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Datos principales


Desarrollo


En que se acaba la descripción del Río de la Plata Bien se ha entendido, como tengo declarado en el capítulo pasado, que entrando por el Río de la Plata, a mano derecha caen los ríos y provincias de que tengo hecha relación. En éste diré lo que contiene sobre mano izquierda a la parte del sur, tomando la costa del Río de la Plata, arriba en esta forma: desde el Cabo Blanco para Buenos Aires es tierra muy rasa y desabrigada, de malos puertos, falta de leña, de pocos ríos, salvo uno, que está 20 leguas adelante, que llaman de Tubichamirí, nombre de un cacique de aquella tierra. Este río baja de las Cordilleras de Chile, y es el que llaman el Desaguadero de Mendoza, que es una ciudad de aquel gobierno, que cae a esta parte de la Gran Cordillera en los Llanos, que van continuando a Buenos Aires, adonde hay desde la boca de este río, otras 20 leguas. Es toda aquella tierra muy llana, los campos tan anchurosos y dilatados, que no hay en todos ellos un árbol: es de poca agua, de mucha caza de venados, avestruces y gran copia de perdices, aunque de pocos naturales: los que hay son belicosos, grandes corredores y alentados, que llaman Querandíes; no son labradores, y se sustentan de sola caza y pesca, y así no tienen pueblos fundados, ni lugares ciertos más de cuanto se les ofrece la comodidad de andar de ordinario esquilmando los campos. Estos corren desde Cabo Blanco hasta el Río de las Conchas, que dista de Buenos Aires cinco leguas arriba, y toma más de otras sesenta la tierra adentro hasta la Cordillera, que va desde la mar bojeando hacia el norte, entrando por la gobernación de Tucumán.

Estos indios fueron repartidos con los demás de la comarca a los vecinos de la Trinidad, que es el mismo que llaman Buenos Aires. Está situada en 36 grados abajo de la Punta Gorda sobre el propio Río de la Plata, cuyo puerto es muy desabrigado, y corren mucho riesgo los navíos estando surtos donde llaman los Pozos, por estar algo distante de la tierra. Mas la Divina Providencia proveyó de un Riachuelo, que tiene la ciudad por la parte de abajo como una milla, tan acomodado y seguro que metidos dentro de él los navíos, no siendo muy grandes, pueden estar sin amarrar con tanta seguridad como si estuvieran en una caja. Este puerto fue poblado antiguamente por los Conquistadores, y por causas forzosas que se ofrecieron, vinieron a despoblarle, donde parece que dejaron cinco yeguas y siete caballos, los cuales el día de hoy han venido a tanto multiplico, en menos de 60 años, que no se puede numerar, porque son tantos los caballos y yeguas, que parecen grandes montañas, y tienen ocupados desde el Cabo Blanco hasta el Fuerte de Gaboto, que son más de 80 leguas, y llegan adentro hasta la Cordillera. De esta ciudad arriba hay algunas naciones de indios, y aunque tienen diferentes lenguas, son de la misma manera y costumbres que los Querandíes, enemigos mortales de los españoles, y todas las veces que pueden ejercitar sus traiciones no lo dejan de hacer. Otros hay más arriba, que llaman Timbúes, y Caracarás 40 leguas de Buenos Aires en Buena Esperanza, que son más afables y de mejor trato y costumbres que los de abajo.

Son labradores, y tienen sus pueblos fundados sobre la costa del río: tienen las narices horadadas, donde sientan por gala en cada parte una piedra azul o verde: son muy ingeniosos y hábiles, y aprenden bien la lengua española: fueron más de 8.000 indios antiguamente, y ahora han quedado muy pocos. Y dejando atrás el Río de Luján, y el de los Arrecifes hasta el Fuerte de Gaboto, lugar nombrado por los muchos españoles que allí fueron muertos, y pasando adelante por la ciudad de Santa Fe, de donde hay a ella otras 40 leguas con algunas poblaciones de indios, que llaman Gualachos, por abajo de esta ciudad 12 leguas entra un río, que llaman el Salado, es caudaloso, el cuál atraviesa toda la Gobernación de Tucumán, y nace de las Cordilleras de Salta y Calchaqui, baja a las juntas de Madrid y Esteco, y pasa 12 leguas de Santiago del Estero, regando muchas tierras y pueblos de indios, que llaman Tonocotes y otras naciones de aquel gobierno hasta que viene a salir donde desagua en este de la Plata. Tiene este distrito muchos indios, que fueron repartidos a los pobladores de esta ciudad, la cual está fundada en 32 grados al este con la de Córdoba. Los demás indios de esta jurisdicción no son labradores, y tienen por pan cierto género de barro, de que hacen unos bollos, y metidos en el rescoldo se cuecen, y luego para comerlos los empapan en aceite de pescado, y de esta manera los comen, y no les hacen daño ninguno. Todas las veces que se les muere un pariente, se cortan una coyuntura del dedo de la mano, de manera que muchos de ellos están sin dedos por la cantidad de deudos que se les han muerto.

