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Desarrollo


Capítulo 74 Trata como fueron bençidos y muertos los de Teloloapan y binieron a la obidiençia y basallaxe de la corona del ymperio mexicano En biendo que bieron el campo mexicano los de Teloloapan alçaron un alarido y bozería diziendo: "¡Mueran estos mexicanos!", y los mexicanos, como yban muy de sobreabiso, no acometieron tan de rrezio, porque no se subiesen a los çerros, haziendo que couardauan y, como llegaron los demás canpos benían apartados del campo mexicano, coxiéronles las espaldas, y danles tanta priesa y tanta grita que subía la bozería al çielo, apellidando: ¡Mexico, Mexico!, ¡Chalco, Chalco!, ¡Aculhuacan!, ¡Tacuba!, conforme el pueblo hera; y tanta priesa les dieron que yban matando, hiriendo y no prendían a nadie, y los capitanes mexicanos les dauan tantas bozes a los pueblos de Tezcuco, Tacuba, Suchimilco corriesen con gram priesa, llegan con tan gran rruydo hera espanto, y corrían los arroyos pequeños de sangre y cuerpos muertos, los traseros los yban pisando y rresbalando la sangre de los miserables de Teloloapan. Y los prençipales de ellos desde un çerrillo agrio dan bozes pidiendo misericordia, diziendo: "Señores mexicanos, çesen ya las muertes, que nos sometemos al ymperio mexicano, que en estas tierras se haze el cacao y miel, algodón, mantas, chile, pepita, todo género de fruta, que es todos estos pueblos rrosales y huertas, y lo que nos mandardes daremos". E díxoles Ahuitzotl: "¿Prometéis de guardar y cunplir lo que abéis dho y prometido?" Tornaron a rreplicar que sin eçeder un punto lo guardarán y cunplirán.

Haze luego audiençia y acuerdo Ahuitzotl con todos los capitanes mexicanos sobre ello y, abidos su acuerdo, manda çesar el conbate tre todos los capitanes e luego se entran en el pueblo los prençipales y capitanes en el palaçio de ellos. Bienen luego los yndios de Teloloapan y danles de comer cunplidamente y preséntanles maçorcas de cacao, frutas de todo género y cantarillos de miell de abexas. Comiençan luego de benir fardos o cargas de cacao, mantas, papel y mantas de a quatro braças muy rricas, pepita, chile fardos, e dízenle a Ahuitzotl 100r Ahuitzotl, rrey, que el tributo de su cacao an de ser cada un año quatroçientas cargas, "y lo emos de lleuar cargado a los palaçios de Mexico Tenuchtitlam, y diez cargas de muy finas mantas, çinco cargas de naguas rricas para mugeres, otras çinco cargas de hueipiles; y con esto serbiremos, pues otra cosa aquí no se haze y cría, ni más tratamos". Con esto fue Ahuitzotl contento y sosegáronlos y baxaron de las sierras las mugeres, biexos, niños. E preguntó Ahuitzotl a los de Teloloapan que quántos pueblos son los rrebeldes y alçados. Rrespondieron que el pueblo de los de Oztoman, que es grande, les abía persuadido alçarse, que no estauan lexos de ellos, y los de Alahuiztlan por lo consiguiente. Dixeron los de Teloloapan que pues era su padre y madre Mexico Tenuchtitlan que los quería lleuar y guiar, e mandóles Ahuitzotl que antes que de allí partiesen hiziesen matalotaje todo lo que más pudiesen.

Y hecho esto y baxados todos los que estauam subidos las sierras, que de el gran espanto de morir no abían osado de baxar a sus casas, e a terçero día, partieron de allí lleuando los de Teloloapan el matalotaxe: pinole con chile y ahuachpinolli, chilpinole, benado barbacoa asado, biscocho. Comiençan de caminar, guiándolos los del pueblo de Teloloapan todos los caminos que tenían donde trauan y salían los de Oztoman. Llegados a bista del pueblo, se comiençan aperçibir y ordenar en sus rringleras y ordenanças, tretexiendo los balerosos soldados con los bisoños para el ayuda y amparo de ellos. Dan pregón general que a fuego y sangre, que nenguno quedase a bida, ni muger ni criatura, y que la mitad por medio de los barones dexasen biuos para lleuar a Mexico y los demás todos muriesen; y por lo consiguiente y al tenor, a los de Alahuiztlam. Llegados, bían a los de Teloloapan a dezirles se biniesen de paz por escusar muertes de mugeres, niños, biexos, que con esto y darse por basallos los dexarían. Y como los de Oztoman bieron benir a los de teloloapanecas les dixeron que querían se fuesen para bellacos, que no explicasen baxada alguna, que ellos y los mexicanos abían de morir todos y cautiuar y tener por sus basallos a los de Teloloapan. Rreplicaron los de Teloloapan, dixeron: "Si por bosotros no fuera no biniéramos a lo que emos benido, morir y con fuerça tributar. ¿Nosotros no eramos amigos de los mexicanos? Quando benían a sus grangerías les dáuarnos aguamanos, de comer, beuer cacao muy bueno, y ellos nos querían y tratauan como a hermanos y a hijos, nos traían de lo que se haze la laguna mexicana, patos salados, pescado, rranas, johuiles, yzcahuitle, y finalmente todo allá se haze y cría, y por bosotros lo emos perdido; y agora que de fuerça los emos de querer y rrebençiar y rregalar".

