continuo, la mantiene essenta de que los rayos del sol lleguen á hacer impression demasiada ó, al menos, que sea sensible con incomodidad. Si á estas excelencias no contrapesaran algunas pensiones á que está sujeto aquel país, pudiera tenerse por el mejor de toda la Tierra pero descaece tanto á vista de ellas que llegan á disminuirse los quilates de su bondad con los accidentes que la indisponen, bien sea por los formidables y continuos aguaceros, bien por las espantosas y horribles tempestades de truenos, rayos y relampagos ó bien por los impensados temblores que se experimentan quando está mas distante la imaginacion. 677 Es allí regular ser apacibles los dias todo el discurso de la mañana hasta la una ó dos de la tarde, manteniendose el cielo alegre, el sol hermoso y toda la athmosphera despejada; pero desde esta hora empiezan á levantarse vapores, se entolda todo el cielo con renegridas nubes, y estas se convierten en tempestades furiosas de relampagos, truenos y rayos, con cuyo estrépito no solo se estremecen aquellos vecinos cerros sino que sus efectos se suelen experimentar en desgracias que se hacen sentir en la ciudad, y, por ultimo, precipitadas las nubes, se deshacen en copiosa lluvia, tal que en termino muy corto se hacen rios las calles y lagunas las plazas, no obstante su pendiente; assi se suele mantener h asta que, el sol immediato á terminar su carrera en aquel emispherio, vuelve á serenarse el tiempo, á aclarar la athmosphera y á descubrirse el cielo con la misma apacibilidad que tuvo antes.

Es verdad que á veces tambien se observa continuar las lluvias todo el espacio de la noche, alargarse hasta la mañana y aun passar tres ó quatro dias seguidos sin dexar de llover. 678 Ni es esta regla tan precisa que no admita tambien por el contrario el intervalo de tres, quatro, seis y hasta ocho dias en serenidad, aunque lo regular es, despues de haver llovido seis ú ocho dias en la forma que queda explicado, seguir dos ó tres en que no sucede, y debaxo de un prudente computo se puede hacer juicio que solo una quinta ó quarta parte de los dias en el año será de tiempo bueno interpelado con el contrario. 679 La distincion de ibierno y verano admitida en aquel clima consiste en una muy corta diferencia que se nota entre uno y otro; desde el mes de diciembre hasta el de abril; mayo ó junio es el tiempo que llaman ibierno, y los restantes meses componen el verano. En el primer intervalo son mas comunes las aguas, y en el segundo suelen mediar mas dias bonancibles entre los de lluvias; siempre que se suspenden estas por mas tiempo que el de quince dias se vé aquella ciudad llena de plegarias y rogativas publicas para que vuelvan; y quando continúan sin intermission, se repiten con el fin de que se acaben porque de la sequedad se originan enfermedades y achaques graves y peligrosos, y de la continuacion de las aguas, no dando algunos dias de treguas para que el sol oree la tierra, se sigue el perderse las sementeras, y assi viven aquellas gentes en un incesante desasossiego.

Además del beneficio que dispensan allí las lluvias, moderando el intenso calor de los rayos del sol, son de grande utilidad para la limpieza de las calles y plazas de aquella ciudad, que abundan mucho de todas inmundicias por el desaseo de la gente ordinaria y porque á todas horas, tanto hombres como mugeres, las tienen reducidas á muladares. 680 La disposicion de aquel país á los terremotos ó temblores de tierra no es menos penosa que las antecedentes pues, aunque en la realidad no son tan frequentes como en otras ciudades de las Indias, no dexan de sentirse de tiempo en tiempo, y entre ellos algunos muy violentos. Interin permanecimos en aquella ciudad y jurisdiccion, huvo con particularidad dos, á cuya fuerza se arruinaron las casas de algunas haciendas y se causaron las desgracias de quedar sepultadas en sus ruinas muchas personas que se hallaban dentro. 681 A la calidad de su temperamento se le debe atribuir una particularidad que lo puede conducir á un no pequeño grado de estimacion. Tal es la pureza de aquel ayre y el ser tan contrario este á la procreacion de insectos que no solo no se ven allí mosquitos de los que mortifican con la picada en los temples calientes pero ni aun los conocen aquellos habitadores; las pulgas no incomodan por ser muy raras, y á este respeto es casi essenta de toda especie de insectos que no solo no se ven allí mosquitos de los que mortifican con la picada en los temples calientes pero ni aun los conocen aquellos habitadores; las pulgas no incomodan por ser muy raras, y á este respeto es casi essenta de toda especie de insectos y sabandijas, no conociendose allí ninguna ponzoñosa ni haviendo de los primeros mas que el pique ó nigua, de las mismas especies que dexo yá en otra parte explicadas.