De aquí adelante, salen otros ríos poblados de indios pescadores, hasta una laguna que llaman de las Perlas, por haberlas allí finas y de buen oriente con ser de agua dulce, aunque hasta ahora no se ha dado en pescarlas, más de las que los indios traen a los españoles, aunque por ser todas cocidas, pierden mucho de su buen lustre y estima. De aquí a la ciudad de San Juan de Vera hay seis leguas, de la cual en el capítulo pasado hice mención, donde tiene frontero de sí el puerto de la Concepción, ciudad del Río Bermejo, que dista del río 44 leguas hacia el poniente. Tiene esta ciudad en su comarca muchas naciones de indios, que llaman comúnmente Frentones, aunque cada nación tiene su nombre propio. Están divididas en 14 lenguas distintas, viven entre lagunas, por ser la tierra toda anegadiza y llana, por medio de la cual corre el Río Bermejo, que es muy caudaloso, y sale nueve leguas más arriba de la boca del Río Paraguay, el cual tiene su nacimiento en los Chichas del Perú, juntándose en uno el Río de Tarija, el de Toropalca, y el de San Juan, con el de Homagua y Jujuy, en cuyo valle está fundada la ciudad de San Salvador en la Provincia de Tucumán, viene a salir a los Llanos, y pasa por muchas naciones de indios bárbaros, dejando a la parte del norte en las faldas de la Cordillera del Perú, los indios Chiriguanas, que son los mismos, que en el Río de la Plata llamamos Guaraníes, que toman las fronteras de los corregimientos de Mizque, Tomina, Paspaya y Tarija.

Esta gente es averiguado ser advenediza de la provincia del Río de las Plata, como en su lugar haremos mención, de donde venidos, señorearon esta tierra, como hoy día la poseen, destruyendo gran parte de ella, excepto la que confina con la gobernación de Tucumán, por ser montuosa y cerrada, y los indios que por allí viven son belicosos, y todos los más de ellos Frentones del distrito de la Concepción, la cual como dije, está poblada sobre este Río Bermejo. Y dejándole aparte, siguiendo el Paraguay arriba, a la misma mano, hay algunas naciones de gente muy bárbara, que llaman Mahomas, Calchinas y Mogolas, y otras más arriba que se dicen Guaycurúes, muy belicosas, las cuales no siembran, ni cogen ningún fruto de semilla, de que se puedan sustentar, sino de caza y pesca. Estos Guaycurúes dan continua pesadumbre a los vecinos de la Asunción, que es la ciudad más antigua y cabeza de aquella gobernación; y sin embargo, de tener mucha gente de españoles e indios, con la comarca muy poblada, han sido poderosos para apretar esta República, de suerte que han despoblado más de 80 chacras y haciendas muy buenas de los vecinos, y muértoles mucha gente, como en el último libro se podrá ver. Abajo de esta ciudad cuatro leguas, entra de la parte del poniente otro río, que llaman los de aquella tierra Araguay, los Chiriguanas de la Cordillera le dicen Itia, y los indios del Perú, Pilcomayo. Nace en los Charcas, de entre las sierras que distan de Potosí y Porco para Oruro, juntándose con él muchas fuentes sobre el río de Tarapaya, que es la ribera donde están fundados lo ingenios de plata de la Villa de Potosí, y volviendo al leste, va a juntarse con el río Cachimayo, que es de la ciudad de la Plata; y bojeando al mediodía hacia el Valle de Oroncota, entrando por el corregimiento de Paspaya, dejando a la izquierda el de Tomina, cortando la gran Cordillera general, sale a los llanos, donde va por muchas naciones de indios los más de ellos labradores, aunque los pueblos de la parte del norte, que comúnmente llaman de los Llanos del Manso, los han consumido los Chiriguanas, y corriendo derecho al leste viene a entrar al del Paraguay, haciendo dos bocas frente a la Frontera, distrito de la Asunción, cuatro leguas de ella, en cuya comarca hay muchos pueblos de indios Guaraníes, donde los españoles antiguos tuvieron puerto, comunicación y amistad con ellos.