E dijeron los de Oztoman que no abían de tributar, que antes querían morir muerte mala. Con esto alçan un alarido y los de Teloloapan le explican la rrespuesta de los de Oztoman. Manda luego el rrey Ahuitzotl. Oydo el sonido de la corneta o caracol, alçan los mexicanos un alarido tan grande y acometen tan balerosamente çerca de su propio pueblo, y en llegando muy çerca de ellos ban diziendo a bozes: "Aquí en uras tierras os emos de desollar y lleuar uros cueros a Mexico". Y con esto, acometem 100v tan fuertemente que les rrompieron su muro y fortaleza, paredón muy ancho, y luego, como llegan, le ponen fuego al templo de los de Oztoman, comiençan de matar en ellos como si fuesen pollos. Daua bozes el rrey Ahuitzotl diziendo: "No mueran los muchachos y muchachas, que esos lleuaremos a Mexico, y todos los demás que no quede nenguno a bida, y los mançebos y moças yrán a Mexico de por sí para la onrra del tetzahuitl Huitzilopochtli". Dicho esto, no çesauan las otras naçiones de prender y atar, y las mugeres, moças, niños alçauan gemidos, bozes llamando a sus padres y madres, y los mexicanos muy carniçados de matar a sus padres y madres y a ellos de prenderlos. Hecho esto, descansaron, teniendo delante su presa, que nenguna piedad abía en ellos. Llegáronse los de Teloloapan, dizen al rrey Ahuitzotl: "Señor, bien será que luego esta noche se pierda y consunma el pueblo de Lahuiztlan". Rrespondió el rrey Ahuitzotl, díxoles: "Tanbién quiero bais a ellos y les digáis de mi parte que se bengan a mí, scuse muertes de tantas gentes, mugeres, niños, biexos, que les haré buen tratamiento".

Dicho esto, al cuarto del alua llegan a las fortalezas de los de Alahuiztlan y les explican la baxada. Oydo por ellos, rresponden que qué dezían ellos, que no querían, sino que su pueblo y ellos abían de acabar todos las bidas antes ser tributarios de nadie, "y pues una bez tomamos nras armas las manos, ya es por demás dexallas sosegar, sino exerçitallas los mexicanos". Bueltos los mensajeros, les dizen a Ahuitzotl que no quieren sino morir. Manda luego Ahuitzotl tomen luego las armas todos e dixéronle los prençipales mexicanos capitanes que no del todo los acabasen de matar, stauan pobres los mexicanos, caminando tan largo camino, cansados, sino que la guerra, después de muerto a los balientes y biexos, biexas, los moços, moças, niños lleuasen presos por sus esclauos para el prouecho dellos, no fuese balde su trabaxo, de que fueron el rrey Ahuitzotl y prençipales muy contentos. Dexando asolado el pueblo de Alahuiztlan, buelben otra bes a segundarles con la paz y bisto no querer, dixeron que eran por demás palabras y con esto, alçan una bozería y grita y los mexicanos con profunda rrabia arremeten a ellos. Y el rrey Ahuitzotl con todos los balerosos prençipales, yendo en medio, bio benir para él un baleroso chichimeca y base el uno para el otro, y el rrey, con una furibunda rrabia de beer que le benía cometer, hurtándole el cuerpo y el golpe, rrebuelue a él y de una grande cuchillada le abrió la cabeça en dos partes, los prençipales se espantaron de beerle hazer tal golpe.

Y con esto cobró tanto animo y esfuerço que yba tremedias de los suyos, que de uno o dos golpes los dexaua atrás muertos. Fue tanta la matança que corrían arroyelos de sangre en delgaditos cañuelos de tierra adonde corría la sangre, que uno ni nenguno quedó a bida, todos rrebueltos los cuerpos, biexos, moços, muchachos, biexas, moças, niñas. Quedó asolado el pueblo. 101r Dexando primero los que luego al prençipio fueron prendiendo todos los pueblos, dixo Ahuitzotl que los cautiuos de cada pueblo se contasen todos y contados los cuerpos muertos y los cautiuos, se hallaron quarenta y dos mill, "macuilxiquipilli ypan macuiltzontli" Tornando a rrecontar bien los presos, se hallaron otros dos mill más, fueron quarenta y cuatro mill por todos, con dozientas donzellas más. Bisto esto los de Teloloapan y los de Oztoman, comiençan de llorar ate el rrey Ahuitzotl, diziendo: "Señor, esto está acabado y es gran lástima dexar tanta summa de cacao por cojer las sementeras de los muertos y presos. Mandad se coxa y se lleue y la summa de géneros de frutales". Dixo Ahuitzotl le plazía y hecho esto, biene marchando el campo con la presa y despoxo. Llegan al pueblo de Çunpahuacan y allí le binieron a rresçibir los uezinos de Cuyuacan y luego binieron a este rresçibimiento los de Nuchtepec, y Tzacualpa y Teotlyztaque y Tasco y los de Ychcateopan y Çicozcatlan, Yztapa, Coatepec, finalmente, todos los pueblos de aquellas partes, con bastimentos.

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