682 Aunque no se entienda allí en su propio sentido el nombre de contagio ni el de pasta porque nunca se ha experimentado en lo que se estiende aquella America, suele haver algunas enfermedades que lo parecen, y son muy comunes en él con el disfraz de fiebres malignas ó tabardillos y pleuresías ó costados, accidentes que en ocasiones causan gran mortandad, siendo un dissimulado contagio en el que se halla aquella ciudad quando reynan. Experimentese otro que llaman mal del valle ó vicho, y es tan comun este que en los principios de qualquiera enfermedad aplican los adequados medicamentos para curarlo por ser regular el recaer en él á los dos ó tres dias de fiebre. Mr. de Jusieu asseguraba que muchas veces aplican el remedio á los que están libres de la enfermedad, la qual consiste, segun su sentir, en la cangrena formada en el intestino recto; y es cierto, segun él mismo, que se padece mucho de ella en aquel clima y que la cura es necessaria para contener el progresso del accidente, quando ha acometido en la realidad, y esto sucede mas regularmente que en otras ocasiones en las de padecer dissenteria de igual especie; pero como aquella gente vive impressionada en el juicio de que no haya accidente donde falte el de el vicho, es indefectible su cura, y esta, muy violenta por reducirse sus medicamentos á limón sutil, mondado hasta descubrir su jugo, polvora, ají ó pimiento molido, de lo qual, hecha una bola, la introducen por el annus y tienen cuidado de mudarla dos ó tres veces al dia hasta que lo juzgan libre de aquel peligro.

683 La enfermedad venerea es tan comun que serán muy raras las personas que no participan de ella, bien que en unas haga mas efecto que en otras y en muchas no se manifieste exteriormente. Assi, se nota que las criaturas pequeñas, incapaces de haverlo contraido por sí, ó bien por su corta edad ó por su sexo y calidad, adolecen de los mismos accidentes que son regulares en los sugetos de pervertidas costumbres, y por esto no es assunto sonrojoso ni oculto el de tal indisposicion. La principal causa de estar tan estendido es por no reducirse á cura formal, el temperamento es propicio para los que están picados de él, y assi resiste la naturaleza á la malignidad del humor mas que en otros países, por lo que, no son muy frequentes los exemplares de que lleguen á postrarse con él ni de que quieran sujetarse á cura perfecta. No hay duda que en alguna manera les deba acortar la vida, pero no es tanto que se haga sensible, y suelen llegar hasta setenta años ó passar algunos de esta edad sin que les haya faltado el mal heredado y el contraodo desde sus tiernos años. 684 Quando reynan los vientos del norte y nordeste, que son los mas frios por passar algunos páramos nevados que caen acia aquella parte, se padecen catarros, que allí llaman pechugueras, y toda la ciudad está inficionada de este accidente, que es de bastante molestia. Entonces, es el temperamento algo desabrido pues en las mañanas se dexa sentir el frio mas de lo regular, y se necessita de abrigo, pero cessa esto desde que entra bien el dia.

685 Assi como ni en Quito ni en toda la extension de la America meridional se experimentan los estragos de la peste que tan horribles suelen ser en Europa y otras partes, del mismo modo es allí en los perros desconocido totalmente el mal de la rabia que con tanta frecuencia les suele acometer acá; y aunque de aquella tengan alguna idea en las enfermedades que se le semejan en los efectos, yá que por ello dan allí el nombre de peste, no assi de la rabia porque ignoran enteramente todas sus particularidades, y los efectos lastimosos que ocasiona su veneno son estraños para aquellas gentes. En su lugar, están sujetos los mismos perros á una enfermedad que se puede comparar á las viruelas de los racionales porque, siendo cachorros, les da á todos ó es raro el que no la participa, y, una vez que no mueren de ella, quedan libres de su repeticion; llaman también á esta enfermedad peste, y consiste en darles convulsiones en todas las partes del cuerpo, herir continuamente, perder el tino y arrojar borbollones de sangre por la boca; con lo qual, mueren los que no tienen fuerza para resistir, siendo tan comun allá este accidente que se nota su frequencia en todas las provincias y reynos de la America meridional.

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