Está esta ciudad fundada sobre el mismo Río del Paraguay, en 25 grados de la equinoccial, es tierra muy fértil y de buen temperamento, abundante de pesquería, caza y de mucha volatería de todo género de aves; es sana en todo lo más del año, excepto por los meses de marzo y abril, que hay algunas calenturas y mal de ojos. Da todo género de frutas de Castilla, y muchas de la tierra, en especial viñas y cañaverales de azúcar, de que tienen mucho aprovechamiento. Empadronáronse en la comarca de esta ciudad 24.000 indios guaraníes, que fueron encomendados por el gobernador Domingo Martínez de Irala, a los conquistadores antiguos. Van poblando los naturales y encomiendas de este distrito a la misma mano, río arriba, hasta la provincia de Jerez, gozando de muchos ríos caudalosos, que entran en este del Paraguay, como son Jejuí, Ipané, Piraí, donde en esta distancia, a mano izquierda, como vamos, hay otras naciones de indios que llaman Parúes y Payaguás que navegan en canoas gran parte de aquel río hasta el puerto de San Fernando, donde comúnmente tienen su asistencia en una laguna, que llaman de Ayolas, 120 leguas de la Asunción, y arriba de ella está el paraje de Santa Cruz de la Sierra, gobernación distinta, aunque esta ciudad fue poblada por los conquistadores del Río de la Plata; cuya provincia el primero que la descubrió fue Juan de Ayolas, y después la sojuzgó el capitán Domingo Martínez de Irala, donde halló en aquella tierra mucha multitud de indios labradores en grandes pueblos, aunque el día de hoy todos los más son acabados y consumidos.

Esta ciudad de Santa Cruz está con la de Jerez de leste a oeste, 60 leguas del río, y la de Jerez 30 a mano derecha, la cual está ciento y tantas leguas de la Asunción. Tiene su fundación sobre un río navegable y caudaloso, que llaman los naturales Botetey, y está de la equinoccial 20 grados, tiene muy buenas tierras, está dividida en alta y baja, hay en ella muchas naciones de indios, que todos son labradores. Los que habitan en lo alto, se llaman Cutaguas y Curumias, todos de una costumbre y lengua, gente bien inclinada, y no muy bárbara; no usan ningún género de brebaje que los embriague, aunque los de abajo tienen muchos: hablan diferentes lenguas, y están poblados entre ríos y lagunas, los cuales además de las cosechas de legumbres que cogen, tienen cerca de las lagunas tanto arroz silvestre, de que hacen muy grandes trojes, y silos, que siempre se hallan provistos de este gran sustento: cogen en toda aquella provincia mucho algodón, que sin beneficio alguno se da en cantidad; y es tanta la miel de abeja silvestre, que todos los montes y árboles tienen sus colmenas y panales, que sacan gran cantidad de cera, y se aprovechan de ella en las gobernaciones del Paraguay y Tucumán. Es abundante de pastos, donde se cría todo género de ganados, y muy fértil de pan y vino, y de todas las legumbres y semillas de Castilla. Finalmente es una provincia de mucha estima y de las más nobles y ricas de aquella gobernación, porque a la falda de una Cordillera, que parte aquella tierra en alto y baja y viene bojeando desde el Brasil, se han hallado minerales de oro con muchas muestras de metales de plata.

De esta provincia que va al leste, se sabe haber Pigmeos, qué habitan debajo de la tierra, y salen en los campos rasos, y a la parte del norte van continuados muchos pueblos de naturales hasta la provincia de los Colorados, junto con los que llaman de los Partis, que descubrieron los de Santa Cruz de la Sierra, que está distante de Jerez ciento treinta leguas, donde es cosa cierta haber gran multitud de naturales, divididos en 14 comarcas muy pobladas, así a la parte del norte como a la del leste y mediodía, con fama de mucha riqueza. Y volviendo a proseguir el Río del Paraguay arriba desde el paraje de Santa Cruz hasta el puerto que llaman de los Reyes, hay algunos pueblos y naciones que navegan el río hasta unos pueblos de indios llamados Arejones, los cuales viven dentro de una isla, que hace este río de más de diez leguas de largo, dos y tres de ancho. Es en fin esta amenísima tierra abundante de mil géneros de frutas silvestres, y entre ellas uvas, peras y aceitunas: tiénenla los indios toda ocupada de sementeras y chacras, y en todo el año siembran y cogen sin hacer diferencia de invierno ni verano, siendo un perpetuo temple y calidad, son los indios de aquella isla de buena voluntad y amigos de españoles; llámanles Orejones, por tener las orejas horadadas, en donde tienen metidas ciertas ruedecillas de madera, o puntas de mates que ocupan todo el agujero. Viven en galpones redondos, no en forma de pueblos, sino cada parcialidad de por sí: consérvanse unos con otros en mucha paz y amistad.

