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Datos principales


Desarrollo


Capítulo ocho Trata como, después de muerto los tepanecas a Chimalpupuca, rrey de los mexicanos, y a su hijo Teuctlehuac, ordenaron los mexicanos de alçar por su rrey de ellos al segundo hermano de Chimalpupuca, Ytzcoatl, y fue rrey Después de aber muerto los tepanecas a su rrey Teçoçomoctli y muerto asimismo a su yerno y nieto Chimalpupuca y a Teuctlezehuac, hizieron junta y cauildo los mexicanos, diziendo: "Señores mexicanos chichimecos, ya abéis bisto la gran traiçión y crueldad que an usado estos tepanecas, y abernos muerto nro rrey y su hijo y nieto de ellos. No a quedado sin rraíz del propio tromco del rrey Acamapichtli, que otros hermanos quedan. Por eso, mexicanos, determinemos de alçar nueuo rrey tre nosotros a uno de ellos, y mirá lo que os paresçe, porque no quede esta rrepública mexicana sin cabeça ni gouierno, será ocasión los comarcanos nos bengan a conquistar, y para quitar esta ocasión pongamos por nro rrey a Itzcoatl, su hermano". Y así, por este conçierto y acuerdo hecho, alçaron por rrey a Itzcoatl, segundo hermano de Chimalpupuca. Puesto y asentado su trono y magestad conforme su usança y manera, puéstole en el lado derecho en el suelo su justiçia, un arco y flechas, le comiençan luego los mexicanos a hazer rreuerençia y prática, diziendo: "Nieto muy preçiado y querido nro y de toda esta rrepublica mexicana, mirá que este cargo y trauajo que agora tomáiz le tubieron y trujeron uros antepasados a cuestas, mirando, gobernando y haziendo justiçia y mirando, acreçentando la casa de Huitzilopuchtli abusión tetzauhteutl, mirando con prudençia, humildad a los biexos, biexas, niños, niñas; las adbersidades sobre bos an de benir, como lo sufrieron los tales biejos y uros antepasados, que ya la noche y aires los sometieron debaxo de la tierra, lo que susçederá por todos nosotros, porque, al fin, es obligaçión obligatoria abéis de morir por ura patria, naçión y proximidad según nra calidad, 8v rregla tenemos nosotros uros padres, abuelos que al presente somos".

Y con esto quedó su asiento, lugar de judicatura y audiençia. Y primeramente hizo su umillaçión y adoramiento al dios abusión (tetzauh) Huitzilopochtli. Y entendido por los tepanecas el nueuo rrey puesto y elegido, rresçibieron gran dolor y pesar todos ellos en sus coraçones, con malas yntinçiones y rrencor tenían. E luego propusieron tener guerra contra los mexicanos y pusieron su rraya y término y juridiçión de guarda y segura, y de que nengún mexicano se les fuese y escapase de la bida. Pusieron su gente de guerra en la parte que llaman Nonohualco Xoconochpalyacac y en Maçatzintamalco y en Popotlam, en todas estas partes pusieron guardas y gente de guerra para este efecto. Biéndose los mexicanos començados de tomar armas y defenderse de los tepanecas, espeçialmente berse çercados de los tepanecas, rresçibieron gran dolor y coraje los mexicanos con esto, los hijos de Acamapichtli y Huitzilihuitl, que quedaron sin el mayor que mataron, y todos los prençipales y mayorales de los mexicanos, y dixeron: "Señores, nosotros somos pocos y estamos metidos en estrechura y en tierras agenas de los tepanecas. De mi albedrío digo será bien que para conseguir libertad a las pobres mugeres, niños y biexos y tanbiém nosotros, que nos sometamos a los tepanecas y lleuemos el abusión ydolo de Huitzilopochtli allá, que, puestos y salidos de esta laguna, acordaremos lo que más nos conbengan a todos. Y hablo a todos en general, nro rrey y señor y a todos prençipales que aquí estamos.

