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Desarrollo


Capítulo II De cómo el gobernador Pedrarias nombró por capitán de la mar del Sur a Francisco Pizarro y cómo salió de Panamá al descubrimiento Después de Alonso de Ojeda y Nicusa, vino por gobernador Pedrarias Dávila y estuvo algunos tiempos en la ciudad del Darien, y como se poblase Panamá y el reino de Tierrafirme, siendo primero descubierta la mar del Sur por el adelantado Vasco Núñez de Balboa y por el piloto Pero Miguel, hijo de Juan de la Cosa, según algunos dicen; tratábase sobre descubrir tierras en la dicha mar del Sur. Y como el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, que fue oficial real en el Darien, tenga tan elegante y bien escrito lo de aquellos tiempos, pues se halló presente y lo vio lo más de ello, aunque yo alcancé a tener alguna noticia y pudiera tratar algo de ello, pasaré a lo mucho que tengo que hacer, remitiendo al lector a lo que Oviedo sobre ello escribe donde lo verá bien largo y copioso. Y con tanto digo, que en tiempo que el Darien estuvo poblado, hubo de los españoles que allí se hallaron dos llamados: el uno Francisco Pizarro, que primero fue capitán de Alonso de Ojeda, y Diego de Almagro; y eran personas con quien tuvieron los gobernadores cuenta porque fueron para mucho trabajo y con constancia perseveraron en él. Quedaron por vecinos en la ciudad de Panamá en el repartimiento que hizo de indios el gobernador Pedrarias; estos dos tenían compañía en sus indios y haciendas; y sucedió que Pedrarias envió a la isla Española al capitán Zaera, para que procurase de traer alguna gente y caballos para ir a poblar la provincia de Nicaragua antes que Gil González Dávila lo pudiera hacer, porque supo que lo andaba descubriendo para poblar.

Informóme Nicolás de Ribera, vecino de la ciudad de los Reyes, que es de los de aquel tiempo y uno de los trece que descubrieron el Perú, que supo que llegado Zaera a la ciudad de Santo Domingo, contrató con un Juan Basurto para que viniese a Panamá, donde Pedrarias le haría su capitán general para que pudiese ir a la provincia de Nicaragua a poblar y descubrir; y codicioso Basurto de hacer aquella jornada, vino a Tierra Firme; él y Zaera trayendo alguna gente y caballos; y que en el ínter de esto, el gobernador Pedrarias había dado comisión para hacer la jornada dicha al capitán Francisco Hernández; de que Juan Basurto mostró sentimiento, y así lo entendió Pedrarias, y porque no tuviese su venida por perdida, platicó con él, para que, pues ya no podía ir a lo de Nicaragua, por estar Francisco Hernández proveído en el cargo, que fuese a descubrir con algunos navíos por la mar del Sur de que se tenía grandes esperanzas de hallar tierra rica. Dicen que Juan Basurto aceptó el cargo que le daba Pedrarias, y que para hacer la jornada más a su gusto, determinó de volver a Santo Domingo para traer más gente y caballos, porque en aquellos tiempos estaba desproveído el reino de Tierra Firme, y con mucha diligencia se partió para embarcarse en el Nombre de Dios, donde la muerte atajó su pensamiento y le llamó para que fuera a dar cuenta de la jornada de su vida. En Panamá, luego se supo de la muerte de este Basurto y cómo iba a hacer lo que se ha escrito; y estando en la misma ciudad por vecinos, y siendo en ella compañeros Francisco Pizarro y Diego de Almagro, que también lo era con ellos Hernando de Luque, clérigo, trataron, medio de burla, sobre aquella jornada y cuánto había deseado el adelantado Vasco Núñez de Balboa hacerla y descubrir a la parte del sur lo que hubiese.

Pizarro dio muestra a sus compañeros tener deseo de aventurar su persona y hacienda en hacer aquella jornada, de que a Almagro plugo mucho, pareciéndole que sin aventurar, nunca los hombres alcanzan lo que quieren; y determinaron de pedir la jornada para el dicho Francisco Pizarro; y así afirman los que esto saben y de ellos son vivos, que fueron a Pedrarias y le pidieron la demanda de aquel descubrimiento; y después de haber tenido sobre ello grandes pláticas, Pedrarias se lo concedió con tanto que se hiciese con él compañía para que tuviese parte en el provecho que se hubiese, y siendo de ello contentos los compañeros, se hizo por todos cuatro la compañía, para que, sacando los gastos que se hiciesen, todo el oro y plata y otros despojos se partiesen entre ellos por iguales partes, sin que uno llevase más que otro; y dio Pedrarias a Francisco Pizarro provisión de su capitán, para que en nombre del emperador hiciese el descubrimiento que de su uso es dicho. Y divulgóse por Panamá de que no poco se reían los más de los vecinos teniéndolos por locos, porque querían gastar sus dineros para ir a descubrir manglares y ceborucos. Mas no por estos dichos dejaron de buscar dineros para proveimientos de la jornada, y mercaron un navío (que estaba en el puerto, que dicen que era uno de los que hizo Vasco Núñez) a un Pedro Gregorio, y llevaron por piloto, a lo que yo supe, que había por nombre Hernán Peñate. Diéronse prisa a aderezar el navío con velas y jarcia, y de lo que más que había menester para el viaje, y procuraron allegar alguna gente de la que había en la tierra y juntaron ochenta españoles, poco más o menos, de los cuales iba por alférez Saucedo y por tesorero Nicolás de Ribera, y por veedor Juan Carvallo; y habiendo puesto a punto lo que convenía meter en el navío, fueron llevados a él cuatro caballos, no más, que se pudieron haber; y la gente se embarcó, y Francisco Pizarro, despidiéndose de Pedrarias y de sus compañeros, hizo lo mismo.

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