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Datos principales


Desarrollo


Capítulo 37 Prosigue adelante en este capítulo la fin ubo de la guerra de los cuextecas, totonacas y los demás, causadas por los tlaxcaltecas Abiendo escuchado los mexicanos los ruegos de los cuextecas y totonaques, con lloros dixeron los de la Guaxteca: "Alliende de nro tributo que de antes nos abíamos proferido a dar a la corona mexicana por los meresçimientos del muy gran dios tetzahuitl Huitzilipuchtli y por el nro rrey Monteçuma, damos de las mantas heran de las de cuaxtli a diez braças, agora dezimos las abentaxamos sean de a beinte braças cada una de largas, con todos lo demás que de antes dáuamos. Y queremos y pedimos que nros antiguos señores, heran los prençipales y señores de Tlaxcalam, sean todos muertos, que nosotros os ayudaremos con todo nro poder y balía, pues por causa y persuaçión de ellos emos sido muertos y destruidos en estas crueles guerras". Y con esto que les dixeron a los mexicanos, dixeron: "Sea norabuena de la manera que lo queréis y pedís, con yten y condiçión más que abéis de tributar más blancas esmeraldas (yztac chalchihuitl), y la plumería que abéis de dar de buestro tributo a de ser de la cola de la gran culebra andan en estos montes y orillas de la mar, llaman quetzalcoatl, que es de grandor las plumas de bara y media (çençiacatl ynichuihuiac). 43v Asimismo abéis de dar y tributar plumaxes grandes, blancos, finos y piedras chalchihuitl de todas colores y esmeraldas diferençiadas de colores".

Abiendo oydo los naturales de la Guaxteca, dixeron heran muy contentos, que todo lo daría de la manera les fue pedido y demandado el tributo, y cacao de toda calidad, algodón de toda suerte. Con esto prometido, sosegaron los mexicanos e les dixeron: "Más y con esta condiçión, que no abéis de ahuyentar ni dar abiso a los llamáuades bosotros señores, a los tlaxcaltecas, so pena que será al doble castigo para bosotros o destruiçión perpetuo y sobre todo an de yr con nosotros dos para que os tornen a traer más lo que más fuere la boluntad de nro rrey y señor Monteçuma". Y con esta rresoluçión se boluieron los mexicanos. Bueltos, fueron a hazer sacrifiçio a Huitzilopochtli y de allí fueron a hazer rreuerençia a Monteçuma y contáronle muy por estenso la manera del susçeso de la guerra y la presa de esclauos que de allá traían y los conçiertos hechos de los tributos que an de dar los quatro pueblos de Ahuiliçapan, Cuetlaxtlan, Çempoalla y Cuextlan, todos los totonaques, gentes de la mar y costas, y de la manera y ardid que abían de tener los de los dhos pueblos para coxer y dar muerte a los tlaxcaltecas por ser causa e ynduzidores de rrebueltas y rrebelión y muertes causadas a los de las costas, y asimismo contaron no aber faltado ni muerto nengún mexicano de todos los que abían ydo a la guerra, ni los comarcanos fueron con el exérçito mexicano, de que se holgó mucho Monteçuma y todos los mexicanos, y en espeçial el acreçentami del tributo que se ofresçieron los guaxtecas a dar.

Asimismo, como los señores heran de ellos, Tepeteuctli y Çe Atonal teuctli, ya no eran ellos los señores, que eran otros, que aquello se abían ydo huyendo y no paresçían, y en nombre de la corona de Monteçuma abían puesto y elexido a otros lo meresçían, y como las causas de ellos se abían conformado ambos tlaxcaltecas y abían por esta causa muerto de los mexicanos mayordomos y mercaderes y rrecogedores de los tributos, de que quedó contento Monteçuma de la benganca que los hizieron por las muertes de los mexicanos muertos y de la suxeçión y cautiberio de ellos hasta el fin y término dello lo que toca a los maçehuales y los pueblos. Y en quanto a lo que toca a los causadores de aberse conformado con los tlaxcaltecas de matar, como mataron, a tanto mexicano los dos prençipales de ellos, son Tepeteuctli y Çe Atonal teuctli, "es menester que estos tales no biuan en el mundo, sino que bíes luego a tus balerosos capitanes los bayan a matar, que ya estarán otra bes en Cuetlaxtlan y en Ahuilizapan y Cuextlan, porque çesen las guerras de los mexicanos con los de Cuextlan, que, muertos estos dos señores, está todo sosegado y no abrá traiçiones con los tlaxcaltecas". Y así, fueron luego a ello Cuauhnochtli y Tlilancalqui con otros ballientes soldados mexicanos. Llegados a la costa de Cuextlam, llegados ante ellos los senadores de aquellos pueblos, les dixeron los mexi 44r mexicanos a los basallos de las costas: "Abéis de sauer, guaxtecas, que el muy alto rrey Monteçuma que rrige, gouierna este mundo tiene dada, él y Çihuacoatl, sentençia de que a buestros señores y prençipales Tepeteuctli y a Çe Atonal teuctli an de morir y esto es sin bargo de cosa nenguna".