Mirá bosotros lo que os paresçiere para que bien sea, y para conseguir libertad todos hablen y tómese el más sano conçejo". Y los que esto dixeron fueron Ecoçe? y Tecalle y Tlatzitzin. Rrespondieron los otros: "Será sano conçexo este de lo que dizen nuestros padres. Rrespondé lo que a bosotros os paresçe dexar en poder ajeno a nro dios tetzauh Huitzilopochtli. Sobre ello no nos subçeda otro peor partido". Respondió de la otra parte Atenpanecatl Tlacaeleltzin: "¿Qué queréis hazer, mexicanos? ¿Cómo acobardáis agora? Esperá un poco. No os atemorizéis ni espantéis con aber bisto lo que hemos de presente". Dixo el rrey Ytzcoatl: "Oydme, señores y hermanos mexicanos. ¿Ase de hazer esto que determinan los mexicanos, que emos de entrar y someternos a los tepanecas? ¿Será lo que ellos dizen o no ser sujetos los mexicanos a los de Azcapuçalco y lleuar su poder de ellos nro ydolo Huitzilopochtli? Sepamos este conçejo y acuerdo. ¿Pensáis de pasar por ello? ¿Quién será el mensajero yrá con tal enbaxada? Acordá bosotros en ello". Y con esto los mexicanos todos estauan atentos oyendo esta rrespuesta e nenguno habló en contra de ella. E rrespondió a esto Atenpanecatl Tlacaeleltzin, dixo: "Señor y rrey mío, ¿para qué soy en esta bida? ¿Para quándo me guardo de hazer serbiçio a mi rrey y patria? Yo quiero tomar la demanda de ser mensajero y si allá muriere, a la fin e de morir, con consentimy de estos nros hermanos y deudos y parientes.

Y les encargo a mi muger y hijos". A esto rrespondió Ytzcoatl, rrey, dixo: "Para siempre jamás abrá memoria de bos y tomo a mi cargo a ura muger y hijos de mirar por ellos y sustentarlos comos a mis hermanos son". 9r E luego se puso y adereçó Atenpanecatl, prençipal, a la mensajería de parte de los mexicanos, que por tener el rrenombre de Tlacaheletzin se atrebió, como dezir Gran barón de mucha cólera, prudencia y rrazón. Y así, partido, llegó a las guardas de Xoconochpalyacac, que allí estaua puesta una sola rrodela de señal de guerra y guarda de los de Azcapuçalco, e luego le llamaron por su propio nonbre, diziéndole: "Bení acá. ¿No soys bos Atenpanecatl?", porque lo conosçían. Rrespondió, díxoles: "Yo soi el que nonbráis". Dixéronle: "¿A dónde bais?" Respondió: "Soy mensajero". Dixeron los guardais: "No puede ser eso, bolueos que es por demás pasar de aquí, porque, si no os boluéis desde aquí, moriréis sin yr a donde queréis yr ni bolueros". Dixo a esto Atenpanecatl: "Sea así: "lo que queréis de mí hazer sea para la buelta quando buelua". Y así, con esto, le dexaron pasar al palaçio de tepanecas en Azcapuçalco, y luego el Atenpanecatl propuso una oraçión de su baxada, diziendo: "Rrey y señor nro, soi biado de buestro basallo Ytzcoatl, el qual dize se somete a basallaxe uro y como a tal le deuéis de rresçibir por tal y condolesçeros de uro pueblo mexicano; y se pasarán todos acá uro pueblo".

E a esto rrespondió el rrey y senado tepaneca, dixéronle: "Mirá, Atenpanecatl" muy bien le conosçían, "bien conozco la umillaçión y suxeçión de los mexicanos. Ya es por demás, porque están alborotados y corajudos todos los tepanecas. Prestad paçiençia y bolueos con esta rrespuesta a uro rrey y hermas y rrogaréis con rruegos a las guardas de buestra libertad y seguridad de tal baxador". Y con esto se boluió Atenpanecatl por el camino de las guardas en Xoconochyacac, los quales, como le bieron: "¿Cómo benís, Atenpanecatl? Es por demás pasar sin que dexéis aquí la bida". Rrespondió el Atencanepatl, dixo: "Señores míos, yo soi mensajero que, pues e de boluer otra bes y bezes al senado tepaneca de la rresoluçión, y humildemente os rruego y suplico me dexéis con libertad". Rrespondieron las guardas: "Pues abéis de boluer, yd a la buena bentura y bolué presto, que aquí os aguardamos".

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