Llamaron los antiguos a esta isla el Paraíso Terrenal, por su abundancia y maravillosas calidades que tiene. Desde aquí a los Jarayes hay 60 leguas, río arriba, la cual es una nación de más policía y razón de cuantas en aquella provincia se han descubierto. Están pobladas sobre el mismo Río Paraguay: los de la parte de Jerez, se dicen Jerabayanes, y los de Santa Cruz de la Sierra se llaman Maneses, y todos se apellidan Jarayes, donde hay pueblos de estos indios de seis mil casas, porque cada indio vive en la suya con su mujer e hijos. Tienen sujetas a su dominio otras naciones circunvecinas, hasta los que llaman Turtugueses, son grandes labradores, y tienen todas las legumbres de las Indias, muchas gallinas, patos, ciertos conejillos y puercos, que crían dentro de sus casas; obedecen a un cacique principal, aunque tienen otros muchos particulares, y todos están sujetos al Manes, que así llaman a ese Señor: viven en toda forma de República donde son castigados de sus caciques los ladrones y adúlteras; tienen aparte las mujeres públicas, que ganan por su cuerpo, porque no se mezclen con las honestas, aunque de allí salen muchas casadas, y no por eso son tenidas en menos; no son muy belicosos, aunque prudentes y recatados, y por su buen gobierno, temidos y respetados de las demás naciones. Han sido siempre leales amigos de los españoles, tanto que llegando a este puerto el Capitán Domingo Martínez de Irala con toda su armada, fue de ellos bien recibido, y dieron huéspedes a cada soldado, para que les proveyesen de lo necesario, y siéndolo forzoso hacer su entrada de allí por tierra, les dejó en confianza todos los navíos, balsas y canoas que llevaban, con velas, jarcias, áncoras, vergas, y los demás pertrechos que no podían llevar por tierra, y al cabo de 14 meses, que tardaron en dar vuelta de su jornada, no les faltó cosa ninguna de las que dejaron en su poder.

Desea mucho esta gente emparentar con los españoles, y así les daban de buena voluntad sus hijas y hermanas, para que hubiesen de ellos generación: hablan de una lengua muy cortada, y fácil de aprender, por manera que con facilidad serían atraídos a la conversión y conocimiento de Dios. De esta provincia adelante hay otras poblaciones de gentes y naciones diferentes, hasta el Calabrés que es un cacique guaraní, que dista como 60 leguas, donde se juntan dos ríos, uno que viene de la parte del leste, y otro del poniente, d e aquí adelante no se ha navegado, puesto, que hasta estos ríos han llegado bergantines y barcos; y por ser pequeños y de poca agua, no han entrado por ellos los españoles; lo que de noticia se tiene es que por aquella parte hay muchas naciones de indios, que poseen oro y plata, en especial hacia el norte, donde entienden cae aquella laguna, que llaman del Dorado. También se ha sabido que hacia el Brasil hay ciertos pueblos de gente muy morena y belicosa, la cual ha entendido ser negros retirados de los portugueses de aquella costa, que se han mezclado con los indios de aquella tierra, la cual es muy dilatada hasta el Marañón que coge en sí todos los ríos que nacen del Reino del Perú, desde el corregimiento de Tomina, de donde sale el río de San Marcos y se junta con el río grande, que llaman de Chungurí, y luego cerca de los llanos del río de Parapití, corriendo al norte para la ciudad de San Lorenzo gobernación de Santa Cruz, adonde le llaman el Guapay, que quiere decir río que todo lo bebe, y así bajando por aquellos llanos, va recibiendo en sí todos los ríos que salen de las faldas y serranías del Perú, como son el de Pocoma, Cochabamba, Chuquiabo, y los del Cuzco y Chucuito, hasta el otro Cabo de Quito, el nuevo reino, con que viene a hacerse el más caudaloso río de todas las indias, que sale al Mar del Norte, en el primer grado de la equinoccial, sin otro muy caudaloso, que sale más al Brasil, que llaman de las Amazonas, como parece por la traza y descripción del Mapa, que aquí pongo en este lugar, advirtiendo que no lleva la puntualidad de las graduaciones y parte, que se le debían dar, porque mi intento no fue más que por ella hacer una demostración de lo que contienen aquellas provincias, costa de mar y ríos, de que trato en el discurso de este libro, como en su descripción se contiene.

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