Rrespondieron los maçehuales, dixeron: "Señores, bosotros seáis muy bien benidos, descansad y sosegad, y lo que toca a las muertes de nros prençipales, sea mucho de norabuena pues lo manda nro amo y señor natural Monteçuma". Y luego a la ora fueron llamados y ençerrados. Dende a una ora les dieron garrote y, muertos, les arrastraron los cuerpos por señal que por la traiçión de ellos abían susçedido las guerras y muertes de ellos tan de rrota y, hecho esto, dixeron los mexicanos a los guaxtecas: "Ya abéis bisto la bengança de los que os causaron tantas muertes de bosotros. Agora rresta que alçemos a uno por señor y está aquí un pariente y hermano del rrey Monteçuma, que es el prençipal yn Pinotetl". De que fueron contentos los guaxtecas con el nueuo señor y con esto se boluieron los mexicanos a Tenuchtitlan. Llegados, contaron al rrey Monteçuma y a Çihuatl los baxadores Cuauhnochtli y Tlilancalqui el susçeso de todo lo susçedido. Juntamente trujeron el tributo del año conforme al conçierto hecho, de que se dieron los mayordomos (calpixques) por tregados de ello con cuenta y rrazón, y, abiendo dado cuenta del tributo los cuetlaxtecas a Monteçuma y a Çihuacoatl, tanbién dieron su palabra de ser fieles y leales basallos del tetzahuitl Huitzilopochtli y a la corona y señorío de Mexico Tenuchtitlan, y con esto subieron al gran cu de Huitzilopochtli y muy humildes y arrodillados besaron con un dedo de su mano la tierra del suelo señal de obidiençia.

Y los tributos que truxeron era chalchihuitl blanco fino y plumería de la propia cola de la gran culebra quetzalcoatl, que son casi de una braça de larga, y pluma blanca muy ancha y piedras finas de diuersas colores y cacao de todo género, negro y pardo (xochicacahuatl y tiçehuac), y diferentes maneras de algodón en fardos y mantas (cuachtli), de a beinte braças de largo. Bisto por Monteçuma el tributo tan cumplido, mandoles dar mantas rricas labradas a su usança y pañetes labrados (tlaamach maxtlatl), y con esto fueron despedidos los cuetlaxtecas y Monteçuma hizo partiçión de todos los tributos de todos los pueblos, de las rriquezas, plumería, piedras rricas, tomando él siempre de quatro partes de cada cosa las tres y la una rrepartía tre los demás prençipales y de las tres que a él le cauían daua la terçia parte a Çihuacoatl Tlacaeleltzin, quedando todos los mexicanos muy contentos; y por lo consiguiente los esclauos que no fueron sacrificados y asimismo de todo género de los dhos tributos se rrepartieron tre los señalados balerosos mexicanos muy ygualmente. Y de lo demás de las rrentas sobradas mandáualo guardar al mayordomo mayor de todos, que se llamaua Petlacaltzin, y así lo guardaua con gran cuidado, diligençia. Y asimismo hazía sacar al sol las armas y deuisas y plumería que tenían y lleuauan a las guerras, rrodelas rricas guarneçidas y con cueros de tigueres otras y plumería, braçeletes, espadartes, cotas mexi 44v cotas mexicanas llaman ychcahuipilli, de algodón estofado, dardos arrojadizos, baras tostadas, pellexos de abes de pluma, muy rricas cotaras doradas (catles), y de esto de abes y páxaros a las mill marabillas, son xiuhtototl, tlauhquechol, tzinitzcan, çacuam, que es cosa muy preçiada y estimada en Tenuchtitlan y por los mexicanos.

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