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Datos principales


Desarrollo


De cómo Inca Yupanqui salió del Cuzco hacia el Collao y lo que le sucedió. Como estos indios no tienen letras ni cuentan sus cosas sino por la memoria que dellas queda de edad en edad y de sus cantares y quipos, digo esto, porque en muchas cosas varían, diciendo unos uno y otros otro, y no bastara juicio humano a escrebir lo escripto si no tomara destos dichos lo que ellos mismos decían ser más ciertos, para lo contar. Esto apunto para los españoles questán en el Perú que presumen de saber muchos secretos destos, que entiendan que supe yo y entendí lo que ellos piensan que saben y entienden y mucho más y que de todo convino escribirse lo que verán, y que pasé el trabajo en ello que ellos mismos saben. Y así, dicen los orejones que, estando las cosas de Inca Yupanqui en este estado, determinó de salir del Cuzco con mucha gente de guerra a lo que llaman Collao y sus comarcas: y así dejando su gobernador en la ciudad, salió della y anduvo hasta ser llegado al gran pueblo de Ayavire adonde dicen que, no queriendo venir los naturales dél en conformidad, tuvo cautela como, tomándolos descuidados, mató a todos sus vecinos, hombres y mujeres, haciendo lo mesmo de los de Copacopa; y la destruición de Ayavire fue tanto que todos los más perecieron, que no quedaron sino algunos que después quedaban asombrados de ver tan grande maldad y como locos furiosos por las sementeras, llamando a los mayores suyos con grandes aullidos y palabras temerosas.

Y como ya el Inca hobiese caído en la invención tan galana y provechosa de poner los mitimaes, como viese las lindas vegas y campañas de Ayavire y el río tan hermoso que por junto a él pasa, mandó que viniesen de las comarcas la gente que bastase con sus mujeres a poblarlo; y así fue hecho y se hicieron para él grandes aposentos y templo del sol y muchos depósitos y casa de fundición; de manera que, poblado de mitimaes, Ayavire quedó más principal que antes; y los indios que han quedado de las guerras y crueldad de los españoles son todos mitimaes advenedizos y no naturales, por lo que se ha escripto. Sin esto cuentan más, que, habiendo ido por su mando ciertos capitanes con gente bastante a dar guerra a los de Andesuyo, que son los pueblos y comarcas questán en la montaña, toparon unas culebras tan grandes como maderos gruesos, las cuales mataban todos los que podían, tanto que sin ver otros enemigos hicieron ellas la guerra de tal arte que vinieron pocos de los muchos que entraron; y que recebió enojó grande el Inca con saber tal nueva; y estando con su congoja, una hechicera le dijo que ella iría y pararía bobas y mansas las culebras susodichas, que mal a ninguno no hiciesen aunque en ellas mesmas se sentasen. Agradeciendo la obra, si conformaba con el dicho, le mandó lo pusiese en ejecución; y lo hizo, al creer dellos y no al mío, porque parece burla; y encantadas las culebras, dieron en los enemigos y subjetaron muchos por guerra y otros por ruego y buenas palabras que con ellos tuvieron.

El Inca salió de Ayaviri, dicen que por el camino que llaman Omasuyo, el cual para su persona real fue hecho ancho y como lo vemos; y camino por los pueblos de Oruro, Asillo, Azángaro, en donde tuvo algunos recuentros con los naturales; mas tales palabras les dijo que, con ellas y con dones que les dio, los atrajo a su amistad y servicio y dende en adelante usaron de la pulida que usaban los demás que tenían amistad y alianza con los Incas y hicieron sus pueblos concertados en lo llano de la vegas. Pasando adelante Inca Yupanqui, cuentan que visitó los más pueblos que confinan con la gran laguna de Titicaca, que con su buena maña los trajo todos a su servicio poniéndose en cada pueblo del traje que usaban los naturales, cosa de gran placer para ellos y con que más se holgaban. Entró en la gran laguna de Titicaca y miró las islas que en ellas se hacen, mandando hacer en la mayor de ellas templo del sol y palacios para él y sus descendientes; y puesta en su Señorío, y todo lo demás de la gran comarca del Collao, se volvió a la ciudad del Cuzco con grande triunfo; a donde mandó, luego que en ella entró, hacer grandes fiestas a su usanza y vinieron de las más provincias a le hacer reverencia con grandes presentes; y los gobernadores y delegados suyos tenían gran cuidado de cumplir en todo su mandado.

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