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Datos principales


Desarrollo


Los virreyes de México La grandeza de Nueva España, la majestad de México y la calidad de los conquistadores requerían personas de sangre y valor para la gobernación; y así, envió allá el Emperador a don Antonio de Mendoza, hermano del marqués de Mondéjar, por virrey, y se vino Sebastián Ramírez, que gobernaba bien; el cual fue después presidente de la chancillería de Valladolid y obispo de Cuenca. Fue proveído don Antonio de Mendoza el año, creo, 34. Llevó muchos maestros de oficios primorosos para ennoblecer su provincia, y a México principalmente; como decir, molde e imprenta de libros y letras; vidrio, que los indios no conocían; cuños de batir moneda. Engrandeció la granjería de seda, mandándola traer y labrar toda en México; y así, hay muchos telares e infinidad de morales, aunque los indios la procuraron poco y mal, diciendo que es trabajosa; y por ser ellos perezosos, con la mucha libertad y franqueza que tienen. Junto los obispos, clérigos, frailes y otros letrados, sobre cosas eclesiásticas y que tocaban a la enseñanza de los indios; donde se ordenó que no se les mostrase más de latín, el cual aprendían bien, y aun el español; mas no lo quieren hablar sino poco. La música la toman bien, especialmente la de flautas. Tienen malas voces para cantar por punto. Podrían ser clérigos, mas aún no los dejan. Pobló don Antonio algunos lugares a usanza de las colonias romanas, en honra del Emperador, entallando su nombre y el año en mármol.

Comenzó el muelle para el puerto de Medellín, cosa costosa y necesaria. Redujo a los chichimecas a vida política, dándoles propio, que no lo tenían ni querían, ni creo lo necesitaban. Gastó mucho en la entrada de Sibola, como ya contamos, sin tener provecho ninguno, y quedó enemigo de Cortés. Descubrió gran trecho de tierra en la costa del sur, por Jalisco; envió naos a la Especiería, que también se le perdieron. Se portó prudentemente con las ordenanzas de las Indias cuando se revolvió el Perú, por cuanto había muchos pobres y descontentos que deseaban revuelta y guerra. Le mandó ir el Emperador al Perú, con el mismo cargo de virrey, porque se vino el licenciado Gasca, sabiendo su buena gobernación, aunque le dieron de él algunas quejas los de Nueva España. No hubiese querido dejar a México, que lo conocía ni a los indios, pues se hallaba bien con ellos, y le habían sanado con baños de hierbas estando tullido; ni sus haciendas, ganados y otras granjerías ricas; ni deseaba conocer nuevos hombres y condiciones, sabiendo que los peruanos son ásperos; mas, en fin, hubo de ir, y fue por tierra desde México a Panamá, que hay más de quinientas leguas, el año 1551. Fue aquel mismo año a México como virrey don Luis de Velasco, que era veedor general de las guardas y caballero de mucho gobierno. Es este virreinato muy gran cargó en honra, mando y provecho.

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